Capítulo 18.

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Bueno, ves una persona que se supone murió hace años y en este mundo lo que puedes pensar es que su muerte fue fingida por alguna razón. Eso era lo más lógico que se podía pensar en ese momento.

Sea lo que sea, Esperanza estaba más feliz que nunca. Sin embargo, Gabriella no es muy sentimental que digamos y no importa el momento.

—Bien, suficiente sentimentalismo. No me gustan los abrazos.

Eso solo sirvió para que Esperanza confirmara que si estaba viendo frente a ella a la auténtica líder de la mafia Italiana.

—¿Por qué esa mentira? —preguntó Esperanza con su rostro empapado —¿Por qué fingir tu muerte?

—¿Quién dijo que estaba fingiendo? Me disparé en la sien.

Los hombres en el lugar se miraron fijamente los unos a los otros. Los hombres que estaban con Gabriella al parecer la habían visto hace horas, pero seguían perturbados.

Esperanza quería estar más segura, estaba empezando a dudar que aquella mujer en realidad fuera Gabriella.

—Estás mintiendo —le dijo Esperanza entrecerrando sus ojos —. Más vale que digas la verdad o te juro que no vas a salir con vida de aquí.

—Te aseguro que puedo salir con vida de aquí, dejando atrás a todos los que se encuentran dentro de esta casa muertos.

—Tienes que ser una impostora, la Gabriella que conozco murió hace 19 años y tú te ves demasiado joven. No puedes amenazar cuando estás en la posición de perder.

—Yo nunca pierdo —respondió Gabriella caminando hacia ella lentamente —, puedo estar en la posición que yo quiera y si estás segura de que no soy la verdadera, ¿por qué te alejas? ¿Tienes miedo?

El que Esperanza retrocediera hacía que sus hombres lo hicieran también, aunque tenían sus armas, nadie le apuntaba.

—Porque sabes que hiciste algo que no es que me tenga muy feliz, que digamos, ¿no es así?

Esperanza tenía una enorme razón para tener miedo, no solo porque prácticamente estaba viendo a una muerta, sino porque esta muerta podría desatar un infierno al enterarse de lo que pasó.

—Esperanza, no seas cobarde, deja de evadirme y ven aquí.

Esperanza volteó para ver a sus hombres y luego regresó la mirada a Gabriella. Sabía que si ella estaba allí, muchos de sus hombres estarían cerca. Ella ahora era madre y tenía que proteger a su hija, sabiendo que ella, su esposo y Armani habían cometido un error muy grave.

Pero llegó ese punto en el que sería inevitable el que Esperanza tuviera a Gabriella a unos pocos centímetros.

—Recuerdo que cuando me fui mi organización tenía una líder —dijo Gabriella, fulminándola con la mirada, rasgándole el alma —. Sin embargo, la líder ya no está.

Gabriella le enseñó a Esperanza sus manos, no estaba usando sus característicos guantes negros.

—¿Lo ves? No están mis guantes y, ¿sabes lo que pasa cuando no los uso? —Gabriella pasó tiernamente su mano por la mejilla de Esperanza, quien estaba atemorizada —. Esperancita, ¿dónde está Abril?

Esa pregunta parecía más una sentencia de muerte. El corazón de Esperanza parecía detenerse poco a poco.

Esta pregunta tenía un peso tan horrible que Esperanza terminó por desplomarse en el suelo, desmayada. Los hombres de Esperanza que se encontraban allí no hacían movimiento alguno.

—¿Dónde está la Heredera de Adam? —le preguntó Gabriella a los hombres y ni siquiera les dejó responder antes de ordenarles —. Tráiganmela ahora mismo. Y ustedes, traigan conmigo a la señorita Benavides.

Sangre Y Poder 2 (chicaxchica)Where stories live. Discover now