𝙅𝙪𝙨𝙩 𝙁𝙤𝙧 𝙊𝙣𝙘𝙚...

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Omniciente

Pronto la comida fue servida para la familia Stan, comenzando así un escenario muy incómodo para Sebastián y Sofía.

Nate y Jean seguían conversando. De vez en cuando Sofía los miraba, no quería incomodar a nadie. Comenzaba a sentirse mal ya que la historia se repetía. El problema no era Jean. Sofía no pensaba de esa manera, ya que el problema no era con Jean sino con Nate.

No conocía a Jean pero suponía que era agradable, por como Nate sonreía al hablar con ella. A decir verdad, las inseguridades de la italiana salieron a flote, después de muchos años. Se preguntaba... ¿Por qué Nate no sonreía así con ella? O ¿Por qué cuando Jean aparecía, el se olvidaba de ella por completo? No lo entendia... O simplemente, lo hacía, pero no quería aceptarlo.

De vez en cuando se removía incómoda en su lugar. Por supuesto que Sebastián lo notó. Sentía su incomodidad y le enojaba bastante lo que Nate le estaba haciendo, pero no quería hacer una escena frente a todos.

Optó por distraer a la italiana, no le importaba realmente si Nate se enojaba.

—Oye...— llamó su atención.

Sofía lo miró con una pequeña sonrisa.

—¿Dónde compraste ese vestido?— le sonrió.

—¿En serio quieres saber?— Sofía sonrió confundida. El solo se encogió de hombros.

—Me gustaría saberlo...—

—¿Por qué? A los chicos no les suele importar eso.— elevó una ceja.

—No lo se. Me gustaría agradecerle a la tienda por el vestido. Aunque, tu haces que luzca hermoso.— le guiñó un ojo y ella rió.

—Es lo más tonto y lindo que me han dicho en mi vida.— la italiana rió.

—Sofía, cuéntanos donde trabajas.— Lilian sonrió y llamó su atención.

—A-Ah... Bueno, con mi mejor amiga abrí en estudio y ahi vendemos lienzos, no nos va nada mal.— asintió.

—Un momento, ¿Lienzos? O sea que tu... ¿Pintas?— Jean le sonrió.

Ella asintió.

—Eso es genial.— la morocha asintió.

—Algún día, te haré un pedido. Me encantaría tener una pintura mía en mi oficina.— la madre de Nate asintió sonriente.

—Mamá...— Nate trató de llamar su atención pero su padre lo interrumpió.

—Entonces supongo que Nate es el que lleva el dinero a la casa...— El señor Stan miró a la italiana, esperando una respuesta.

Justo lo que Nate quería evitar, estaba sucediendo.

—¿P-Perdón?— trató de sonreír.

—Robert.— Lilian le reprochó por lo bajo. —No contestes eso, linda.— hizo una mueca.

—No, no, Lilian. Deja que la chica conteste.— asintió y volvió a mirarla.

—Bueno, yo...—

—Siempre crié a Nate para que tuviera éxito en todo lo que hiciera. Pero, no esperaba que entablara una relación con alguien con un trabajo como ese.— suspiró.

—¿Trabajo c-como ese?— Sofia preguntó con nerviosismo.

La incomodidad llegó a esa parte de la mesa, ya que los demás seguían conversando, ignorando completamente la pequeña discusión que comenzaba. Nate tensó la mandíbula, justo lo que quería evitar.

ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪWhere stories live. Discover now