Jamás me cansaré de esto.

52.3K 2.9K 184
                                    


#Mía

Me quito la lencería también, quedando completamente desnuda ante él. No estoy nerviosa ni tampoco me da ningún pudor que Marcos me vea así. Sorprendentemente, le deseo, y deseo que me mire, que ansié mi cuerpo tanto como yo a él.

- ¿Y ahora?- le digo balanceándome lentamente sobre mi cuerpo bajo su atenta mirada.

- Ahora me voy a desnudar yo. -Le observo quitarse la camiseta mientras me muerdo el labio. Está mucho más musculoso que hace cinco años. Mi cuerpo estaba cegado por el placer.

-Déjame que te ayude con eso -le digo cuando le veo dispuesto a deshacerse de su pantalón.
Me incliné sobre él rodeando mi cuello con sus manos para después sentarme sobre él con una pierna a cada lado de su cadera. Mis manos recorrían el fuerte pecho de Marcos con toda la delicadeza que a él le gustaba mientras iba dejando besos húmedos por él. Me di cuenta mientras le acariciaba en que tenía muchos más tatuajes que cuando le conocí, y le quedaban maldita mente bien.

- Nena- dice Marcos rodeando mi cuerpo con sus manos. Sus ojos están negros a causa de la excitación, su respiración es agitada, y sus partes presionan las mías haciéndome gemir inconscientemente.

-¡Ahh!-gritó cuando Marcos se mueve debajo de mí mientras tira de mi pelo hacia atrás. Marcos bajó sus besos desde mi cuello hasta mis desnudos hombros, para después centrarse en mis pechos. Gemí cuando me mordió suavemente un pezón.

- Quiero que sientas lo duro que estoy, nena. Lo duro que me tienes- dice cuando vuelve a unir sus labios ferozmente con los míos. Asentí sin poder soltar ninguna palabra, en la habitación solo se oían nuestros suspiros y gemidos.
Rocé la entrepierna de Marcos queriendo torturarle un poco mientras él se centraba en mis pechos. Tenía razón, estaba muy dura. Le torture por unos segundos subiendo y bajando mis manos por toda su virilidad.

-Umm- le digo llevándome un dedo a la boca.

- Quítame ya el pantalón, cielo. No quieres saber lo que va a pasar si tengo que hacerlo yo.

-La verdad es que sí que quiero saberlo - le digo con voz inocente. Él tomó de un momento a otro mi cabeza con fuerza para unir nuestros labios en un fogoso beso. Volví a gemir cuando mordió mi labio, lo que provocó que su erección creciera. Además de su arrogante sonrisa.

-Vamos cielo, tócame. - Sonrío ante su súplica y me deslizo poco a poco por su cuerpo hasta quedar de rodillas con él sentado frente a mí en el filo de la cama. Le quito el pantalón lentamente, consiguiendo un gruñido de desaprobación como respuesta. -Te juro que pienso castigarte por esto, nena.

- ¿Ah, sí? ¿Cómo? - susurro con mi cara pegada a su boxer.

-Te voy a azotar, preciosa. Te voy a dar azotes hasta que me supliques que pare. -Le miro, está tirando de su pelo hacia atrás en un gesto frustrado. Así que decido que ya es hora de dejar de torturarle, y le quito el bóxer suavemente bajo su atenta mirada.

-Lo siento campeón, te lo compensaré. -Y antes de dejarle contestar, ya tengo su miembro en mi boca. Dios, cuanto echaba esto de menos.

- ¡Mierda!- Exclama Marcos- Joder Mía, no me acordaba de lo bien que se te daba esto. - Yo sonrío interiormente sin dejar de chupar, de lamer, de besar y de pajear su tremendo miembro. La muevo de arriba abajo con mi mano mientras bajo mi cabeza para succionarle los huevos. Eso le flipa. -Joder, ven aquí.
Marcos me aparta de mi tarea para cogerme rápidamente y besarme con posesión, con firmeza. Ambos estamos cachondísimos. Enredo mis manos en su cuello, y Marcos al instante me toma de las caderas para enrollar mis piernas a su alrededor. No podemos para de besarnos, de tocarnos... Marcos comienza a mover sus caderas con golpes secos sin adentrarse aún en mí.

- Marcos -susurro. Él lo toma como una indicación para que me folle. De hecho lo es.

-Dios nena, estás tan estrecha - dice suspirando. Sé que está poniendo todo de su parte para reprimirse. Nosotros siempre hemos sido duros follando, salvajes, más bien.

-¡Ahh! -gime al notar un poco de dolor, él hace de inmediato una mueca y se detiene.

-¿Qué? ¿Te he hecho daño? -Yo niego con la cabeza y agarro su cara para acercarlo de nuevo a mí. Lo último que quiero ahora es que pare, así que muevo mi cadera cuando veo que él no lo hace, consiguiendo un gemido por su parte.

- ¡Ahh! ¡Mía, joder!

-Quiero más, no pares - le digo suplicándole con la mirada que siga con lo que estaba haciendo. -Marcos no me contesta, simplemente me toma de las muñecas para ponerlas sobre mi cabeza mientras comienza a moverse rápida y profundamente. Yo gimo del placer.

-Jamas me cansaré de esto- le escucho decir cuando me suelta las manos y me gira sobre mi cuerpo- A cuatro, cielo. Ya.

-Umm- exclamó cuando entra en mi de nuevo sin previo aviso. Me toma de la nuca haciendo que mi mejilla quede pegada a la almohada mientras acelera sus movimientos.

-Joder, eres exquisita.

- ¡Si! ¡Sigue!-exclamó cuando noto sus dedos en mi clítoris.

- Espérame, cielo. No te corras sin mí. -me susurra al oído cuando me reincorpora para pegar mi espalda a su pecho. Ambos gemimos mientras nos movemos.

-Me voy a correr- aviso.

-Shh - dice metiendo sus dedos en mi boca para que los chupe y guarde silencio cuando nota que voy a correrme.

-¡Ahh! - exclamó con su mano en mi boca mientras me corro. Mi cuerpo tiembla y mis ojos están en blanco.

-Eso es cielo, vente para mi. - Suspiro cuando mi cuerpo se relaja, pero Marcos lo atrapa antes de que caiga en la cama.

- Déjame que ahora te ayude yo a ti. -Él sonríe tumbándose boca arriba en la cama mientras me da un beso apasionado. Yo le sonrío antes de dejar un beso sobre el lunar de su cuello para después dejar una cadena de besos por su cuerpo hasta llegar a sus partes.

-Dios mío, eres perfecta.

VOLVER A TENERTE. (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora