Me das asco.

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#Mía

Era él. Dios mío, era ese hombre.
Intento recuperar el ritmo en mi respiración y volver a ponerme en pie para buscar a Marcos, comienzo a andar como puedo con todo el cuerpo temblando,  y le doy un trago a la botella de coñac que alguien ha dejado abierta sobre la mesa sin importarme quien haya sido. Necesito salir de aquí, necesito saber que Marcos y Olivia están bien. Así que me armo de valor y abro el pestillo con la mayor delicadeza posible esperando a que no haya nadie fuera. Suelto un suspiro de alivio cuando veo que así es y salgo rápidamente de allí, hasta que mi cuerpo se choca con otro desconocido sin saber de donde ha salido.

- Per... -la voz abandona mi garganta cuando veo de quién se trata.

- Mía, que agradable sorpresa verte. ¿Qué haces aquí? Sabía que alguien estaba rondando por el pasillo, y vaya, tenías que ser tú... ¿No te han dicho nunca que escuchar tras las puertas es de mala educación? -susurra Ignacio en mi oído tras de mí.

- ¿Qué quieres?

- ¿Como que qué quiero preciosa? Tú ya no me puedes dar nada que recaiga a mi favor. Es más nunca lo has hecho, siempre has sido un estorbo en mi camino. -Entonces intento dar un paso y salir corriendo, pero sus brazos son más rápidos y me retienen. Ni siquiera me da tiempo a gritar cuando pone una de sus manos sobre mi boca y me arrastra con él hacia su despacho, donde nada más entrar, me tira contra el suelo mientras escucho como echa la puerta con llaves.

- ¡¿Qué quieres de mí?! ¡Déjame!- le gritó cuando me pongo en pie, pero él me lanza un puño en la cara haciéndome quedar casi inconsciente en el suelo. Dios mío, cuida de este bebé como lo hicisteis con Olivia. Es todo lo que puedo pensar.

- ¡No me basta con tus súplicas! ¡Todo iba muy bien! ¡Todo iba muy bien en mi negocio hasta que te atravesaste en el camino de mi hijo! -grita dándome una patada en la espalda - ¡Él no quiso seguir trabajando con mi socio por ti! ¡Porque tú creías que era mejor para él que llevase la vida de un esclavo trabajando todo el día en un despacho! ¡¿Sabes acaso cuantos miles de dólares nos hacía ganar solo con una pelea?! ¡Era jodidamente bueno! -Mi cabeza empieza a enlazar aún con mi cuerpo paralizado, apenas puedo hablar.

- Toni.

-Bingo - dice él antes de darme otra patada.

- ¡Hijo de puta! ¡Abre la puerta! ¡Abre la puerta cobarde! - Lágrimas caen por mis mejillas cuando reconozco su voz. Dios mío, Marcos no.

-Vaya, parece que alguien te viene a buscar. ¿Debería abrirle? -Mi cabeza grita que no, pero mi garganta no es capaz de emitir sonido alguno, menos después de la patada de Ignacio sobre mi nuez.

- ¡Abre cabrón! ¡Da la cara! - se sigue escuchando desde fuera junto con los porrazos en la puerta.

- Menos mal que esté despacho está prácticamente insonorizado y que abajo hay música para niños, ¿no crees? -me dice como el demente que es. -No seas maleducada y apártate de la puerta para dejar paso a tu novio, ¿o no?

Y un grito desgarrador sale de repente de mi garganta cuando Ignacio enreda sus manos en mi pelo y me lleva hasta donde está su escritorio, para soltarme a continuación en el suelo como si fuese un trapo.

- ¿Mía? ¡¿Mía?! ¡Abre maldito desgraciado! ¡Abre! - Marcos no para de insistir, y los gritos son cada vez más altos, y los porrazos en las puertas más fuertes... pero eso no altera en lo más mínimo la calma con la que Ignacio se acerca a la puerta hasta que la abre.
Marcos se queda en la entrada cuando me ve tirada en el suelo con la boca llena de sangre, el ojo morado y los arañazos de mis brazos por intentar defenderme.

- Deja de mirarla. Siempre has sido igual de débil con ella. -Cierro los ojos fuertemente cuando escucho la puerta cerrarse nuevamente, y comienzo a rezar en mi cabeza con el fin de que salgamos de esta.

- ¡¿Porqué la odias tanto?! ¡¿Qué mierda te ha hecho para que la tarta es así?! ¡¿Que te he hecho yo?! ¡¿Es que acaso estás loco?!

Entonces levanto la cabeza como puedo para observar la escena. Marcos tiene agarrado del cuello a su padre p, quien tiene una asquerosa sonrisa plantada en la cara como si estuviera orgulloso de todo lo que está haciendo. Pero mi atención se desvía hacia las manos de mi hombre, sangre, sangre... es todo lo que veo.

- ¡Eras malditamente bueno peleando! ¡En las carreras! ¡Vendiendo cocaina! ¡Daba igual el trabajo que te pusiésemos Toni o yo, porque en todo eras el mejor! ¡Pero llegó ella y te volviste un inútil! ¡Ya no querías hacer nada! ¡Te enfrentabas a todos! ¡Nos hicisteis perder más de un millón de euros!

-Tú... -es lo único que sale de la boca de Marcos, quien afloja el agarre inmediatamente sin poder creerse lo que está escuchando. Y yo me odio por no ser más que un vegetal en este momento y no poder ayudar. Mi pobre hombre está siendo en este preciso momento traicionado como nunca nos hubiésemos podido imaginar. Y lloro por ello.

- ¡Si hijo! ¡Yo! ¡Yo! ¡¿De verdad creías que podríamos haber tenido este nivel de vida si solo hubiese trabajado con la cadena de hoteles?! ¡¿De verdad eres tan estúpido?! ¡Mira todo lo que tienes a tu alrededor! ¡Mira todas las comodidades con las que te he criado! ¡Todo esto ha sido gracias a mí! ¡A mí! - grita Ignacio a todo pulmón con los brazos abiertos de par en par.

- Me das asco -le dice Mar os con el mayor de los desprecios en la mirada.

- No hijo, no. Tú hubieses seguido mi camino de no haber sido por esta -dice señalándome con la cabeza.

- ¡No me llames hijo! -le grita mi novio tirándole uno de sus trofeos a la cabeza. Pero Ignacio lo esquiva y sigue hablando como si nada, como si no sintiese nada.

- Intenté apartarla de tu camino numerosas veces, casi creo que se iba a alejar de ti para siempre cuando mandamos a "él gordo". Y una semana más tarde resulta que nos vienes con la noticia de que vas a ser padre. Casi pensé que te perdería para siempre, pero en realidad, esa mocosa fue la excusa perfecta para alejarte de ella.

VOLVER A TENERTE. (II)Where stories live. Discover now