Capítulo Extra - Gabriella (parte 3)

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Esa noche mi padre me dijo exactamente lo siguiente:

Escucha con atención Gabriella, pues en este círculo de poder eres tú quien ostenta el dominio absoluto. Incluso si mi ausencia llegara a ser una realidad, el poder seguirá en tus manos, decidido a ser acatado. Eres una ama del poder, pero conlleva una advertencia: el poder corrompe la lealtad y los lazos familiares, eclipsando incluso aquello que consideramos sagrado. Ante esta disyuntiva, es vital recordar que la sangre debe prevalecer sobre el poder, sin importar las consecuencias que puedan surgir. Un verdadero líder de esta organización reconoce la magnitud de su poder, pero jamás olvida que, en última instancia, elegirá proteger y defender a su sangre, incluso si eso implica renunciar al poder, incluso si eso implica enfrentar la muerte.

Que este juramento refuerce tu compromiso con los principios que guían a nuestra organización, recordándote que el poder, si no es controlado, terminará por someterte. Que nunca olvides que, en este juego de poder, la sangre y la familia conservan un valor incalculable que debe prevalecer sobre todas las cosas.

Recuerdo cada parte de eso, ahora me doy cuenta de que esos juramentos son más bien torturas. Esos son juramentos que hice y que eran demasiado sagrados para mí, tanto que no soportaría romperlos porque sentiría que estaba fallando a algo más grande.

(⁠◕⁠ᴥ⁠◕⁠)

—Mamá no llevó sus guantes —me dijo Leo mientras los sujetaba en sus manos —, siempre usa guantes a dónde sea que vaya.

—Tal vez los olvidó.

—Sí, es muy probable —se detuvo y me miró como si me analizara —. Te ves preocupada.

—No, no lo estoy, creo que estoy cansada y eso es todo.

(⁠◕⁠ᴥ⁠◕⁠)

¿Que si sentía a veces demasiado pesados los juramentos? Sí. Las responsabilidades a veces parecían algo abrumadoras y siempre sentía miedo a ese “cuando ya no estemos” de mis padres.

No fue sino hasta la noche del día siguiente cuando se cumplió lo que ellos decían.

Los miembros de la organización se habían congregado en una habitación sombría y tensa, con expresiones preocupadas y serias. Era obvio que algo muy malo estaba pasando para que hubiera una reunión sin que yo supiera de ella, sino hasta cuando ya todo estaba listo.

—The Killer —dijo el sacerdote en un tono bastante serio —, puedes traerlo.

Cuando vi que era aquel cajón de mi padre, solo podría pensar en una cosa…

Uno de ellos se acercó a mí con paso lento y solemne, sosteniendo en sus manos el cajón que pertenecía a mi padre. Yo no quería agarrarlo, retrocedí negando una y otra vez, pero él seguía acercándose para entregármelo.

—Gabriella, tenemos algo que decirte —comenzó diciendo el sacerdote en un tono compasivo.

Ya acorralada finalmente sostuve el cajón entre mis manos temblorosas, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda. Mis ojos se abrieron de par en par al escuchar las palabras cuidadosas, pero devastadoras que me comunicaron la trágica noticia.

—Gabriella —continuó hablando el sacerdote mientras se acercaba a mí — en este momento reconocemos que ha llegado el momento en que debes asumir un nuevo rol dentro de esta organización. Con profundo respeto y confianza, te entregamos el cajón maestro de tu padre y te proclamamos la nueva líder de esta comunidad. Confiamos en tu sabiduría, compasión y liderazgo para guiar a nuestra organización en los tiempos venideros.

Tenía 15 años, si se me estaba concediendo eso era porque algo le pasó a los líderes.

—De acuerdo al régimen, no se te dará el poder absoluto hasta que se considere que estés completamente lista para ello.

—No puede ser… No, no puede ser verdad —murmuré con la voz entrecortada, negando con la cabeza en un intento desesperado de negar la realidad.

Sé que mi rostro reflejaba una mezcla de incredulidad, shock y dolor profundo. Mis manos apretaban el cajón con fuerza, como si quisiera aferrarme a los últimos vestigios de mi padre.

—¿Cómo… cómo ha pasado esto? —logré articular finalmente, con la voz quebrada por la emoción.

Pero la verdad era innegable, y mientras las palabras resonaban en mi mente, pude sentir como mi mundo se desmoronaba a su alrededor. También me perturbaba saber que debía ser yo quien le diera la noticia a Leo.

Un grito ahogado escapó de mi garganta, lleno de angustia y desesperación. Odio llorar cuando otras personas están observándome, pero en esa ocasión, las lágrimas brotaron de mis ojos sin control, surcando un rostro pálido y demacrado.

¡No! —sollocé entre sollozos desgarradores, con el dolor punzante en mi pecho.

Finalmente, mis piernas me fallaron y caí de rodillas al suelo, soltando el cajón que contenía algo muy preciado, eran como recuerdos, algo de alto valor sentimental.

—¡No, no puede ser cierto! —exclamé con voz quebrada, el dolor abrumándome por completo.

Los sollozos angustiados resonaron en la habitación, rompiendo el silencio sepulcral y llenando el espacio con la intensidad de la pérdida.

—Lo mejor será dejarla sola… busquen a Leo, también debe saberlo cuanto antes.

Ahora me doy cuenta de que hacerle saber ese tipo de cosas así a una persona es algo cruel… y yo intenté hacerlo con Lily.

¿Con qué fuerzas le diría eso yo a mi hermano? Terminaría de destruirme viéndolo llorar a él.

No entiendo por qué dejaron en mis manos la tarea de decirle eso, me estaba costando demasiado asimilarlo, ¿cómo se lo diría?

Nos encontrábamos solos en la enorme y ahora desgarradora habitación de mis padres… y en cuanto le dije la noticia, sus brazos me envolvieron con una fuerza desgarradora, como si nunca quisiera soltarme. Sus sollozos resonaban en la habitación, sacudiendo su cuerpo con una angustia tan profunda que parecía romperle el alma. Me sentí impotente, incapaz de encontrar las palabras o el consuelo adecuado para aliviar su dolor. En ese momento, mi propia fortaleza se desvaneció ante la devastadora expresión de dolor en su rostro.

Fue después de ese suceso que me di cuenta de que a Leo le tenía cierto o mucho miedo al mundo de la mafia, a los juramentos familiares y a nuestro destino dentro de la organización.

En el fondo, yo también sentía miedo y a él no se me hacía difícil hacérselo saber.

—Tengo miedo de no poder con esto —le confesé.

—Talvez no sea consuelo suficiente, pero sabes que me tienes… no tienes por qué continuar sola. Somos hermanos.

Yo quería que él estuviese conmigo en todo, incluso en mi liderazgo, quería que el fuera parte de cada pequeño detalle conmigo. Yo no sabía que eso podría convertirse en una tortura para él.

Al presidente Estadounidense de ese entonces lo odié y lo odio todavía. No sé qué tan cierta sea su participación en ello, pero él siempre se adornó y dijo en distintas ocasiones decir que fue gracias a él que mis padres terminaron muertos.

Además de eso, aseguraba continuar acabando con más miembros importantes de la organización y eso fue lo que desencadenó todo el asunto de los atentados.

Algo que parece no tener sentido es que ellos de alguna forma cumplieron la promesa que me hicieron. No sé exactamente cómo, pero pasó y sé que Vanta ha sido una criatura especial desde que lo encontré, debido a las circunstancias en las que lo encontré.

Sangre Y Poder 2 (chicaxchica)Where stories live. Discover now