Peinados y cereales.

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#Mía

-Durante el resto de la semana voy a hospedarme aquí, en la casa de Mía. Así que trae todas mis cosas cosas cuanto antes, tú puedes quedarte la suite en el hotel. No la voy a necesitar. -Escucho las palabras de Marcos, y me quedo completamente impasible. ¿Vivir juntos? ¿Dormir y despertar todos los días el uno con el otro? ¿No iba a ser mucho para Olivia? ¿No iba a ser mucho para mí?

-Marcos -susurro cuando le veo guardando el móvil en el bolsillo trasero de su pantalón.

- No te parece buena idea, ¿verdad? -No sé que decirle, estoy desorientada. ¿Qué debo decirle? ¿Qué si? ¿Así sin más?

-La verdad es que... -Joder. ¿Cómo le digo que está corriendo mucho?

-Estás cagada.

- ¿Eh? -Vale, casi me olvido que tiene el súper poder de la telepatía conmigo. ¿Porqué tenía que conocerme tan malditamente bien?

-No voy a repetírte lo mucho que te conozco, cielo. Sé lo que estás pensando solo con mirarte, y si que ahora mismo crees que estoy yendo muy deprisa,, que las cosas van muy rápido. Pero te juro que voy a hacer que no te arrepientas. Joder Mía. Te lo juro.

- Tengo que despertar a Olivia o no podrá entrar a clase. -Le veo asentir ante mis palabras y me marcho de la habitación esperando no darle más bombo al tema, aunque sea por ahora.

-Espera Mía -me dice Marcos poniendo su mano sobre mi brazo antes de salir de la habitación. ¿De verdad quiere seguir con el tema?

- ¿Qué pasa? -le digo intentando ocultar mis nervios con la mejor de mis sonrisas.

-Déjame que la despierte yo. Ya sabes, es la primera vez que nos despertamos los tres en la misma casa. -Se me agolpa la emoción en el pecho al verle preguntar con tanta timidez. Me encanta cuando se rasca la nuca a causa del nerviosismo.

-Claro. Haré el desayuno. -Le digo sonriendo antes de darme media vuelta para dirigirme a la cocina a toda prisa. No vamos a llegar a tiempo a ninguna parte si seguimos así. Entiendo la emoción que todos estamos sintiendo, pero creo que en cierto modo a mí me sobrepasa.

-Gracias -es todo lo que escucho a mis espaldas. Dejo todo lo que ronda por mi mente de lado y comienzo a preparar el desayuno como cada mañana, con la única diferencia de que esta vez hay un tazón de cereales más en la mesa del comedor y un zumo de naranja natural exprimido por mí. Sonrío mirando la mesa, delicioso y bonito. Tal y como le gustaba a mi hija, y esperaba que a Marcos también. Hablando de estos...

-Marcos y Olivia, ¡A desayunar! -Espero unos segundos para que me contesten antes de llamarlos de nuevo, y cuando veo que ninguno me contesta, decido ir a buscarlos. Dios mío, que no se hayan vuelto a quedar dormidos o juro por mi vida que desisto de mi esta mañana.

- ¡Que no, papá! ¡Que te he dicho que no es así! -escucho desde el pasillo. Vaya por Dios, Olivia se ha despertado con ánimos esta mañana.

-Espera cariño. ¿Qué tal ahora? -me asomo un poco por la puerta sin que me vean, pero mi intento no sirve de nada cuando me río a carcajadas al observar el intento de cola mal hecho que tiene mi hija en el pelo. Pobre Marcos, Olivia siempre ha sido una niña muy presumida.

-¡Mamá! ¡Péiname tú! ¡Papá lo hace fatal! -dice mi hija sentada desde su pequeño tocador extendiendo el peine hacia mí y con las lágrimas en los ojos.

-No está tan mal Olivia -dice Marcos ofendido por las palabras de nuestra hija. Pobre.

-Te peinaré yo cielo, pero tienes que ser más buena con tu padre. Él está aprendiendo -le digo a mi hija mientras deshago el lío que ha hecho Marcos. Vaya, sí que se le daba mal.

-Oye, he peinado a mi hermana muchas veces. -Miro a Marcos a través del espejo intentando no reírme. ¿De verdad estaba ofendido por no saber hacerle una cola a una niña de cuatro años? ¿Sigue siendo este mi chico malo?

- Venga Oli, coge tu mochila. El desayuno está en la mesa. -Tal y como se lo digo, Olivia coge sus cosas y sale de la habitación. No sin antes darse un vistazo al tocador y darle el aprobado a mi peinado. No siempre le gustaban.

-Tienes que tener paciencia con ella -le digo a Marcos mientras guardo el peine en el cajón del tocador- Es muy buena, pero se pone un poco nerviosa con el tema de presumir. Es igual de presumida que tú.

- Eh, de eso nada. Tú eres más presumida que yo- me responde Marcos siguiéndome hasta el comedor.

-Que va cielo. Pero tampoco le habías peinado tan mal. -Le doy un beso en los labios antes de servir el zumo para todos, no quiero que se sienta mal solo por no saber peinar a una niña. A su hermana la ha peinado muy pocas veces como para aprender, pero no pienso decírselo. Prefiero servirle el zumo y sonreírle.

- Que rico mami. -Sonrío al ver a mi hija comiendo sus cereales favoritos. Y no solo los de Olivia...

- ¡Venga ya! ¡Chocoboms! ¡Mis favoritos! -dice Marcos sonriéndome bajo la entusiasmada mirada de nuestra hija.

-¡Papá! ¡Y los míos! -Marcos se queda mirándome como preguntándome si eso era verdad o no. Asiento.

-Si cariño, si fueseis hermanos no seríais tan iguales. -Acto siguiente, Marcos me devuelve la sonrisa y se dirige a Olivia para llenarla de besos y de cosquillas mientras yo les admiro sonriente desde mi sitio.

-Mini mi, no podría estar su padre más orgulloso de usted -dice Marcos seriamente como si fuese un robot mirando a Olivia, quien se ríe a carcajada limpia a pesar de que dudo mucho que haya entendido lo que Marcos le ha dicho.

-Venga, terminad que no llegamos. -Ambos asienten a la vez y comienzan a comer en silencio para hacerme feliz. ¿Cuántos niños había en esta casa?

VOLVER A TENERTE. (II)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ