Capítulo 63.

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Abril se encontraba sumida en la lectura detallada de un cuaderno, sus manos temblaban mientras sus ojos absorbían cada palabra con intensidad. Lily, observando en silencio a su lado, sintió la tristeza palpable que emanaba de Abril ante lo que descubría. Finalmente, decidió romper el pesado silencio.

—Abril, eso fue muy cruel —expresó Lily con voz suave.

La mirada de Abril revelaba un profundo estado de desolación, como si su corazón estuviera partido en mil pedazos.

Sin poder articular palabras, Abril cerró el cuaderno con firmeza y lo dejó caer al suelo, como si quisiera alejar de sí misma aquellas revelaciones que había descubierto. Lily buscó comprenderla.

—¿Por qué te incomoda que ella te ame? Eso no es algo malo, Abril —insistió Lily con ternura, esperando desentrañar el conflicto que atormentaba a Abril.

La mirada de Abril se encontró con la de Lily, sus ojos reflejando una mezcla de resignación y determinación.

—Por supuesto que está mal… Lily, sabes que el amor no tiene cabida en mi vida. Quizá para ti y Gabriella sea posible, pero yo no aspiro a casarme con nadie. No quiero lastimarla. Es una chica que vive de fantasías por la tristeza que le ha causado la realidad.

Lily, con paciencia, intentó hacer reflexionar a Abril sobre la situación.

—Pero, ¿podrías mostrarle un poco de comprensión? Mariana te está mostrando su vulnerabilidad, su corazón abierto. Eso merece respeto, incluso si tus sentimientos no coinciden con los suyos.

Abril exhaló profundamente, como si cargara con un peso invisible en sus hombros.

—El problema es que confunde el dolor con la felicidad, porque está acostumbrada a sufrir y a encontrar algo bueno en eso. Y yo no quiero ser parte de esa confusión —respondió Abril con voz cargada de sinceridad y dolor.

Ante la cuestión directa de Lily sobre lastimar a Mariana, Abril reflexionó en silencio, consciente de las implicaciones de sus acciones.

—Quizá no de forma intencional, pero temo causarle daño sin quererlo. Mariana merece más, merece la felicidad plena —confesó Abril con pesar en su voz.

A pesar de la perturbadora verdad en las palabras de Lily, Abril mantenía su postura con una determinación fría.

—¿De veras no sientes nada por ella? ¿Ni un ápice de cariño? —preguntó Lily con un leve rastro de esperanza.

—Estoy segura —respondió Abril con firmeza, aunque su expresión denotaba una sombra de duda que no podía ocultar.

—Entiendo, Abril. Si crees que lo mejor es alejarte de ella por su propio bien, debes seguir tu corazón. Solo espero que esta decisión traiga paz a ambas partes —concluyó Lily con comprensión, antes de ponerse de pie y darle a Abril un momento de soledad.

—Perdón —murmuró Abril cuando Lily se disponía a retirarse—, siento arruinar la ceremonia.

Lily la miró con compasión y honestidad.

—Cariño, quizás la disculpa deba ir en otra dirección —respondió Lily con calidez, reconociendo la complejidad de la situación en la que se encontraban.

Mientras Lily se alejaba, Abril se sumergió en sus pensamientos, consciente de que había herido a Mariana, pero no se disculpará, en este punto y empezará a alejarla porque no tiene el valor de decirle las cosas personalmente. Sabe que cuando descuidamos algo lo perdemos, y eso es lo que ella quiere, perderla porque está segura de que la felicidad de Mariana está en alguien más.

Cuando Lily regresaba al salón lo que pensaba era que Gabriella estaría algo disgustada por lo que pasó, pero no, todo lo contrario.

—Preocúpate un poquito al menos —le dijo Lily al verla tan relajada comiendo.

—¿Tan mal está? —preguntó.

—No importa qué tan mal esté, habla con ella.

—Le daré malos consejos, para mí todo se soluciona con sexo… o con dinero. Tú eres increíblemente buena para eso.

No pasó mucho para que Abril regresara con el cuaderno en sus manos, sintiéndose muy infeliz debido a algo que leyó en él. Este cuaderno era similar al otro, no solo era utilizado para que ella se comunicara, pues también era utilizado como un diario.

Gabriella observa a Abril, sintiendo cada una de las lágrimas que recorren el rostro de su pequeña. Con los gestos delicados de su lado tierno, Gabriella le pide a Abril que apoye su cabeza en su regazo, y ella obedece de inmediato.

Las manos de Gabriella acarician el cabello de Abril con ternura, transmitiéndole todo el amor y apoyo que siente por ella.

Mientras tanto, Lily analiza el cuaderno y siente mucha tristeza por Mariana, porque comprende que esta situación le dolió más de lo que ellas pensaban.

*La soledad me acompaña cada día, como una sombra que no puedo sacudir. A veces desearía poder expresar con palabras todo lo que siento, pero mi voz se niega a salir. Sin embargo, hay una luz en mi vida, una esperanza que brilla en medio de la oscuridad.

Esa luz se llama Abril. Ella es mi roca, mi salvación en este mar de silencio. Su fuerza de voluntad es tan grande que me hace sentir segura, como si nada malo pudiera pasarme mientras ella esté cerca. Siempre ha sido así, y es que nadie me hace daño cuando ella está.

Estoy consciente de que no me amaría, pero la tengo cerca y eso me hace feliz, no necesito más. Solo espero que jamás me lo recuerde, cuando Daniela me lo dijo me dolió demasiado y sé que escucharlo de Abril sería mucho peor.*

—Creo que necesita una disculpa —recordó Lily.

El asunto no era lo que dijo, fue la forma tan cruel y despectiva en la que lo dijo a una chica que la ve como su lugar y seguro y que ha pasado por tantas cosas malas.

—Pensé que solo era un capricho y que se le pasaría. No sé por qué me siento tan miserable, he hecho muchas cosas horribles y jamás me he sentido así.

—Esas son personas comunes, las cosas cambian cuando es una persona que quieres a la que hieres —respondió Gabriella—. Porque no sirve de nada que lo niegues, se nota que la quieres sino esto no te dolería tanto.

—¿Estamos conscientes de que solo está confundida? Porque cualquier otra persona la haría feliz.

—No creo que pueda verla más feliz de lo que lo es cuando está contigo.

Abril sabía que debía pedirle perdón, pero es que no era capaz, tal vez era su orgullo o simplemente se le complicaba al no estar acostumbrada.

—¿Y no saben dónde está?

Gabriella señaló de inmediato a un rincón del salón, allí estaba ella arrancando los pétalos de las flores. Esta imagen hizo que Abril se sintiera mucho más miserable.

Debía pedir perdón, pero no se sentía lista… ojalá tenga el valor de hacerlo antes de que se le acabe el tiempo.

Sangre Y Poder 2 (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora