𝙅𝙚𝙖𝙡𝙤𝙪𝙨

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Omniciente



El rumano se sentó a su lado mientras tomaba su mano. No se sentía capaz de estar tanto tiempo de pie después de semanas y semanas de estar cuidando de ella.

Te ves cansado...— Georgeta rió.

Sebastián sonrió tal como ella lo dijo, con cansancio. Como le gustaba verla sonreír a pesar de todo.

Ve a descansar, Seb. Estaré bien.— susurró para después toser levemente.

No, mamá. Estoy bien, no te preocupes.— asintió lentamente.

Georgeta sabía perfectamente que el no estaba bien, para nada. Se le notaba cansado, más de lo normal, y muy deprimido. Unas ojeras descansaban debajo de sus ojos azulados, y estos solo demostraban lo mal que estaba. A el no le gustaba demostrar su dolor frente a ella, pero era inevitable no ver como poco a poco la luz de sus ojos se iba apagando, al igual que la vida de Georgeta.

Aunque tienes unas inmensas ojeras, sigues siendo el más guapo de la familia.— sonrió ampliamente.

Sebastián soltó una pequeña risa mientras negaba.

Y tu sigues siendo la mujer más hermosa de este mundo.— Sebastián acarició su mano.

Vieja y enferma...— Georgeta rió mientras volvía a toser

Mamá...— Sebastián reprochó.

Sebastián se levantó para tomar un vaso de agua pero su madre tomó su mano, deteniendolo.

¿Dónde está tu padre?

El ojiazul suspiró y volvió a sentarse en donde estaba, mientras tomaba su mano que seguía sobre la suya.

Salió desde ayer en la mañana... No lo he visto ni he hablado con el.— trago duro.

Lo cierto era que su padre no se había presentado hace días y Georgeta estaba tan enferma, que no lo notaba. Sebastián estaba tan decepcionado, al ver como su familia se desmoronaba poco a poco.

Hijo...— Georgeta llamó su atención, sacándolo de su trance.

Quiero que me prometas algo.

Sebastián asintió rápidamente mientras se inclinaba hacia adelante, aún estando sentado a un lado de la camilla donde ella se encontraba.

Promete que después de todo ésto, seguirás siendo el mismo chico. Amable, cariñoso y comprensivo... Aún cuando yo ya no esté aquí.

Mamá, no digas eso...— Sebastián sonrió con nerviosismo y ella lo interrumpió.

Sebastián.— tomó su mano firmemente. El bajó la mirada incapaz de verla. —Mírame.

Sebastián lucho contra el deseo de llorar y levanto la mirada. Georgeta pudo ver una lagrima bajar por su mejilla.

ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪWhere stories live. Discover now