capítulo 31.

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Gabriella se levantó de su asiento, con la mandíbula apretada y la mirada fija en Lily. Sus ojos destilaban furia mientras se acercaba lentamente a ella.

Quizás era la primera vez que discutían... En serio y nadie hacía movimiento alguno, la autoridad de Gabriella ante Lily era mucho menor, pero ella no quería permitir que Lily fuese quien lo hiciera.

—Lily, esto no es negociable. No iras y punto —dijo Gabriella con la voz ronca por la tensión —, y no es algo que vaya a repetir.

—Sí, porque ya se dejó claro que iré... Gabriella, sé lo que estoy haciendo. Lo dices como si no me hubiese expuesto antes a otros peligros —respondió decidida.

La habitación entera observaba la escena con expectación, esperando ver qué sucedería a continuación. Todos los presentes se mantuvieron en silencio.

Ellas no discuten, esto generaba terror, incluso en el gato.

—Me siento como un niño cuando ve a sus padres, me gustaria que fuese una de sus bromas o juegos habituales.

Gabriella cerró los puños con fuerza, conteniendo la furia que la consumía.

—¡Basta! No pienso seguir hablando del tema. No vas a ir y punto —dijo con voz temblorosa por la emoción que la embargaba.

—No tenemos porque seguir hablando de ello, ya debió haber quedado claro que lo haré —respondió Lily manteniéndose imperturbable.

Estaba allí esa mirada de Gabriella, la cual parecia que en sus ojos estaban ardiendo las llamas del mismísimo infierno.

—Lily, te quiero mucho, ¿sabes? —parecía que trataba de mantener la calma, cosa que no funcionaba —. Pero, ¡yo di una maldita ordén y esa ordén se cumple!

—A la facil, ¿me gritas? —Lily quien estaba mas calmada, pies digamos que ya no estaba tan calmada —. En este punto no sé si es protección o el hecho de que no soportes que alguien pase por encima de tu autoridad. Porque estás acostumbrada a decidir sin escuchar opiniones de nadie.

—¿Yo? ¡Acabas de decidir algo sin siquiera tener en cuenta mi opinión y vienes a hablarme de eso!

—¡Deja ya de gritarme, maldita sea!

—¡Deja de contradecirme!

—¿Sabes qué? Ya olvidalo —dijo Lily con resignacion —. No se puede razonar contigo.

Angelo, Esperanza y se hicieron a un lado para que Lily pasara. Despues de eso hubo un silencio tan sepulcral.

—Digo que mejor sera que nos vayamos —sugirió Esperanza.

Pero Angelo no quiso irse, de hecho se quedo alli, parecia pensativo ante el silencio de su tia. Parecia que pensaba en si decirle algo o no.

—Tía, sabes que Lily es buena para las negociaciones. Podrias considerarlo.

—No... ¿Qué parte no entienden de eso?

Vanta, habia permanecido alli pero luego abandono la habitacion porque al parecer estaba preocupado por Lily.

—Esa tristeza en los ojos de mi niña, ¿a dónde se fue? —asi el gato empezo a buscarla.

Angelo seguía pensativo y no solo por toda esa situación, no se sacaba de la cabeza el que Gabriella lo llamara como su padre. Se sentía mal, pensando en la reacción de su tia al saber que había sucedido con su padre.

Pasaron horas y nadie decía nada, ellas dos no hablaron durante un largo rato. La casa estaba sumida en un horrible silencio. Pero ante todo, Angelo jamas se alejo de Gabriella.

Sangre Y Poder 2 (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora