Solo es la madre de mi hija.

45.4K 2.5K 1.4K
                                    


#Marcos

- Marcos, mi amor... ¿estás bien? -aparto la mirada del sobre. Esto no está bien, no puedo tener este humor frente a ella, porque es por ella por lo que me he decidido a dar un paso tan importante en esta situación.

- Sí, sí... solo estaba pensando. Los negocios, la empresa, mi padre siempre encima, mi hija...

- Le vas a encantar, estoy segura de ello.

Me detengo unos segundos para organizar el rompecabezas que hay ahora mismo en mi cabeza, para manejar el cúmulo de sentimientos que han llegado hasta mí y los nervios que siento por ver que es lo que me voy a encontrar una vez llegue a Nueva York. Pero cuando me giro para ver a mi novia, una nueva duda se une a mis preocupaciones.

- ¿Qué te pasa Clo? - la miro fijamente, sin moverme un centímetro. Espero que no sea lo que estoy pensando.

- Nada, Marcos. Estoy feliz por ti y porque vayas a vivir algo así de bonito, no cualquiera puede ser padre- cierro los ojos un instante y cuando vuelvo a abrirlos le cojo la cara entre ambas manos para decirle algo muy importante.

- Ya has ido a médicos y a especialistas, y odio que tengas que pasar algo como esto. Pero a mí no me importa que no puedas tener hijos, yo te quiero igual, y ahora que voy ejercer mi faceta de verdad, podremos convivir los tres en familia.

-Marcos, esa niña tiene una madre.

-Lo sé. -suspiro, claro que lo sabía. Había perdido la cabeza por esa mujer como por nada en la vida. - Me refiero a que me vas a tener que ayudar y vas a formar parte en todo esto, por si eso te compensa.

-Supongo - responde ella. Ya parece más feliz y eso me tranquiliza mucho, nunca es fácil hablar de este tema para nosotros. Desde que le dije por primera vez que tenía una hija y ella me confesó que era estéril, este tema era tabú entre nosotros. Yo ya había aceptado la idea de que iba a ser padre, aunque en un principio me costase, pero que ella no pudiese darme hijos no suponía ningún problema para mí puesto que yo tampoco era partidario en cuanto a tener más hijos, apenas tenía una y no sabía ni cómo hacerlo.

- Venga, vamos a comer- le digo esperanzado por pasar el resto de la tarde bien con ella, sin nada que le preocupe. Solo ella y yo, trabajando desde casa y con su compañía, cómo venimos haciendo desde hace un año y medio.

- No, Marcos. Necesito de hablar de algo contigo que me tiene más preocupada que el resto de las cosas que hemos hablado- dejo en la encimera los cubiertos que había cogido para poner la mesa. Sé lo que va a decirme, estaba esperando por ello.

- Vas a volver a ver a Mía- miro a Cloe sin mediar palabras durante unos largos segundos.

- Tengo que hacerlo Clo, es la madre de mi hija. Y la que lleva encargándose de ella desde que estaba en su vientre hace cinco años, no puedo ir con un abogado y ya solo para no verle. Mi historia con ella es algo que ya está superado. - Estaba seguro de ello, me había costado mucho llegar hasta aquí, pero no iba a echar todo por tierra por ella de nuevo.

- ¿Le sigues queriendo? - yo niego con la cabeza, ella parece un corderito a punto de ser sacrificado- No me refiero a cómo lo hacías antes, pero ella ha sido tu primer amor Marcos y recuerdo todas las veces que hablamos de esa mujer antes de empezar lo nuestro... habías perdido la cabeza por ella.

- Ahora ella es solo la madre de mi hija Cloe. La vida me va bien, y estoy contigo, es más que suficiente- vuelvo a coger los cubiertos y los platos para dirigirme al salón, pero antes le dejo un beso rápido en los labios. He dado por terminada la conversación, espero que lo haya pillado.

Mientras espero a que Cloe termine de hacer el almuerzo pienso en esa conversación. Y por primera vez después de mucho tiempo, me permito preguntarme acerca de Mía. ¿Qué será de ella? ¿Cómo cuidará a mi hija? ¿Vivirán solas o con la pareja de Mía?... Espera, ¿Habrá rehecho Mía su vida amorosa como lo había hecho yo? ¿Le habrá costado tanto como a mí? ¿Llamará mi hija a ese hombre papá? Dios, pensarlo me hace tanto daño que me llevo la mano al pecho inconscientemente.

-Listo, vamos a comer mi amor- Cloe sirve la pasta para ambos, realmente era buena cocinando. La verdad es que había muy pocas cosas en las que no era buena, se esforzaba por sobresalir entre la gente, por ganarse su lugar en cada sitio donde iba, aunque a veces era muy tímida con los desconocidos, pero eso solo conseguía hacer que me gustase más. Estoy seguro que es la mujer que todo hombre querría en su vida.

-Deja de mirarme Clo, me estás intimidando- digo riéndome. Parece una niña esperando a que alguien pruebe su taza del té.

- Es que estoy nerviosa por si no te gusta, es una receta familiar.

- Entonces diré que está exquisita.

- ¡Pero si ni siquiera lo has probado! - ella me da una palmada en el brazo mientras yo me río. Está bien que tenga mi edad, pero por lo que me ha contado, su padre no es nada amigable y la sigue tratando como si fuese una niña pequeña.

-Cariño... sabes que la familia es lo primero para mí. Y más si hablamos de tu padre- le digo exagerando. Ella se ríe al ver mis expresiones y yo con ella, creo que estos son mis momentos favoritos, los dos solos en mi casa riéndonos de cualquier tontería.

- Venga Marcos, deja de bromear y pruébalo- dice calmando su risa. Yo me pongo serio, cojo el tenedor y envuelvo en él la pasta bajo la atenta mirada de mi novia.

- Ummm- la miro haciéndome el impresionado a pesar de que sé de sobra lo bien que cocina- ¿Quién te ha enseñado a cocinar así? ¿Ah? ¿Por qué no estamos sacando dinero de esas manos? - le cojo ambas manos para llenarlas de besos mientras le digo- vosotras me vais a hacer más rico aún, más rico aún preciosas, os llevaré a que os hagan la manicura cada semana.

- Iugg- dice Cloe apartando sus manos de las mías mientras se ríe a carcajadas- eres asqueroso, solo son dos manos.

- Tienes razón, mejor guardar tu don para mí. ¿O acaso has visto a algún millonario ir por ahí enseñando la clave de su éxito a todo el mundo?

- ¿Estás diciendo que mis manos son la clave de tu éxito? Ugg- dice mientras pone un gesto de repugnancia- Eso es asqueroso mi amor- ella se sigue riendo de todo lo que le digo. Le encanta que le diga cosas.

-Estoy diciendo que es gracias a ti he conseguido estar hasta donde estoy hoy, por eso no quiero que haya más preocupaciones sobre temas que no tienen ninguna importancia en este momento de mi vida- le digo mientras veo como a ella le brillan los ojos mientras me escucha hablar- Ah sí, y esto está de muerte.

VOLVER A TENERTE. (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora