ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪ

𝙂𝙞𝙛𝙩

Sofía

Caminaba junto con Nate y su familia, el tomaba mi mano. Realmente estaba maravillada, esta ciudad era muy linda. No solía viajar mucho pero en verdad, me gustaba mucho esto.

El teléfono de Nate sonó y contestó.

—Okey... Ahora llego allá.— asintió y colgó.

—¿Pasa algo?— lo miré.

—Tendré que dejarte, Sofi. Te veo en un rato amor, quédate con mi madre ¿Okey?— beso mi mejilla y se alejó de mi.

—Pero, Nate...— no me escuchó y se alejó. Suspiré y seguí caminando.

Recordé el regalo de la madre de Nate. A cierto chico se le olvidó decirle a su novia que su madre cumplía años, genial.

Presione mis labios en una línea, pensando. Divisé a Sebastián delante de mi y me acerque a el.

—Hey...— toqué su hombro. Volteó y al verme, sonrió.

—Sofi...—

—Ah... Necesito tu ayuda. ¿Crees que puedas hacerlo?— sonreí apenada.

—Lo que quieras.— me miró atento.

—Bueno, a Nate se le olvidó decirme que era el cumpleaños de Lilian. Y no conozco la ciudad, así que... Quería saber si...—

—Ya entiendo.— sonrió de lado.

Se acercó a Lilian.

—Ah... Lilian. Nate dejó a Sofía, creo que sería bueno enseñarle la ciudad ¿No?—

Lilian sonrió ampliamente.

—¡Perfecto! Por favor, cuídala bien, Sebby.—

Sebastián sonrió y asintió. Centro su mirada en mi de nuevo.

—¿Vamos?— elevó las cejas.

Asentí sonriente.

Nos alejamos de la familia, caminando por otro camino, donde habían varias tiendas.

—Así que... ¿Quién eres Sofía?— sonrió.

—¿Ah?— fruncí el ceño. Al parecer le causó gracia, ya que soltó una risita. Sonreí confundida.

—Me refiero a de donde vienes o no se, lo que sea.—

—Mmm bueno, nací en Italia y viví toda mi niñez allá, después me mudé a Atlanta y... Ya.— reí.

—¿Italiana? Wow...— elevó una ceja.

—¿Cómo es que un gruñón como Nate consiguió una chica como tu?-

—¿Una chica como yo?— ladeé la cabeza.

—Si, no suelo llevarme mucho por las apariencias pero tu... Pareces dulce y divertida, todo lo contrario a Nate.— mordió su labio.

Sonreí involuntariamente.

—Bueno... Nate fue divertido conmigo y eso me conquistó.— asentí orgullosa.

—Lo dudo, preciosa.— rió.