Capítulo 64.

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Mónica no se tardaría en dar con María y con su hija Daniela, esto seguramente la tendría muy feliz, ya que ni siquiera esperó al amanecer.

Esta pequeña sorpresa fue bastante trágica para María, pero ella solo estaba enfocada en una cosa… dinero.

—Mamá, ya vámonos —dijo Daniela algo asustada mientras su madre sacaba grandes fajos de billetes para guardarlos—. No vamos a poder llevar todo eso.

—¡Dani ya, cállate, por favor, me estresa! —gritó desesperada— Ni lo pienses, no voy a dejar mi dinero.

María no parecía tener tanta prisa por huir, lo que más le importaba era el dinero. Pero Daniela estaba con el corazón bombeando tan fuerte que parecía que se le iba a salir del pecho. Finalmente, María tenía el dinero que quería y agarraron maletín con el dinero que necesitaban para huir.

Con el conocimiento de un túnel, pensaron que se les haría muy fácil huir. Sin embargo, al llegar a él, escucharon la voz de la agente Mónica. Se miraron entre ellas con terror y dieron la vuelta lentamente. Mónica estaba parada frente a ellas, con una mirada fría y determinada en su rostro.

—Están detenidas —dijo Mónica con voz firme—, ¿les gusta Estados Unidos? Pregunto, porque probablemente las enviaré allí.

María intentó negociar, pero Mónica la interrumpió con un gesto de desdén.

—Soy yo la que hablará de negocios aquí —le espetó—. A mí honestamente no me interesan ustedes.

—Entonces, ¿por qué ese empeño?

—No me gusta hacer las cosas por orden de nadie, pero me encontré en una situación que me obligó a hacerlo. Hice negocios y tratos que supuestamente me benefician, pero no confío en ellas porque si jugaron en contra de sus aliadas —dijo Mónica posando su mirada en María—, ¿qué será de mí que fui su enemiga?

—¿Qué quieres de mí? —preguntó María.

—Dejaré que te vayas. Sé que conoces muy bien esta zona —dijo Mónica, con una mirada inquisitiva —. Eso es lo único que necesito.

—¿Que necesitas para qué?

—Para acorralar a Gabriella Lombardi, su esposa y la desgraciada de Abril. Porque si no lo sabías, gracias a ellas estás en esta posición.

—¡Hijas de perre! lo sabía.

El silencio que siguió fue tenso, lleno de incertidumbre y desconfianza. María y Mónica se miraron fijamente, evaluándose mutuamente. Finalmente, María asintió con determinación.

—Está bien —dijo María al conocer sus opciones—. Te ayudaré pero con una condición.

—¿Y cuál es esa condición?

—Quiero a Liliana Lansky, quiero matarla y si no me concedes eso no pienso ayudarte.

—No me importa si puedo quedarme yo con Abril y con Gabriella —Mónica asintió con una sonrisa satisfecha —Te dejaré ir después de esto —prometió.

—Ah, y otra cosa… quiero a Mariana también.

—Creo saber quién es.

Mónica está en un ambiente tenso con María y su hija.

—Eres experta en esta zona, si te doy la descripción de un lugar, ¿podrías deducir dónde está? —preguntó Mónica manteniendo su mirada fría.

—Cuenta con ella —respondió María—, conozco este lugar como la palma de mi mano.

Al día siguiente, en la mañana, aunque la ceremonia no fue exactamente como esperaban, Gabriella y Lily se sentían bien consolando a su niña.

—Se ve tierna —le susurró Lily a Gabriella—, tan dulce como cuando la encontramos.

Sangre Y Poder 2 (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora