𝙄𝙘𝙚 𝘾𝙧𝙚𝙖𝙢

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Omniciente



—Me gustas mucho, Sofía.—

—Y tu a mi...—



Eso había pasado la noche pasada. Sofía por fin se había atrebido a confesar que ella también gustaba de el. Aunque sólo ella sabía que se había dado cuenta de ello días atrás, pero no se sentía capaz de aceptarlo. Ahora ella sabía que el dia en que lo conoció, algo cambió.
Recuerda haber pensando cuan atractivo le parecía, pero hasta ahí.
Después de todas esas veces que el le sonreía seductoramente, le hacía cumplidos y demás, poco a poco logró entender que su cuerpo respondía por ella, accediendo a sus besos a escondidas. Y ahora que ella le había confesado tal cosa, las cosas eran totalmente diferentes.

Sofia aveces puede ser extrovertida, pero en este caso, no sabía que decir o como actuar. Si, le confesó que se sentía atraída por el, pero... ¿Y ahora qué? Habrá que ver.

Sofía platicaba con la madre de Nate. Lilian se sentía culpable por lo que había pasado pero Sofia le hizo entender que no la culpaba, para nada.

El rumano interrumpió la conversación, entrando a la cocina. Inmediatamente sonrió al ver a la italiana.
Ella miró hacia la puerta e igualmente sonrió.

—Hermosas...— saludó sonriente.

—Sobrino...— Lilian le sonrió.

—Ah, Lilian ¿Dónde esta Nate?— Sebastián preguntó.

Sofia se tensó al escuchar su nombre.

—Salió desde ayer en la noche. Estoy furiosa con el pero también preocupada, no ha llamado ni nada...—

—Ya veo...—

Sofia suspiró incómoda. Igualmente estaba muy enojada con el pero a final de cuentas, seguía siendo su novio...

—Iré a hablar con su padre, si me disculpan...— suspiró.

Lilian salió de la cocina, dejandolos solos.

—Hola...— el canturreó mientras se acercaba a ella.

—Hola.— La castaña rió. El se acercó a ella y besó su mejilla.

—Dios, solo te dije que me gustabas. Tranquilizate un poco...— Sofia volvió a reír.

—¿Me puedes culpar? La mujer más hermosa de este mundo me dijo que gustaba de mi. No me sorprende... Pero me hace feliz, muy feliz.— alardeó.

—Ah ¿No te sorprende?— elevó una ceja divertida.

—No. Para nada.— negó con una sonrisa arrogante. —En cualquier momento ibas a caer en mis encantos, entonces...— elevó las cejas con gracia.

—Oh ya veo...— rodó los ojos. —Pero, se te está olvidando algo.— ladeó la cabeza y el la miró fijamente.

—Iluminame...— Sebastián susurró con voz ronca.

—Tu fuiste el primero en confesarte, así que... ¿Quién cayó en los encantos de quien?— sonrió ampliamente mientras sus cejas se elevaban constantemente.

El chasqueo los labios y rió.

Touché, preciosa.— suspiró rendido.

Ella rió al ver como el castaño negaba resignado .

ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪWhere stories live. Discover now