El fin del ciclo.

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#Marcos

Envolví mis manos en su cuello levantándole unos cuantos centímetros del suelo cuando mencionó a mi hija. Me había hecho las mayores putadas de mi vida, pero nunca pensé que llegaría hasta este punto. Ahora sólo quería que terminara de hablar para poder matarlo.

-No vuelvas a hablar así de mi hija en el poco tiempo que te queda de vida -le digo claramente antes de tirarlo contra el suelo como si fuese un perro. Pero él muy hijo de puta se recompone con una sonrisa en su boca, haciendo que me entren ganas de partirle la boca.

- No, ella fue algo bueno. Empezaste a trabajar por ella, te aliaste conmigo en las empresas para ganar dinero y que tu hija se sintiese orgulloso. Honorable para cualquier hombre, yo estaba contento porque sin saberlo, movías dinero negro de mi cuenta bancaria Díaz tras día, así la policía no tendría con qué delatarme. Y a ti, nadie te iba a juzgar.

- Hijo de puta - le digo antes de propinarle otro puñetazo. Esta vez en la nariz.

- Y entonces llegó Cloe - dice con adoración mientras se mira la sangre que le cae de la nariz.
- Cloe era perfecta para ti. Era fina, entregada, delicada, estéril... y además tenía tan poca idea de en que andaba metido su padre, como tú. Pero ella también era una pieza clave en los negocios, cada vez que viajaba a ver a sus amigas en su jet privado, Toni mandaba a trasladar kilos y kilos de cocaina. Ella nunca lo supo.

- Eres despreciable -le digo dándole una patada en toda la polla. ¿Como alguien tan cercano a mí había podido estar engalanando e tanto tiempo? ¿Cómo un padre es capaz de hacerle algo así a su hijo?

- Despreciable - dice con dificultad- despreciable fue enterarme de que le dejaste para volver con esta furcia -le vuelvo a pegar, esta vez en las costillas - y encima la vuelves a traer al país, a mi casa y en mi cara. ¿De verdad te creías que me iba a quedar de brazos cruzados?

- ¿A que te refieres? ¡¿A qué te refieres?! ¡Habla desgraciado! -le gritó cuando me subo encima de él y comienzo a pegarle en todas partes para que hable.

- Hoy ha venido el gordo para darle una sorpresa a tu mujer. Lastima que se la haya dado ella sola antes de tiempo. - Lo siguiente que siento es uno de sus dientes clavado en mis manos, el cual me quito rápidamente. Y entonces caigo en algo.

- ¡¿Porqué me cuentas esto?! ¿¡Porque ahora?! - pero el hombre al que tantas veces he llamado papá, apenas puede hablar. - ¡Te he dicho que hables, joder!

-Porqué aunque me mates a golpes, seguirás llevando mi sangre por tus venas hasta el día en que me muera. Una vez te dije, que una mujer me había vuelto loca, que no quería que te pasase a ti. Y a pesar de que he luchado contra viento y marea para que eso no pasase, acabarás repitiendo mi historia una y otra vez. Yo también le decía a esa mujer "Eres mía, preciosa"... hasta que lo dejó de ser.

- ¡Somos la policía! ¡Apártense de la puerta vamos a abrir! - es todo lo que escuché antes de que dos hombres me sacaran de esa habitación esposado y a rastras mientras veía al equipo sanitario agruparse alrededor de mi mujer y de ese hombre que decía ser mi padre, quien también tenía los ojos cerrados.

- ¡No! ¡¿Qué hacen?! ¡Es mi hijo! ¡Es inocente! ¡¿ A dónde se lo llevan?! ¡Es mi hijo! - grita mi madre cuando me ve bajando las escaleras con ambos policías sujetándome a mis espaldas.

- Estoy llamando a un abogado hermano, te voy a sacar de esta Marcos. Lo juro.

-Tiene usted derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra ante un tribunal. Tiene la asistencia de un abogado durante su interrogatorio. Si no puede pagarlo, se le asignará uno de oficio. ¿Entiende usted estos derechos?

- Sí- es lo único que digo antes de entrar al coche. Pero no me da tiempo a entrar cuando veo como los servicios sanitarios meten a Mía corriendo en la ambulancia mientras le ponen la mascarilla de oxígeno.

- ¡Cuidado! ¡Está embarazada! - grito desesperadamente. Joder, yo no debería estar aquí, ni ella ahí. No otra vez.

- Señor Rodríguez, entre en el coche antes de que consiga que su sanción aumente.

El tipo agarra mi cabeza hundiendo mi cuello hasta lograr meterme en el coche, para a continuación cerrarme la puerta en la cara. Y mientras los policías se suben en sus asientos observo a la multitud de gente que hay presenciando la escena, a mi madre y a Lili llorando, a Ryan hablando por teléfono con lágrimas en los ojos, a Polo metiendose en la ambulancia a toda prisa, y al resto de nuestros amigos a regañadientes con los policías y la seguridad que controla el peritaje.
Pero nada de eso me importa cuando el coche comienza a andar, ni cuando llega a comisaría, ni tampoco cuando me quitan la ropa para ponerme un uniforme de preso y meterme la mano en el culo por si llevo droga. Lo único que pienso es en que mi mujer esté bien, que mi futuro hijo esté bien, que Olivia no haya presenciado nada hoy, y que Ryan me saque cuanto antes de este asqueroso agujero donde me han metido..

-Rodríguez, tiene visita - dice el guardia de mi celda esa misma noche.

- Señorito Marcos.

-Ramón -digo levantándome hasta agarrarme a las rejas. Las lágrimas me pinchan en los ojos, este hombre lo es todo para mí.

- Tranquilo, voy a sacarte de aquí. Te lo prometo, hijo.  -"Hijo" retumba en mi estomago como nunca antes, el hijo que no sé si conoceré, el hijo que soy para Ramón, el hijo al que Ignacio ha traicionado. Hijo, hijo, hijo...

-Ramón, ¿se puede saber de que se me acusa exactamente? -pregunto.

- De asesinato.

-Eso quiere decir que... - me interrumpe.

-Ignacio está muerto.

FIN

VOLVER A TENERTE. (II)Where stories live. Discover now