No sabes cuanto tiempo llevo soñando con esto.

39.8K 2.6K 229
                                    


#Marcos

Deje que Mía se metiera en el coche sin decir ni una sola palabra mientras yo abrochaba a Olivia en su sillita para niños. Sabía cómo se sentía mi mujer, sabía lo mucho que significaba mi madre para ella y ella para mi madre, sabía lo sola que se había sentido estos años sin la ayuda de sus padres, y sabía que llevaba mucho más a cuestas de lo que podría soportar cualquier mujer a su edad. Y si me paraba a pensar, ninguno de nosotros habíamos tenido lo que se dice suerte en lo que a nuestras familias respecta, y supongo que por eso nos comportábamos así con Olivia. Ella era nuestro principal motor para cualquier paso que fuésemos a dar.

- No estés triste enana, te prometo que volveremos muy pronto.

- ¿De verdad papi? -pregunta acariciando a su muñeca, Mafalda creo que se llama. ¿Qué clase de nombre era ese?

-Por supuesto. -Le dejó un beso en la nariz, a lo que ella me responde sonriendo y a continuación, cierro la puerta del coche y me dirijo al asiento del conductor. Miro por el rabillo del ojo a mi mujer antes de arrancar el coche y la observo mirando hacia los jardines de la casa con la mirada perdida.

- ¡Mami! ¡Papi! ¡La abuela nos está diciendo adiós! - miramos los dos hacia donde señala Olivia y enseguida vemos a mi madre con los niños al lado moviendo la mano en señal de despedida, a lo que respondemos con el mismo gesto.
Cinco minutos más tarde ya habíamos salido de la propiedad de mis padres y estábamos en dirección a la sorpresa que tenía guardada desde hace meses. Pero Mía no dijo nada en todo el camino, ni siquiera pregunto hacia donde íbamos, así que puse mi mano sobre su rodilla y segundos después ella la envolvía con las suyas.

- ¿Estás mejor? -me fijo en Olivia a través del retrovisor, está absorta en peinar a su muñeca.

- Tú madre...

-Lo sé- le digo cuando veo que le cuesta hablar.

- ¿Debería volver a España en intentar solucionarlo todos con mis padres? -la miro por unos segundos, ella parece una niña perdida. Y me jode verla así, joder, me joder ver a mi mujer así.

- No lo sé nena. No creo que seas tú quien tenga que ir, quien tenga que dar el paso, quien tenga que disculparse.

-Pero si ellos no dan el paso, creo que prefiero darlo yo antes de que esto vaya a más-susurra.

-Entonces estaré a tu lado, preparado para encarar a quien sea. -La escucho soltar una pequeña carcajada que me hace sonreír a mí también. Y aprovecho el poco tráfico para plantarle un casto beso en los labios.

- Ha vuelto el Marcos fanfarrón -me dice entre risas.

-Creo que voy a volver a entrenar haciendo también boxeo, no sabes lo que echo de menos a veces poder estampar mi puño en más de una persona.

-¡Marcos! - Me río cuando la veo tan histérica, sé que no le gusta que Olivia me escuche hablar así pero la verdad es que dudo mucho que ni siquiera nos esté prestando atención.

-Guapa -le respondo. Y ella se echa a reír negando con la cabeza mientras se le suben los colores. -¡Retiró lo dicho, ahora pareces un tómate!
Está vez Olivia parece que sí que nos ha escuchado porque de repente ella también se está riendo. Mía me da una pequeña torta en el brazo.

-¡Mami!

-Tranquila cielo, tú madre no tiene fuerza ni para matar una mosca -le digo a mi hija mientras veo por el espejo interior lo escandalizada que está. Después miro a mi mujer, que está haciéndose la ofendida en exceso, haciéndome estallar a carcajadas.

- Me las vas a pagar -susurra con voz insinuante. Y un pinchazo me llega hasta la punta de mi amigo, joder ahora no. Ella se da cuenta y comienza a reírse a mi lado. Ya puede dar gracias a que está Olivia delante porque sino ya hubiese frenado el coche y tendría la cara estampada contra cualquiera de las ventanas tintadas de atrás.

-Papá.

-Dime cariño.

- ¿A dónde vamos? - Me quedó callado. ¿Debería decirlo ya o las dejo en tensión hasta el último momento?

- Eso cielo, ¿a dónde vamos? -Miro a mi mujer con diversión. Si ella supiera...

- creo que os voy a hacer esperar un poco más.

- ¡No! -gritan las dos a la vez. Son igualitas, igualitas.

- ¡Ya sé! ¡Vamos al parque de atracciones! -grita Olivia.

-No.

- ¡Al cine!

-No.

- ¡Ya lo tengo! -hace una pausa dramática- !A Disney!

- Ummm -digo haciéndome el interesante.

-¿Qué? - A Mía se le abren los ojos de par en par.

- ¡Sí! ¡Disney! ¡Disney!

-No vamos a ir a Disney, Olivia. -Mi hija deja de moverse al instante, ahora parece más bien apenada.

-Aquí estamos, hemos llegado. -Las miro a ambas, se han quedado completamente confundidas e impactaras ante el gran portón que hay delante nuestra.

-Buenos días señor Marcos -me dice el guardia de seguridad al bajar la ventana.

- Marcos -susurra Mía a mi lado aún perpleja. Creo que ya comienza a enlazar todas las piezas en su cabeza.

-Las llaves, señor. Bienvenido. -Asiento y pulsó el botón para abrir el gran portón que hay delante nuestra.

- Marcos, ¿esto es..

-Nuestra casa. - No dicen nada ninguna, Olivia va atrás mirando todo a través de la ventana que acabo de bajar para que pueda observar el camino de entrada lleno de flores a cada lado de la carretera.

-Estás de broma.

-Ninguna broma nena. Me dijisteis que no ibas a poder vivir en la misma casa donde yo había estado viviendo con... ya sabes -le digo intentando no mencionar a Cloe delante de nuestra hija.

-Pero Marcos.

- Esa misma noche hable con Ramón, en una semana ya habíamos elegido y comprado la casa, incluso hemos reformado varias habitaciones. Aunque todavía hay que escoger muchas cosas, pero eso ya lo deje para que lo hicieras tú, para que lo pusieses a tu gusto.

-Marcos. -Joder, está abrumada. Incluso yo lo estoy.

- Está será nuestra casa ahora cielo, no sabes cuanto tiempo llevo soñando con esto.

VOLVER A TENERTE. (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora