Capítulo 11.

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—No parece que quisieras escapar —le dijo Génesis a Dafne.

—¿Está dormida? —preguntó.

—Creo que sí, ha estado muy confundida estos días.

—Bueno, es el momento para aprovechar e irme.

Dafne quería a su madre de vuelta, pero se negaba a pedirle algo a Abiggail.

—¿Y no crees que tu padre te buscaría de nuevo? —preguntó Génesis haciendo que Dafne se detuviera —. Digo, podrías simplemente aceptar que sea destruido.

—No quiero favores de ella. 

—Vamos, creo que ambas podemos ver qué decisión es la mejor para ti en este momento. 

—Olvídalo... Me da miedo lo que... 

—¿Qué cosa? ¿Abiggail? 

—No, y eso no es de tu incumbencia. 

Se dio la vuelta nuevamente, quería irse y no había en ese momento nada capaz de detenerla. 

—Tan determinada como siempre. 

—¡Ya déjame en paz! —le gritó Dafne al pequeño y misterioso gato —. No me conoces como para que estés asegurando cosas sobre mí. 

—No, te conozco lo suficiente como para saber que tu miedo se debe a lo que sientes. 

—No siento nada —respondió fríamente. 

—Solo ese deseo de que te desvista. 

—Olvida eso y déjame en paz. 

Dafne continuó caminando algunos segundos, pero fue detenida. Se cruzó de brazos y continuo con su expresión de desesperación que tenía desde que habló con Génesis. 

—Bien, ¿ahora me vas a impedir irme? 

—¿Qué comes que adivinas? 

—No tienes derecho. 

—Técnicamente, sí, soy dueña de este mundo y por ende también soy tu dueña. 

—A esto yo le llamo secuestro. 

—¿Bajo qué ley? Date la vuelta. 

—Oblígame. 

—Bien... 

Abi cargó con facilidad a la chica de escasa estatura, aunque ella no dejara de patalear, no tenía la misma fuerza que Abi. 

—¿Así serán las cosas? —preguntó Dafne sentada en el sofá donde la dejaron — ¿Ahora seré tu prisionera?

—Protegida... 

—Vaya, tienen un déjà vu. 

Nuevamente, el gato llamó la atención de ambas. Llegando para hacer que ambas se desesperaran más; sin embargo, en esta ocasión ellas tratarían de no prestarle atención. 

—¿Protección? Yo le llamo abuso de poder.

—No me importa lo que te parezca. 

—¿Estás haciendo todo esto por lo que pasó en ese internado? ¿Por qué simplemente no te vengas de una buena vez? 

—Dafne, me encanta cuando me vengo, pero no lo haré contigo. 

—A menos que tú se lo pidas —interrumpió el gato. 

Ambas entendieron de inmediato y ambas desviaron la mirada. La habitación se quedó en completo silencio. 

—Oh, ¿hablabas de venganza? —preguntó el gato —, culpa mía, pensé otra cosa. 

Sangre Y Poder 2 (chicaxchica)Where stories live. Discover now