¿Cloe? ¿Mi padre?

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#Marcos

Por más que toco una y otra vez el lado de mi cama, no encuentro a Mía por ningún lado, y me cuesta hacerme a la idea de despertarme sin ella a mi lado. Miro la hora en mi móvil, las diez, seguro que ya se ha encargado de darle el desayuno a Olivia, vestirla, llevarle al colegio y mil cosas más que solo ella podía hacer en un periodo tan corto de tiempo. Mejor la llamo aunque sea para hablar con ella cinco minutos.

* Llamada telefónica.

- ¿Sí? - Me reincorporó y salgo de la cama para dirigirme al balcón. Nueva York ya está a tope y en movimiento, parecía que todo el mundo llegase tarde en esa maldita a ciudad.

- Nena.

- Vaya campeón, te has despertado. Buenos días. -Sonrío mientras le escucho hablar. Imaginármela en su despacho moviendo el ratón del ordenador y llevando papeles de un lado al otro con la ropa de oficinista. Joder.

- ¿Porqué no me has despertado? -pregunta cerrando el balcón tras salir de él. Cualquiera escucha nada con el ruido de los coches y el murmullo de la gente de un lado al otro hablando.

- Marcos, lo he hecho. Parecías una marmota cariño, incluso he pensado en tirarte un vaso de agua encima.

-Ya, mejor que no. -Escucho su risa y sonrío. Que puto vicio joder.

- Olivia también ha intentado despertarte, pero solo te has movido un poco. Supongo que estabas realmente cansado. -Oh nena, por supuesto que estoy cansado. No soy una máquina sexual aunque a veces Mía piense lo contrario.

- Y adivina de quién es la culpa nena.

-Ah no, Marcos. Ni se te ocurra echarme la culpa, eres un obseso del sexo. -Me río acordándome de anoche, cuando volvimos de la feria tras despedirnos de Ryan y Lili. Olivia llegó a casa dormida, y Mía estaba de lo más receptiva. O eso me parecía a mí.

- Venga ya nena. ¿Acaso quieres que te recuerde como ge- me interrumpe.

- Un segundo cariño.

- Claro. -Me quedó en silencio con el móvil pegado a la oreja mientras me sirvo café, pero me pongo alerta cuando escucho a mi mujer reírse. ¿Con quién está hablando?

- Por supuesto señor, deme media hora y se lo llevaré al despacho. Le va a encantar. - Escucho decir a Mía de lo más alegre. Venga ya Marcos, no lo pienses más, no ha dicho nada malo. Ninguno de los dos han dicho nada del otro mundo.

- Perfecto. Esa es mi chica, sigue así. Te veo en un rato. - ¿Pero qué? ¿Mi chica? ¿Mi chica? ¿Quién se cree que es ese capullo para hablarle así a mi mujer?

- Perdón cariño, ya estoy -dice Mía segundos después. ¿Qué iba a decirle ahora? ¿Acaso se la podía liar por eso? ¿Porqué su jefe es un completo imbécil?

- Si, genial. - Miro el café en mi vaso y lo tiro al fregadero. A la mierda el café, se me ha quitado las ganas.

-Marcos, te conozco. ¿Qué te pasa? - Intento serenarme antes de contestarle, no voy a enfadarme con ella. Algún día me acostumbraré al hecho de que haya más tíos mirándola además de mí.

- Él café, me ha salido asqueroso. -La escucho reírse. Parece que se lo ha tragado.

- Será mejor que desayunes en la cafetería que hay frente al bloque. Polo no llegará hasta la hora de comer.

-Si, está bien.

-Recogerá él a Olivia, ¿vale?

- Vale. -Nos quedamos ambos en silencio unos segundos - Nena, una cosa más. ¿Le has pedido ya la semana libre a tu jefe?

- Si. - Relajó mis hombros cuando escucho su respuesta. Una semana con ella en casa, con ella y con mi hija. Como hace cinco años...

- Bien. Te veo después, te quiero.

- Yo te quiero más.

#Fin de la llamada telefónica.

Guardo el teléfono en mi bolsillo suspirando, si me sigo preocupando por temas como estos, acabaré envejeciendo antes de tiempo. Meto el vaso del café en el lavavajillas y vuelvo a la habitación para vestirme y estirar la cama antes de salir. Mía no tenía servicio de limpieza, y yo no estaba acostumbrado al desorden.

-Buenos días señor - me saluda el portero cuando me dispongo a salir.

-Buenos días. -No me entretengo ni un minuto más en darle conversación, no me interesa. Así que llamo a Ryan mientras llego y pido el desayuno en la cafetería que Mía me había dicho. Por suerte la empresa va bien con el mínimo de mi ayuda durante estos días, pero más me vale volver pronto para poner mano firme a todos esos garrulos. Estoy seguro de que les pago más de lo que merecen.

-Muchas gracias señor, que tenga un buen día. -Asiento con la cabeza ante la camarera y me siento en la mesa que hay pegada al cristal que da a la calle mientras me tomo unos momentos para aclarar mis pensamientos. Poco a poco comienzo a sentirme calmado y relajado, hasta que mi móvil vuelve a sonar.

#Llamada telefónica.

-Ryan juro por Dios que si no te las arreglas tú solo con los japoneses en la compra de ese maldito hotel, te juro que acabaré por despedirte.

-Hijo, soy yo. -Miro de inmediato la pantalla del móvil. Joder, era mi madre.

-Perdón mamá, no quería hablarte así. Ni siquiera había visto tu nombre en el móvil.

-Veo que estás estresado con el trabajo. -Vaya, por el tono de su voz... mi madre está tramando algo.

- Si, bueno. Un poco. ¿A qué se debe tu llamada madre? -le digo en tono irónico- ¿Papá y tú os vais a divorciar por fin?

- ¡Marcos! Tu padre y yo seguimos juntos, respétale. -Suspiro. No me servía de nada soñar con que mi madre tuviera una vida mejor, eso no iba a pasar nunca.

- Le respeto, es bueno en los negocios. -Escucho a mi madre suspirar también. Casi puedo verla negando con la cabeza.

- Marcos, hijo, te llamo para hablarte de algo que me preocupa.

- ¿Qué pasa mamá? -digo poniéndome alerta. Mi madre era una pieza fundamental para mí. Ella había hecho toda su vida de madre y de padre también, en mi educación.

- Tú padre llegó el otro día a casa muy cabreado - vaya novedad. ¿Para esto me llama? - Estaba muy cabreado porque dice que has dejado a Cloe.

- ¿Qué? ¿Cómo lo sabe? - mi cerebro empieza a dar vueltas. ¿Cloe? ¿Mi padre?

- Hijo, por algún motivo que desconozco y que prefiero no saber, tú padre y ella se conocían hace tiempo. Y además, se llevaban muy bien.

- ¿Qué?

VOLVER A TENERTE. (II)Where stories live. Discover now