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No sabían exactamente cómo fue que Minho se había convertido nuevamente en un omega, pero eso no importaba en estos momentos, lo único que tenían en mente es amarse y entregarse por completo para unirse por siempre. Christopher estaba seguro que, no importaba si Minho pudiera convertirse en omega o, se quedaría como un humano común, él está más que dispuesto a seguir al lado de su increíble chiquillo problemático que lo hace sentir tan bien.

Claramente, Minho no sabe cómo lidiar con el celo y todo lo que conlleva esto, sin embargo, su amante le ayudará a entender los ligeros cambios que comenzarán a aparecer conforme vaya transcurriendo el tiempo.  

—¿Qué estás esperando? — preguntó Minho tras hacer un tierno puchero que lo hizo ver mucho más adorable de lo normal.

Christopher no quería apurar las cosas, mucho menos deseaba que su pequeño se arrepintiera tan pronto el celo terminara, es por ello que no quería ceder tan rápido al inmenso deseo de Minho, sin embargo, el pelinegro le estaba complicando demasiado las cosas pues se arrebató la camisa y el bóxer en un abrir y cerrar de ojos.

El pelirrubio quedó totalmente anonado al ver el cuerpo desnudo de su bebé, no dudó ni un solo segundo en acercarse a su cuello y le dio una lamida que hizo gemir al pelinegro y echó su cabeza hacia atrás para darle más acceso.

Habían esperado tanto tiempo para esta ocasión, hasta creían que, en cualquier momento, podrían despertar de un perfecto sueño, sin embargo, esto es la realidad y no habrá nada, ni nadie que se pueda interponer en su amor.

—Precioso... ¿estás seguro de esto? — Minho dio como respuesta un asombroso beso que dejó sin aliento al pelirrubio.

—No me hagas esperar más— le pidió mientras hacía movimientos circulares sobre el miembro de Bang que ha despertado por completo y requiere de atención.

Bang se quitó los jeans y el resto de la ropa que, en estos momentos, no eran nada más que un estorbo. Minho se recostó sobre la cama y esperó a que su amante comenzara con la increíble noche de pasión.

El pelirrubio le dio una nalgada a Minho que lo hizo gemir, después introdujo tres dedos en el agujero que se encuentra más que preparado para recibir algo más que eso, no cabe duda que, el lubricante natural es una completa bendición pues no se pierde tanto tiempo en la preparación del receptor.

—¿Qué esperas para meterlo? — la paciencia casi nula de Minho hizo sonreír a Bang.

—Trabajo en eso.

Bang alineó su miembro contra el agujero que lo esperaba con ansias y se deslizó derecho hasta las bolas. El deseo de ambos podía percibirse por completo pues los altos gemidos que ambos soltaban sin vergüenza alguna, les hacían sentirse más calientes.

—Se siente tan jodidamente bueno— murmuró Bang cuando empezó a empujarse con mayor velocidad en Minho. Todavía no podía creer que al fin ha tenido la oportunidad de tener algo más que un simple beso con el chico que ama con todo su corazón. No cabe duda que, amarlo y estar dentro de él, es la mejor maldita sensación que nunca antes había sentido.

—Me sentiría mucho mejor si te movieras más rápido— gruñó Minho. Una vez más, Bang estaba más que dispuesto a hacer lo que su omega le había ordenado sin pensarlo dos veces, pues él desea que también sienta el placer que lo está embargando. Agarró con fuerza las caderas del pelinegro con sus manos y se estrelló contra el hombre que gimió mucho más alto.

La sensación de joder a Minho era como el dejar libre su autocontrol, era casi similar a sentirse en el cielo o, al menos, eso quiso suponer Bang; el placer del pelirrubio aumentaba con cada segundo que transcurría, podía ver como su chico agarraba con fuerza la sábana mientras pedía por más.

—Joder, más duro, Christopher— se quejó Minho, quién suele ser demasiado demandante en cualquier situación. —Estoy a nada de explotar.

El pelirrubio cambió la posición de Minho, dejándolo boca arriba y dobló ligeramente las rodillas para poder estrellarse con mayor dureza en su chico que pedía por más. Al mismo tiempo, se inclinó sin pensarlo dos veces y hundió sus colmillos en la carne blanda del cuello de Minho. Christopher fue recompensado por los gritos de Minho, ya que se corrió y los músculos internos del pelinegro lo apretaron.

Bang empujó una, dos, tres veces y luego explotó. Rugió cuando disparó su semilla en el interior de su chico. Su mano apretó las caderas del pelinegro cuando el nudo del extremo de su miembro se extendía y se aferraba. El placer que estaba experimentando es demasiado abrumador que lo hace sentirse débil.

El pelirrubio inclinó la cabeza hacia delante para descansarla en el hombro de Minho. Sabía que no sería capaz de moverse durante unos minutos; el nudo mantiene inmóvil a ambos que están disfrutando una deliciosa sensación de amor y pertenencia.

—Maldita sea, es bueno— gimió Minho —Definitivamente necesitamos repetir esto una y otra vez.

Bang se rio entre dientes. —Minho, nunca estarás satisfecho, ¿cierto?

—Me conoces tan bien, querido.

—Bien, entonces te joderé con mayor frecuencia— aseguró.

El pelirrubio se encontró con la mirada de su chico que, al parecer, está llena de perversión en estos momentos y se sintió muy bien con ello ya que, él desea ser el único en la vida de Minho y está dispuesto a hacer lo que sea con tal de que su chico sea feliz. El pelinegro sonrió y su rostro se iluminó por completo y eso hizo sentir tan satisfecho a Christopher.

Christopher sabía lo que había sucedido con su chico, es por eso que, empezó a investigar al bastardo que lo hizo sufrir al convertirlo en un omega e inclusive, contrató a un hombre para que le trajera la mejor información y cuando la obtuvo, no dudó ni un solo segundo en hacer algo al respecto, aunque sabía que, su chico podría molestarse al percatarse de que, él lo sabía todo y, aun así, no dijo nada.

—Te amo tanto— susurró Minho.

—También te amo.




























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