capítulo 30.

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—Oye, te puedo ayudar si quieres —sugirió Gabriella.

—¿Qué te hace pensar que no puedo subirme a un caballo?

—Que llevas veinte minutos intentándolo.

—Porque no he querido. Si yo quisiera ya lo estaría montando.

—Bien, hazlo.

Lily luchaba por subirse al caballo, con cada intento se acercaba un poco más, pero nunca lograba completar la tarea. Gabriella, mirando con una sonrisa divertida en su rostro, esperaba pacientemente a que Lily finalmente se rindiera y le pidiera ayuda.

—Ve a ayudarla —le sugirió el gato.

—No quiere que le ayude porque me dio risa la primera vez que lo intentó. Cerca del caballo había un banco, pero ella me lo lanzó, me senté sobre él y ella asegura que se puede subir sola.

—Su historia, creo que era un "pasamos de enemigas a amigas" no un "la odio y le voy a partir su madre" a un "la amo y le voy a partir su madre". ¿Saben que hay otras formas más tranquilas de demostrarse amor?

—Calla, ahí viene —dijo mientras esperaba que Lily estuviera cerca —. ¿Y como te fue?

Lily, jadeando entre intentos fallidos, finalmente cedió con un gesto derrotado.

—Creo que si necesito algo de tu ayuda —admitió Lily, con un brillo de frustración en sus ojos.

—Si te monto al caballo, después te montaré a ti.

—Es que si hubieses empezado por ahí, dejaba que me montaras hace rato y no precisamente en el caballo.

—Como pasan del conflicto al amor de la nada.

—Entonces ven móntame —dijo Lily con una sonrisa traviesa.

—¿Seguimos hablando del caballo o puedo mal pensar?

—Se trata de montar —dijo Gabriella bajando al gato cariñosamente para ponerse de pie.

—Yo podría irme a dormir en mi costosa cama... Mi sencilla cama que parece la de una persona un colchón de alta gama, con algunas capas de espuma. Una base que está hecha a mano con maderas finas y detalles en metal dorado, lo que le da un toque de elegancia y lujo —se detuvo un rato a mirar los alrededores —. Pero, ahí hay una caja.

Caminó de forma elegante, se metió a la caja y el pequeño se quedó allí dormido. Nada como una caja para un gato.

Bueno, las dos estaban, bueno ellas, pues, no sé cómo decirlo... Siendo ellas mismas.

Gabi de pie, Lily sentada, en la mano derecha de Gabriella, la punta de un cinturón y el resto del mismo alrededor del cuello de Lily. No se sabe si la idea es que se venga o que se vaya, pero se pasa bien.

—Como te encanta el infierno —le dijo Gabriella jalando para tenerla más cerca —, haciéndole el amor a una diabla.

—Diabla eres tentadora... No me pidas no jugar con el fuego si me lo das tú. Eres un infierno en el que vale la pena ser condena.

—La que manda en el infierno no se condena —respondió Gabriella enredando ambas manos en el cabello de Lily —, no lo cortes, es una orden... Vas a pagar haberme hecho cantar esa maldita canción.

Nada que hacer, de la policía que fue solamente quedaba el nombre, el recuerdo, la ausencia y la sensación de sentirse segura del mundo.

—Daria mi vida por ti de nuevo si se repitiera la historia —le dijo con ternura.

—No, nunca se repetirá... Yo creo que a la santa muerte ya le quedó claro que no puede con nosotras.

Lily puso de pie y se dejó caer contra Gabriella, exhausta.

Sangre Y Poder 2 (chicaxchica)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora