Un lunar en el cuello.

46.2K 2.9K 354
                                    


#Marcos

"Estoy perfectamente, no ha pasado nada que pueda afectarme. Hace cinco años que no me afecta nada que no tenga que ver con mi hija", es frase no deja de rondar por mi mente. ¿Qué necesidad había de soltar algo así? ¿En qué momento se había enfadado?

- ¡Marcos! ¡Marcos! - escucho decir a Olivia mientras me da pequeños toquecitos con sus manitas en mi brazo para captar mi atención. No me acostumbro, no me acostumbro y creo que voy a tardar mucho en acostumbrarme al toque de mi hija. Hace que todos mis sentidos se pongan alerta.

-Dime cariño. - No me importa llamarle así, creo que le caigo bien. Hemos conectado desde el principio.

- ¡Tenemos el mismo lunar en el cuello! ¡Mira! - observo minuciosamente como Olivia se aparta el cabello del cuello y deja a la vista una copia bastante exacta a mi lunar. En el lado derecho.

-Vaya- es lo único que soy capaz de decir.

-¡Es genial! ¡Podríamos ser hermanos! - yo me río ante su dulce inocencia- ¡Voy a decírselo a mamá! ¡El mío le encanta! ¡Seguro que le gusta el tuyo también. -Pero entonces pienso en todas las veces que Mía ha tocado mi lunar, la de veces que lo ha besado, lo mucho que le gustaba.

- Creo que no es buena idea, Olivia. Además, yo tengo que irme ya- le digo impidiendo que salga corriendo para mencionar algo del lunar a Mía. Será mejor que dejemos las cosas estar, me despediré cuando vuelva de la cocina y dejaremos el tema pasar.

- ¿Qué? ¿Irte? -observo como su rostro se entristece al instante haciendo que se me pare el corazón. ¿Qué me ha hecho esta niña?

-Sí, tengo que trabajar, pero otro día te puedo llevar al parque de atracciones, o al cine, o a dónde quieras- le digo esperando que no se asuste ante mi entusiasmo.

- ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Mamá una vez me llevó y me lo pasé súper bien, venía también mi mejor amiga con sus papás! ¡Tienes que conocer a Evelyn! ¡Te va a caer súper bien! - Yo supongo que con Evelyn se refiere a su mejor amiga. Me entristece saber todas estas cosas tan tarde, que Mía vaya a los sitios con parejas de padres y no conmigo... esto no está bien.

- Si es igual de buena que tú, podrá venirse con nosotros.
Olivia me responde con una preciosa sonrisa, y acto seguido, se levanta de la mesa retirando las cosas de su postre sin que nadie le diga nada. Es igual que yo, tiene mis ojos, mi nariz, mi lunar... pero tiene los labios y la sonrisa de su madre. Y desde luego también su encanto. Yo nunca he caído bien de primeras. Pero me alegro, es una niña impresionante y me enorgullece que sea mi hija.

-Cuidado con lo que dices, porque luego tendrás que cumplir las promesas- dice Polo entrando de repente al comedor.

-Por supuesto que voy a cumplir mis promesas. Ahora que por fin conozco a mi hija, no pienso volver a apartarme de ella- le digo desafiante. ¿Quién se cree qué es para decirme lo que tengo que hacer o cómo hacerlo?

- Me parece muy bien Rodríguez, pero sí para acercarte a Olivia piensas arrasar con todo por delante, recuerda que vas a tener que pasar por encima mía antes. - ¿Qué? ¿De qué habla? ¿Se está refiriendo a Mía?

- ¿De qué estás hablando Polo? - le digo levantándome de la silla para ponerme a su altura.

-Té estoy hablando de que Mía ya ha pasado bastante por tu culpa, y no pienso verla otra vez igual de mal. Tú no sabes el infierno por el qué ha pasado. - Lo sé, lo sé. Todo el mundo me lo ha dicho desde que he vuelto a acercarme a ella. No hace falta tenerle a él para que me lo siga repitiendo.

- Todos hemos pasado por un infierno- le digo susurrando. Estoy seguro de que Mía y Olivia van a aparecer en cualquier momento.

- Sí, pues me encargaré de que eso no vuelva a suceder.
El muy imbécil se va dejándome solo de nuevo en ese comedor. ¿Desde cuando hablaba ese tío así? ¿Desde cuándo se atrevía a encararme?... Hace cinco años no hacía más que hacerme sentir incómodo con sus atrevidos comentarios y ahora viene amenazándome. Creo que se ha equivocado de persona, yo he lidiado con gente mucho peor que él, gente mucho más peligrosa. Más le vale no tentar a la suerte.

- ¡Marcos! - me giro de repente asustado al escuchar la voz de Olivia. Espero que ni ella ni Mía hayan escuchado la conversación que Polo y yo acabamos de tener. -Le he dicho a mamá que algún día me vas a llevar al parque de atracciones. Podemos ir los tres, ¿verdad?

-Claro- digo ante el entusiasmo en la voz de Olivia, que va felizmente cogida de la mano de su madre. Observo el rostro de Mía, es impasible, neutral. Ni un gesto de enfado, de felicidad... nada.

-Bueno Olivia, creo que es hora de que te pongas a hacer los deberes, si quieres ir luego a casa de Evelyn- dice Mía utilizando el característico tono de voz tan dulce que pone cuando le habla a nuestra hija.

-Pero mami... yo quiero jugar con Marcos antes de que se vaya - dice poniendo cara de cachorrito. Vaya, tiene el mismo poder de convicción que su madre. Si fuese yo el que tuviera que decidir lo que quiere, acabaría ganándome siempre.

- Ya cielo, pero es que Marcos se va ya... ¿verdad?- dice Mía fulminando e con la mirada. Como para decir que no...

-Sí claro, tengo muchas cosas que hacer.

-Sí, ya- dice Mía hablando para ella. Mala suerte porque le he escuchado.

-Perdona, ¿qué? - ella se hace la desentendida, pero a mí no me cuela.

-Nada -responde.

- ¿Entonces vamos a ir al cine? ¿Y al parque de atracciones? - me dice Olivia tirando de mi pantalón tratando de captar mi atención. Yo me agacho para ponerme a su altura y poder contestarle.

- Té llevaré a dónde tú quieras.

- ¡Sí! ¡Marcos eres el mejor! -Y después de darme un abrazo bajo la atenta mirada de su madre, se separa de mí y sale corriendo. Supongo que para hacer sus deberes.

-Espero que cumplas todo lo que le prometes, Marcos. Pronto habrá que decirle que eres su padre, y no pienso dejar que juegues con sus sentimientos- me dice Mía en cuanto comprueba que nos hemos quedado solos.

- Lo haré- le digo ya cansado de escuchar lo mismo que me ha dicho Polo minutos antes.

- ¿Sí? ¿Y qué harás? Ni siquiera vives en Nueva York- me dice ella cruzándose de brazos. Está enfadada, está muy enfadada.

-Encontráremos una solución. Podemos dividirnos el tiempo con ella. -Mal. Las palabras que he dicho han estado mal. Está mucho más enfadada ahora, está que echa humo por las orejas.

- Mi hija solo tiene cuatro años. No se ha separado nunca de su madre, y no va a estar yendo y viendo de avión en avión como si fuera cualquier cosa. -Y dicho esto me abre la puerta y me empuja hasta fuera, para después cerrarme la puerta en la cara.

-Genial Marcos. La has vuelto a cagar.

VOLVER A TENERTE. (II)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang