Un baño caliente.

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#Marcos

-¡Cloe! ¿¡Cloe amor estás aquí!?- grito nada más entrar en la suite. ¿Dónde se habrá metido esta mujer?

- ¡Si amor, me estoy dando un baño!- No me lo pienso dos veces y comienzo a desvestirme de comino al baño.

-¿Me haces un hueco?- digo entrando en el baño. Ella está en el jacuzzi, dando la espalda a todo el que entre. Con su característico moño improvisado.

-Claro.

-¿Qué tal tu día? - digo abrazándola por la espalda. Cloe se gira con las piernas todavía estiradas y sus manos rodeando mi cuello.

- Muy bien, me ha alegrado mucho estar con Estela. Pero lo cierto es que te he echado mucho de menos, no estoy acostumbrada a pasar tanto tiempo sin ti- me dice dándome un beso. De los profundos, de los necesitados.

-Cierto-Le digo soltándole el pelo. Sabe que me encanta verla con el pelo suelto y que tarde o temprano se lo va a mojar, así que no se molesta en rechistarme ni una sola palabra.

- ¿Y tú? ¿Qué tal tu día?- ella apoya su cabeza en mi hombro y deja caer su peso sobre mi cuerpo sin ningún pudor. Yo me relajo también y comienzo a hablar.

- Ha sido un día muy intenso. Olivia no es solo una niña buena y guapa, también es muy inteligente e igual de curiosa que... su madre- digo dudoso cuando me doy cuenta de quien estoy hablando.

-Puedes hablarme de ella, Marcos. Es la madre de tu hija. No tengo ningún problema con eso. - Sus palabras hacen que me sienta como un maldito desgraciado, como un desgraciado por haberme sentido hoy así con el tal Matt ese y con el tío de su oficina también, sabiendo la gran mujer que me estaba esperando en esta suite sin importarle ninguna de mis mierdas.

-Eres increíble- digo cogiéndole la cara con ambas manos y dándole un beso apasionado.

- Espera, cuéntame más.
Le hago caso, y nos tiramos una hora más métodos en ese jacuzzi mientras el agua corre calentando nuestros desnudos cuerpos. Le enjabono el cuerpo y ella a mí, y cuando la veo salir decido quedarme un poco más disfrutando de la temperatura del agua. Total, ella va a tardar más que yo en arreglarse.

-¡Ten cuidado a ver si te vas a quedar dormido Marcos!- la escuchó gritar desde el vestidor.

-¡No me lo podría permitir Clo! ¡Tengo a mucha gente que mantener!- me río cuando escucho su risa. Tampoco es a tanta gente.

Me echo el agua por la cabeza mientras ideas y más ideas vienen a mí atormentándome cada vez más. No sé que siento por Mía en este momento. No sé porqué me he puesto así hoy cuando he visto la relación que tienen esos tíos con ella ni tampoco sé porque estoy pensando en ella en esta momento. Lo único que sé es que debo centrarme, Cloe no se merece que yo esté pensando en otra, no se merece que la olvide como he hecho durante todo el día de hoy. No se merece nada de esto.

-¡Marcos, Ramón está ya esperando en la puerta! ¡Dice que ya llegamos tarde a la reserva del restaurante! - mierda, ¿Cuanto tiempo llevo metido en esta bañera?. Me miro las manos, tengo los dedos arrugados.

- ¡Ya voy!- le digo pasando por su lado. Aprovecho para dejarle un beso en el cuello mientras ella se pone los pendientes. Ella me sonríe en respuesta. Y quince minutos después estamos listos para marcharnos.

-Estás preciosa. Pero tampoco es necesario cenar fuera, podemos cenar aquí- le digo abrazándola por la cintura.

-De eso nada mi amor. No sé cuándo vamos a volver a Nueva York- dice separando mi agarre de su cintura. Yo me no respondo, le tomo de la mano y la dirijo hasta el coche donde nos espera Ramón. De pie, impoluto como siempre.

-Señorito Marcos, señorita Cloe- él me da las llaves mientras le abre la puerta del copiloto a mi novia.

-Tomate el resto del día libre Ramón. Ya has acabado por hoy. Disfruta de la ciudad que nunca duerme.

-Gracias, señorito Marcos.- Y por primera vez en mucho tiempo creo que vuelvo a verle sonreír o algo por el estilo. Ramón se despide con la mano y se da media vuelta para adentrarse entre la multitud de las calles que hay en esta ciudad.

-Este hombre es increíble, más duro que una piedra- digo ya dentro del coche. Miro a Cloe esperando una de sus graciosas respuestas, pero no me contesta e inmediatamente sé que algo le pasa.

-¿Qué pasa Clo?- le digo en un tono suave. Con las mujeres siempre es más fácil así.

- Te has molestado antes ¿verdad?- dice mirándome a los ojos. No es la primera vez que la veo así de afectada, suele afectarle mucho todo lo que tiene que ver conmigo.

-¿Cuándo?

-Cuando he apartado tus manos de mi cuerpo. No te ha gustado. Te has quedado en silencio. - Bien, vamos allá. Mejor una verdad que una confusión que me pueda traer problemas.

- No Clo, no es ese el problema. Aunque debo admitir que no me hubiese opuesto a quedarnos un rato más en la habitación, ya sabes- digo poniéndole cara de picardía. Ella se ríe, ya está acostumbrada.

- ¿Entonces?- dice incitándome a hablar. Yo me giro para mirarla ya que el coche está parando cada dos por tres por culpa del odioso tráfico de este sitio. Menos mal que estamos cerca.

-Bien, lo que pasa es que antes has dicho que no sabes cuándo vas a volver a Nueva York. Y hoy, hablando con Mía me he dado cuenta de que ella no está muy dispuesta a tener la custodia de Olivia compartida.

-Pero Marcos... tú tienes tú vida allí. Tu familia, tus amigos, la empresa...

- Lo sé mi amor, pero ahora tengo a una hija y... creo que ahora soy incapaz de volver a separarme de ella- le digo volviendo la mirada al frente. Estoy completamente frustrado con el tema.

-Y entonces... ¿Qué piensas hacer?- me dice ella con el ceño fruncido.

-No sé. No lo sé, pero encontraré una solución. Tengo que encontrar una solución.

VOLVER A TENERTE. (II)Where stories live. Discover now