Pronto para qué.

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#Mía

-Perdóname.
Es lo primero que escucho a la mañana siguiente. Y sorprendentemente, lo que dice cae sobre mi como un jarro de agua fría despertándome por completo en la que ni siquiera es nuestra cama. Aún así, decido no girarme hacia él. No quiero que me vea así, no quiero que me vea tan débil, no quiero caer en sus redes, no quiero perdonarle tan fácilmente, no quiero nada.

-Mía, perdóname -vuelve a decir. Y me odio a mí misma al instante por sentir lo que siento, por querer darme la vuelta abrazarle y decirle que todo estará bien, que todo va a estar bien. -Sé que anoche me comporté como un imbécil, pero todo eso tiene una explicación.

- No tienes que dármela. No quisiste dármela anoche, porqué ibas a hacerlo ahora. -Aprieto mis ojos para contener mis lágrimas cuanto le oigo suspirar. Pero en el momento en el que él pone sus manos sobre mi piel, mi corazón jadea y me rompo en pedazos de un momento a otro.

- No, no llores Mía por favor -sus reconfortantes brazos alrededor de mi cuerpo hacen que mi llanto no haga más que incrementar, y lo que antes eran sollozos ahora son lamentos.

- Marcos. -Me doy la vuelta sin siquiera mirarle y escondo mi cabeza en su pecho mientras lloro todo lo que tenía guardado.

-Perdóname, perdóname. He sido tan idiota...
Me callo para poder escucharle. Sentir sus brazos rodeándome, su respiración en mi pelo o sus besos en mi frente era todo lo que necesitaba. Y por mucho que tuviese que regañarle o reprocharle, lo único que quería era saber como estaba y cuál era el problema, escucharle y buscar una solución juntos. Habías pasado por demasiadas cosas durante todos estos años como para dejar que a estas alturas algo trivial nos pudiera hacer daño.

- No vuelvas a tratarme así. No sabes cuanto me ha dolido -le digo cuando mis ojos se encuentran con los suyos. Enseguida noto el olor a tabaco y a wisky, la sombra de las ojeras bajo sus ojos y su pelo despeinado de tanto echárselo para atrás.

-Nunca más, te lo prometo.

- ¿Qué ha pasado? -le pregunto sin rodeos mientras le acaricio el rostro con delicadeza.

-Ryan, me dijo que había tenido una pelea con varios de los mejores inversores que tenemos. He llegado a pensar que nos iba a llevar a la quiebra.

- Dios mío. ¿Y que ha pasado? -Pregunto dudando en sí quiero saber o no la respuesta de sus labios. Si la empresa de Marcos se fuese a la quiebra, miles de personas se quedarían sin trabajo, y aunque a él todavía le quedase algo de dinero para vivir medianamente bien respecto a lo que está acostumbrado, tarde o temprano se vería obligado a trabajar nuevamente en la empresa familiar con su padre y su hermanos. Y ninguno de los dos queremos eso para él.

-Lo he solucionado cielo, así que no te preocupes. He hecho unas cuantas llamadas y he dejado todo listo.

- ¿Listo para qué? -le digo con la cabeza apoyada en su pecho cuando él me mira.

-Listo para que tú y Olivia estéis bien y felices a mi lado el resto de la vida. Sin tener que preocuparos por nada ni nadie -sonrío al escucharle hablar tan decididamente. Y segundos después caigo en los brazos de Morfeo pensando en Marcos vestido de traje y dando órdenes.

Horas más tarde...

- ¡Mama! ¡Mamá! -escucho decir en la lejanía. - ¡Mami despierta! ¡Despierta!

- ¿Qué pasa Olivia? -le digo a mi hija frotándome los ojos con los puños de las manos. -¿Y papá? ¿Dónde está tu padre Olivia?

-Papá está haciendo la cena.

- ¿La cena? ¿Qué hora es? -mi hija se encoge de hombros, y entonces veo en mi móvil que son las seis y media de la tarde. Dios mío, ¿porqué nadie me ha despertado? -¿Habéis almorzado?

- Sí mami. Y la abuela ha llamado, dice que te diga que ya tiene todo listo para mañana. -Sonrío al ver a mi hija dar saltos de alegría al emocionarse por su quinto cumpleaños. Así que me pongo a hacer el tonto con ella un rato hasta que me acuerdo de algo.

-Ve abajo a ver que hace tu padre cielo. Y dile que estoy hambrienta, yo necesito ir al baño.

Observo a Olivia salir de la habitación de invitados con su vestido blanco de volantes y sus dos colas, y me voy corriendo al baño para comprobarlo. Un minuto más tarde confirmó, segundo mes sin regla, creo que es hora de que Marcos lo sepa...
Bajo las escaleras suspirando, preguntándome si me estoy precipitando o no. Que más da Mía, es el momento de actuar.

- Hola -digo parándome en la entrada de la cocina para observar a mi hombre cocinando mientras charla con nuestra hija, que está sentada en la encimera comiéndose un helado.

-Hola, bella durmiente -dice dándome un pico sonriente. Pues sí que le ha sentado bien la siesta a este.

-¿Porqué no me has despertado antes? -digo dándole otro beso a Olivia.

-Porqué nena... si has dormido diez horas, es porque tu cuerpo necesitaba dormir diez horas.

-Ya, sí. Hablando de mi cuerpo.... - vamos Mía, no seas cobarde.

- Si me vas a decir que si te veo más gorda, no te veo más gorda nena. Estás estupenda. - Me río suavemente cuando veo como me echa un vistazo de arriba abajo como si fuese una chuchería.

- ¿No? ¿No estoy más gorda? - digo bromeando- ¿Olivia tú no me ves más gorda?

- Ummm -mi hija tarda unos segundos en inspeccionarme cuando de repente alza un dedo como si tuviese algo súper importante que decir. - Yo no te veo más gorda, mami.

- Ya... supongo que todavía es pronto. -Entonces Marcos deja caer la paleta en la encimera y gira su cuerpo por completo hasta quedar frente a mí.

- ¿Pronto para qué? - pregunta muy lentamente.

- Hace casi dos meses que no me viene la regla...

- Y eso significa que... -dice incitándome a hablar.

- Creo que estoy embarazada.

VOLVER A TENERTE. (II)Where stories live. Discover now