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—¿De verdad estás de mal humor porque no te dejé besarme?

—No es eso— dijo —Claramente sabía que no ibas a acceder, pero no pude controlarme pues de alguna u otra manera, quiero aclarar mi mente y creo que esa es la manera ideal para descubrir si realmente me gustas o no.

Bang lo miró con curiosidad. Minho parece pequeño, desconcentrado y totalmente perdido.

A pesar de que Bang no quería pensar en lo que sucedía con Minho como su propio problema, había algo que no lo dejaba ignorarlo del todo. Es extraño, pero se siente protector con ese chiquillo que no tiene un filtro del cerebro a la boca. Él está más que seguro sobre si siente amor o no, claramente, no es nada más que una necesidad de satisfacer su deseo sexual, no sus sentimientos.

—Ven aquí— le ordenó.

Minho se levantó del sillón y caminó directamente hacia Bang, sin siquiera negarse como suele hacerlo cuando le envía a hacer un encargo en la empresa.

—¿Qué? — preguntó, deteniéndose frente a Bang.

—Siéntate.

La boca de Minho se abrió ligeramente tan pronto escuchó la orden de su jefe; miró la cara de Bang y después miró hacia su regazo, al parecer, se encuentra indeciso pues no sabe cuál debería ser su próximo movimiento. Y, Bang no puede negar que le gusta ver a Minho perdido, ya que, suele ser tan seguro de sí mismo y hace lo que se le da la gana sin pensar en las posibles consecuencias de sus actos.

—¿En... tu regazo?

Bang asintió con la cabeza a modo de respuesta.

—Es una broma, ¿cierto?

—Claro que no— rodó los ojos —Hay otras maneras de averiguar si te sientes atraído por mi sin tener que comernos la boca.

Humedeciéndose los labios con la lengua, Minho se subió al regazo de su jefe. No puede negar que, le fue demasiado incomodo al sentir el contacto de su cuerpo con el de su atractivo jefe, pero tan pronto se hundió en el pecho de Bang se quedó tranquilo y relajado. El sentimiento de pertenencia le hace volar por los cielos pues es muy satisfactorio sentirse seguro. Ninguno de los dos hombres se sentía incómodo, simplemente se sentían como en casa.

—¿Ya?

La nariz de Minho se presionó contra el costado del cuello de Bang.

—No. Me siento demasiado bien como para alejarme— inhaló —Me encanta como hueles.

Sentir la ligera caricia de la nariz de Minho en su cuello le hace sentir el inmenso deseo de dejarse llevar por la necesidad de tenerlo sobre la cama, desnudo y dispuesto a ser tomado por él; sin embargo, no puede hacer eso pues no es correcto dejarse llevar por un momento de calentura.

Bang pasó los dedos por el cabello de Minho y sintió que el cuerpo del chiquillo se volvía completamente flexible, relajado y suave ante su tacto. El pelinegro no dejó de frotar su rostro contra la garganta de su jefe, parecía un gatito cariñoso en busca de la atención de su dueño.

Era difícil mantener la mente alejada de pensamientos impuros para ambos hombres pues deseaban tener algo más que un simple intercambio de cariños que no saciaban por completo su inmensa necesidad de sentirse uno al otro por completo.

—Quiero más— demandó.

—Minho... — Bang se quedó en completo silencio e inmóvil tras sentir algo húmedo y suave que presionó contra su cuello; la lengua del pelinegro comenzó a lamer la manzana de Adán del atractivo hombre que tiene por jefe y después, hubo besos y una ligera mordida que hizo suspirar a Bang. 

—Minho— gruñó.

—Lo siento— dijo, lamiendo el lugar que acababa de chupar. Realmente desea fusionarse con ese hombre pues era lo que consideraba de primera necesidad en ese tenso y único momento. —No sé porque lo hice...

—Creo que nos ha quedado más que claro, el hecho de que realmente te sientes atraído por mí.

—Pero todavía no me siento del todo conforme— se quejó con falsa inocencia.

Bang apretó los dientes. ¿Cómo es posible que sea demasiado adorable en todo momento? 

—Bien— suspiró —Probemos algo más, ¿sí?

El inmenso deseo de querer complacer a Minho lo estaba cegando por completo que lanzó los límites y el lado racional a alguna parte del despacho.

—¡Sí! — chilló.

Christopher llevó su mano al cuello de Minho y la posó en esa zona, el contacto le hizo sentir tan extasiado, es tan fácil sentir atracción por ese chico. Sin perder más tiempo, acercó su rostro hacia el de Minho y lo besó con delicadeza, como si temiera hacerle daño; el suave contacto hizo que ambos se sintieran en el cielo pues no es un beso lleno de pasión ni deseo, sino, de confianza y romanticismo.

El beso tuvo que llegar a su fin tan pronto sintieron la falta de aire, alejaron sus rostros y Minho abrió sus ojos para encontrarse con la brillante mirada de Bang, su jefe; ambas miradas demuestran una gran necesidad de estar juntos, sin embargo, ambos son unos completos cabezas huecas que no saben exactamente como deberían de lograr demostrar lo que realmente sienten por temor a resultar heridos en el proceso de la aceptación.

Y, es entendible la situación de ambos pues uno de ellos ha sido enviado a este mundo sin saber nada más que su nombre y, el otro, ha sufrido una fuerte decepción amorosa y no dejará entrar a cualquier otra persona a su vida ya que, ahora tiene un hijo que debe poner en primer lugar.

Minho escondió su rostro en el cuello de Bang, y murmuró—: Se siente tan bien.

Bang podría acostumbrarse por completo a esto, al igual que Minho, pero, primero que nada, deben superar ciertas cosas que los está manteniendo atados a la confusión y el temor.

Claramente, todo se está saliendo de control para ambos pues cada quien tiene sus respectivas ideas y necesidades.

—Gracias, eres el mejor jefe que he tenido.

—¿Cuántos has tenido?

—Uno— sonrió con picardía. —Me debo ir, ¡Nos veremos después, jefe!

Minho salió prácticamente corriendo del despacho y Bang se dijo—: Solo una vez. No se volverá a repetir.

¡𝙽𝚘 𝚜𝚘𝚢 𝚞𝚗 𝚘𝚖𝚎𝚐𝚊! 🦋 𝚌𝚑𝚊𝚗𝚑𝚘 Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon