Capítulo 15.

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Dafne seguía viéndose algo apagada, no quería comer y regresó a dormir. Ni siquiera ella misma lograba explicar su tristeza, pues no lo sabía.

-No te sientas intranquila -le aconsejó su hermana -, eso no te va a servir de nada.

-Pero mírala, se ve demasiado triste y me duele no poder hacer nada.

-Si no sabes a qué se deba su tristeza, no hay mucho que puedas hacer.

-¿Y si está relacionado con la ausencia de su madre? Por mi culpa ya no está y ahora no sé cómo traerla de vuelta.

-No te preocupes por eso -interrumpió el gato -, lo vas a lograr.

La repentina presencia del felino le recordó a Abiggail que tenía que hacer algo. Había un infeliz por allí que aún no había pagado el daño que le había hecho a Dafne.

-Tengo que hacer algo -le dijo Abi a su hermana, antes de alejarse sin explicar nada.

Sin embargo, el pequeño felino se negaba a dejarla ir.

-¿Qué pasa contigo? -preguntó Abi.

-No vayas, no deber ir ahí -le advirtió el pequeño -. Todo el progreso se perderá, por favor, no vayas.

-Salem, ese hombre le hizo demasiado daño a Dafne, debe pagar por ello.

-¿Qué sucede? -preguntó Aurora -, ¿qué discutes con el gato?

-No quiere permitirme ir a hacer algo.

-¿Por qué?

-No tengo la menor idea.

A pesar de todo, Abiggail todavía quería que el padre de Dafne pagara por el daño causado. El dolor por el que pasó Dafne no podía quedarse así.

-Abiggail, ese gato parece preocupado. Tal vez tiene razón y no deberías ir a hacer lo que sea que estés planeando hacer.

-No lo entiendes, Aurora.

-Insiste mucho, ¿no te parece extraño?

-Aurora, no voy a cambiar de opinión. Esto es algo que planeé desde hace mucho.

Aurora jaló bruscamente a su hermana del brazo y le advirtió: "ojalá lo que sea que vayas a hacer no afecte a nadie más, porque es imposible que algún día pienses en los demás y no solo en ti".

-Estoy pensando en Dafne y tranquila, no pasará nada malo. ¡Ya suéltame!

Abi se fue sin prestar atención a las extrañas advertencias del gato ni a las palabras de su hermana. Pero la urgencia del gato porque Abiggail no se vengara del padre de Dafne era mucha, tanto que decidió buscar a alguien más que podría impedirlo a pesar de sentirse mal.

Aurora siguió al gato hasta la habitación de Dafne, quien abrió los ojos rápidamente al sentir las garras del felino sobre su abdomen.

-¿Salem? -la presencia del felino le indicaba algo malo.

-Tienen que detenerla.

-¿Qué te dijo? -preguntó Aurora mientras Dafne permanecía en silencio.

-¿A Abiggail? ¿Por qué? ¿Qué planea hacer?

-Vengarse de tu padre y eso no es bueno para ello, sería algo terrible.

Dafne guardó silencio y Aurora volvió a preguntarle de forma impaciente qué era lo que le decía el gato.

Dafne se puso de pie de inmediato y le indico a Aurora que debían ir a casa de su padre.

-¿Qué planea hacer? -preguntó Aurora, tratando de saber más sobre toda esta extraña situación.

-Dice que debo impedir que Abi se vengue de mi padre porque será algo malo para ella.

-No lo sé, pero le creo a Salem. Se ve demasiado preocupado.

-Bien, llamaré a Génesis y a Daniel para que nos acompañen.

Abiggail en su corazón tenía un odio arraigado, tan fuerte que no parecía proveniente de esta sola vida. Tiene que haber algo más, por lo que Abi odie tanto el padre de Dafne.

Tenerlo a sus pies, incluso sin mencionar una sola palabra, la llenaba del deseo de destruirlo, y esa ira incontrolable no era segura para nadie, ni siquiera para ella misma.

-Eres un maldito infeliz.

-¿Por qué te importa tanta? -preguntó él -. Nadie aquí te importa, ¿por qué una simple plebeya?

Este comentario hizo que en los ojos de Abiggail ardiera una llama infernal. Su figura se tornaba diferente y un poco más aterradora, se veía humo como si estuviera a punto de prenderse en fuego.

Sujetó al hombre por su camisa y lo levantó con facilidad.

-No solo quiero que mueres -dijo fríamente Abiggail -. Quiero escuchar tus gritos, tu dolor quiero causarla y presenciar la de principio a fin para deleitarme.

La tierra respondía a esto temblando, el cielo se había oscurecido y el aire era helado.

-¡Abiggail, ya basta! -le gritó Aurora.

Pero los gritos eran eclipsados por un sentimiento de rencor e ira que no le permitía concentrarse más allá del nombre que tenía en frente.

El fuego que habitaba dentro de Abiggail poco a poco fueron pasando al hombre, causándole el dolor de un auténtico infierno con gritos que perturbarían a cada alma lo suficientemente cerca para escucharlos.

Y en todo ese tiempo, ella jamás lo liberó del agarre. Dafne estaba muy preocupada, pues el gato parecía estar muy asustado y preocupaba a los demás.

Abiggail seguía mirando con frialdad y firmeza a su objetivo, el fuego danzando a su alrededor con cada latido de su corazón. Sus ojos centelleaban con una ira abrasadora mientras se torturaba a la persona que había lastimado a Dafne.

-¡Jamás debiste herir a Dafne! -gritó Abiggail, su voz resonando con una furia que hacía temblar el suelo.

Dafne, observando desde lejos, vio con creciente preocupación cómo el poder descontrolado de Abiggail parecía afectarla también.

-Esto no parece normal -exclamó Aurora mientras tenía una mano en su pecho, abrumada por lo que estaba viendo.

Todos llamaron al nombre de Abi con angustia.

¡Abiggail, detente! -exclamó Dafne, sus ojos llenos de temor -Estás lastimándote a ti misma.

Pero Abiggail no respondió. La energía desenfrenada de su ira la consumía, envolviéndola en un remolino de llamas que parpadeaban con dolorosa intensidad. Intentó contener su furia, pero era como si estuviera luchando contra un huracán imparable.

Finalmente, exhausta por el esfuerzo, Abiggail se tambaleó y cayó al suelo, su piel marcada por las llamas que había convocado por primera vez y se supone que estas no podían hacerme daño.

Dafne llegó a su lado justo a tiempo para atraparla antes de que se desplomara.

-Abiggail, ¿qué paso? Por favor, despierta, suplicó Dafne, sosteniendo su rostro con manos temblorosas -¿Qué le pasó, Salem?

El gato se acercó a su dueña y con sus patitas tocaba su rostro, su mirada reflejaba tristeza y el deseo de que ella respondiera a eso.

-Salem, ya dinos algo.

Dafne era la única además de Abi que podía escuchar al gato, pero este no era capaz de responder nada. Se veía débil y angustiado.

-Tiene que despertar -dijo Daniel con un grado de desesperación -, despertará.

-¿Y qué tal si no? -preguntó con tristeza Génesis.

-No, no, no digas eso -responde Aurora - se va a despertar y todo va a estar bien... Espero.

Sangre Y Poder 2 (chicaxchica)Where stories live. Discover now