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Abrí los ojos y miré alrededor, al percatarme de que me encuentro en la habitación de Christopher Bang, me sentí ligeramente relajado, pero algo me hizo cambiar por completo de sentimiento, pues apareció una necesidad de dañar al propietario de la mansión. Me levanté de la cama y caminé hacia el escritorio que se encuentra en la gran habitación, no dudé ni un solo segundo en tomar el arma de Bang y me giré hacia él, que se encuentra recostado en la cama dormido profundamente.

Le quité el seguro al arma y coloqué mi dedo en el gatillo de la misma, apunté directamente a la cabeza del hombre guapo e intenté dispararle, sin embargo, recordé aquellas palabras que me había dicho el verdadero omega: «Amigo, lo mejor será que no acates ningún deseo u orden que aparezca en tu mente, eso te podría llevar directamente al infierno y no deseas eso, ¿cierto?»

"¿Qué me está pasando?", me pregunté en silencio tras colocar mi mano izquierda sobre mi frente, al parecer, tengo un poco de temperatura alta y posiblemente eso me está generando tener ideas locas.

—Debes hacerlo. Hazlo. ¿Qué esperas? — dijo una voz en mi interior —Solamente aprieta el gatillo y todo será tuyo: dinero, lujos, libertad y todo lo que desees.

"No. Yo no puedo hacerle daño porque realmente lo amo", me dije una y otra vez mientras dejaba en su lugar el arma. Caminé lentamente hacia la puerta y salí de la habitación, no miré ni una sola vez hacia atrás tan pronto hui de la gran mansión pues no tengo la valentía de hacerlo.

El viento fresco me hizo sentir mucho mejor, sin embargo, el inmenso deseo de hacerle daño a Bang no me ha abandonado ni siquiera un poco y eso, me hace tener demasiadas dudas y un temor. ¿Será posible que, me he convertido por completo en un asesino despiadado que no volverá a ser normal?

¿A dónde crees que vas, imbécil? — preguntó aquella voz desconocida dentro de mi cabeza. —Vuelve a la mansión y arrebátale la vida a ese bastardo, no he hecho tantas cosas como para que, al final de todo, te rehúses a finalizar con este plan.

Me dejé caer de rodillas a causa de que aquel fuerte dolor me inundó por completo, pero esta vez, me ha dolido todo el maldito cuerpo y me es imposible tomar el control de mi mente y cuerpo, es como si, alguien más lo estuviese haciendo en mi lugar y detesto tanto eso.

—Te lo dije, ¿por qué no me hiciste caso? — elevé la mirada hacia aquella persona que se ve borrosa e intenté hablar, pero me fue imposible. —Mírate, eres una maldita máquina de mierda que no puede pensar, ni actuar por sí misma. Es una completa lastima.

Intenté una y otra vez hablar, pero fue una completa estupidez pues parece que mi cuerpo se ha desconectado por completo de mi cerebro para darle cabida a esa cosa extraña que desea manejarme a su antojo.

—Vamos, te llevaré a casa— la persona me tomó en sus brazos y me subió a un auto, cerré los ojos y me perdí por completo en un mundo oscuro.



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—¿Y? ¿Qué hiciste?

—Fingí que estaba dormido— respondió Bang —¿Qué más debía hacer?

—Prácticamente estabas esperando a que te asesinara, ¿eso no es una completa estupidez?

—Quería ver hasta donde era capaz de llegar— suspiró —Al parecer, su consciencia fue mucho más inteligente que su cerebro.

—Christopher, ¿realmente deseas continuar con esto? — preguntó Han con tono serio pues él no deseaba que haya resultados catastróficos difíciles de arreglar. —Esto no es un juego y debes de pensar bien las cosas que harás porque una vez hechas, no habrá vuelta atrás.

Christopher elevó la mirada de la mesa hasta encontrarse con la de su amigo y dijo con seguridad—: Terminaré con su vida me cueste lo que me tenga que costar.

Han asintió sin ganas con la cabeza e intentó no recordarle a Bang que tomara la decisión correcta pues parece que ya lo ha hecho y no habrá nada ni nadie que pueda hacerle cambiar de parecer.

—Está bien, haz lo que creas necesario para obtener la satisfacción que tanto deseas, pero no olvides que, una persona que es muy importante para ti, está involucrado en todo esto.

—No te preocupes, yo sé lo que hago— sonrió abiertamente.



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Caminé a paso rápido hacia aquella habitación que conozco a la perfección y sin anunciar mi llegada, entré y lancé el recipiente directamente a la cara del bastardo después de abrirlo, las píldoras salieron volando por todas partes y el hombre abrió mucho la boca a causa de la conmoción.

—¿Crees que soy un completo pendejo, padre?

—¿De qué hablas, hijo? — preguntó el hombre tan pronto se levantó de la silla.

—¿Cómo pudiste hacerme todo esto?

—¿Hacerte qué?

—¡Por Dios! ¿Podrías dejar de fingir que eres una blanca e inocente palomita? ¡No te queda!

—Lee Minho, no me hables así, ¡Soy tu padre!

—Una mierda como tú no la puedo considerar como padre— escupí con rencor —Me das asco.

—Minho...

—Asesiné a las personas que deseabas fuera de tu camino e inclusive, estuve a punto de asesinar a la persona que más amo y todo gracias a que, me sometiste a fuerza a un maldito tratamiento que me está jodiendo la vida desde que llegué aquí— sollocé porque no puedo más, me siento cansado y traicionado. —No era necesario atropellarme, ni mucho menos someterme a ese doloroso y asqueroso tratamiento para convertirme en un títere que acataría cada una de tus órdenes. Yo solo quería verte nuevamente porque creí que, eras un buen hombre, pero veo que me equivoqué al pensar en eso.

—Minho, hijo, escúchame...

—¡No! — grité —No quiero más mentiras de tu parte, ¿podrías...? ¿Tan solo podrías decirme la verdad? Quiero escucharla de ti mismo.

—Es correcto. Te traje aquí en base a mentiras bien elaboradas para que hicieras todo aquello que yo deseaba— admitió —Siempre fuiste un peón más en mi tablero. Eres el único que podía recibir el tratamiento sin tener demasiados defectos, es por eso que te traje hasta aquí. ¿Qué hay de malo con ello? — se rio —Todo iba perfecto, hasta que te enamoraste de ese imbécil.

Tan pronto escuché sus frías palabras, mi corazón terminó por romperse en mil pedazos pues la única persona en la que creía confiar ciegamente, resultó ser mi peor enemigo.

¡𝙽𝚘 𝚜𝚘𝚢 𝚞𝚗 𝚘𝚖𝚎𝚐𝚊! 🦋 𝚌𝚑𝚊𝚗𝚑𝚘 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora