𝘿𝙞𝙡𝙚𝙢𝙖

838 69 0
                                    

Omniciente


Sofia no había visto a Sebastián hace exactamente dos días. No le gustaba admitirlo pero realmente le preocupaba. No quería terminar en malos términos con el. Decidió arriesgarse e ir a buscarlo, el único lugar donde ella sabía que podría encontrarlo, es en la boutique de Gina.

—Nate, ¿Podrías llevarme a la plaza?— ella le sonrió ligeramente mientras acomodaba su bolso en su hombro.

—¿A la plaza? ¿Para qué, hermosa?—

—No lo se, quiero comprar algo de recuerdo.— mintió con facilidad.

¿Y lo de dejar de mentirle a el? ¿Dónde quedó?

Está bien, de todos modos yo también iré a ver unas cosas allá.—

Sofía se tensó inmediatamente pero accedió. Ya se las arreglará para zafarse de el.
Ambos subieron al auto y el comenzó a conducir.

—¿Qué compraras?—

—A-Ah... No lo se supongo que alguna decoración para el departamento ¿Qué opinas?— le sonrió con nerviosismo.

—Me parece perfecto.— le sonrió ampliamente mientras seguía conduciendo.

Pronto ambos llegaron a la plaza, Nate detuvo el auto fuera de esta.

—¿No quieres que te acompañe?—

—¡No! No... Está bien.— respondió rápidamente mientras abría la puerta del auto.

—¿Quieres que te recoja?— la miró a través de la ventana.

—Okey, yo te llamo ¿Si?— le sonrió mientras le mandaba un beso con su mano.

—Te amo...— Nate canturreo con una sonrisa.

Pronto el volvió a arrancar, ella poco a poco vió como su auto desaparecía por el camino. Suspiró con nerviosismo y comenzó a caminar por toda la plaza.
Pasaba por los lugares, tiendas, etc. Comenzaba a preocuparse ya que no recordaba a ciencia cierta donde estaba la boutique de Gina. Pensó seriamente en llamarlo directamente a el, pero lo descartó de inmediato. Quería encontrarlo.

Miraba hacia todos lados desorientada, hasta que por fin pudo divisar el llamativo lugar donde el le había comprado ese bello vestido azul. Sonrió ligeramente, pero pronto los nervios comenzaron a sentirse en su estómago. Tragó duro y caminó hacia el lugar.

Ya que se acercó lo suficiente, pudo ver por el gran ventanal como el y Gina conversaban. Suspiró aliviada.
Entró al lugar olvidándose de sus nervios. Caminó hacia los sillones donde ambos estaban.

El estaba de espaldas y no pudo verla, pero Gina si pudo verla. Abrió los ojos y sonrió burlona, volviendo a ver al rumano frente a ella.
El la miró confundido y notó que miraba a un punto fijo detrás de el. Se giró y sintió el aire atorarse en su garganta al verla allí.

—¿Sofía...?— frunció el ceño.

—Hola...— le sonrió. —Hola Gina.— saludó a la rubia.

ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪWhere stories live. Discover now