¡Nunca vuelvas a hablar así de mi mujer!

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#Mía

- Y cuéntanos Mía, ¿qué ha sido de ti estos años? ¿Cómo ha sido criar sola a esta preciosidad?- Él color de mi piel abandona por completo mi cara, y de repente tengo ganas de vomitar. ¿Porqué Ignacio saca un tema así? ¿Porqué delante de su hijo si sabe que le duele? ¿Porqué delante de mi hija?

-Marcos - susurro en su oído mirando a Olivia, que está esperando la respuesta con cara de preocupación. Ella no tiene ninguna necesidad de escuchar algo así.

-Ignacio- le corta Eva cuando ve la tensión que ha creado su marido en el ambiente. Marcos está apretando mi mano tan fuerte debajo de la mesa que si no afloja su agarre sobre mí en breve, acabaré gritando.

- No mujer, deja que la chica hable. ¿Cómo ha sido criar a mi nieta sola? ¿Que has hecho estos años? -No sé que contestar, estoy bloqueada. Mi hombre me lanza una mirada rápida, y en cuanto ve la situación en la que me encuentro, se gira hacia se padre poniéndose en pie sin soltarse aún de mi mano. Aunque ahora ya no está apretándola, tiene toda su fuerza puesta en el agarre sobre el cuello de la camisa de su padre.

- ¡Marcos, hijo! -grita Eva poniéndose en pie también. Ella está apunto de llorar, y yo también, no quiero que ninguno de los niños vean esto.

- Cálmate hijo, cálmate. -Está vez el que habla es Ignacio, que no deja de reír como si fuese un sádico.

- ¿De qué te ríes? ¿Eh? ¡¿De qué te ríes? - le grita Marcos zarandeándolo con más fuerza. Ignacio ahora no ríe, está completamente serio. Enfadado.

-Tomi, saca a las niñas de aquí e iros a jugar con Ramón cielo. -Observo por el rabillo de mi ojo como Eva le da un beso a su hijo antes de que esté se lleve a ambas niñas de ese salón, y deseo hacer lo mismo con mi hija, quien mira hacia su padre con los ojos llenos de lágrimas. ¿Qué clase de imagen iba a llevarse de su propio padre?

- Marcos, para - le digo con la voz entrecortada cuando nos quedamos los cuatro solos en el comedor.

- Sí Marcos, para. Haz caso a tu noviecita una vez más, que así te ha ido.

- Hijo de puta. Cabrón de mierda.

- ¡Marcos no! - gritamos Eva y yo a la vez. Pero no sirve de nada, él ya le ha estrellado el puño en la cara a su padre, quien ahora está tirado en el suelo.

- Mírate... ¡mírate! ¡Pegándole a tu propio padre por culpa de una ramera que te ha apartado de tu hija todos estos años! ¡¿Qué clase de hombre eres?! ¡¿Qué clase de hombre eres?! - Eva y yo miramos horrorizadas la escena sin saber que hacer, ambos doblan nuestro peso y altura.

- ¡Nunca vuelvas a hablar así de mi mujer! ¡Nunca!

- ¡Marcos! ¡No! -Intento frenarle aunque me muera de ganas por ser yo la que pegue a ese hombre, pero si no le freno acabarán muy mal.

- ¡Ignacio! ¡Para! ¡Para! ¡Es tu hijo! ¡Para! - grita Eva intentando frenar a su marido cuando le ve devolviéndole el puñetazo a Marcos. Esto no puede estar pasando...

- ¡Señorito Marcos! - me giro para ver de dónde viene la voz. Ramón está entrando rápidamente a la habitación como un loco.

- ¡Cuidado Ramón! - Pero Ramón no llega a escuchar la advertencia de Marcos, y se lleva un gran golpe en el ojo por parte de mi suegro, quien ni siquiera es capaz de creer a quien ha golpeado. Marcos deja de golpear, está en shock. Ramón es importante para él.

- ¡Ramón! - Eva se hacer a hacia él, quien está tumbado en el suelo quejándose del dolor. Marcos también se agacha hasta ponerse a su lado sin importarle la sangre que cae por su labio ni por su ceja.

- ¡Fuera! ¡Vete de aquí o te juro que te voy a matar con mis propias manos! -le grita Marcos a su padre. Ignacio se gira y se marcha de allí pasando por el lado de los niños, quienes están estáticos tras la puerta del salón. Aprovecho para ponerme en pie y dirigirme corriendo hasta ellos para abrazarlos.

-Mami -es todo lo que oigo cuando me arrodillo para abrazarlos a los tres, quienes me responden el abrazo aferrándose a mi.

- Vamos arriba, ya es tarde y no deberíais de estar viendo esto. -Ninguno dice nada, ninguno rechista, simplemente se toman de las manos para subir las escaleras conmigo en medio.

- ¿Os vais a quedar a dormir aquí? - pregunta Tomi cuando terminamos de subir las escaleras. No lo sé. ¿Íbamos a quedarnos aquí a dormir?

- ¡Ay sí! ¡Te puedo dejar un pijama de princesas! ¡Yo tengo otro a juego! - le dice Lili ilusionada a Olivia, a quien se le ilumina los ojos en cuestión de segundos. Me da pena decirles que no por mucho que odie la idea de dormir bajo el mismo techo que ese hombre.

- Está bien, vayan a ponerse los pijamas. Veremos una película en la cama de vuestro hermano -mi hija me mira confundida - su hermano es papá, cielo.

- Ah. -Me río por dentro, algún día lo entenderá, todavía es pequeña...

- Venga, ¿a que esperáis? ¡Cambiaos! -les digo con un movimiento rápido de brazos. Ellos se alejan corriendo mientras se ríen. Qué fácil era ser un niño.

- Ojalá tener la misma facilidad que ellos para dejar de lados los problemas -me digo en voz alta mientras entro en la habitación de mi novio. Tenía tantos recuerdos en estas cuatro paredes...

- ¡Mía ya estamos! -escucho decir a Tomi minutos después.
Me giro dejando la foto de Marcos y Eva donde estaba y los observo, todos con pijamas enterizos de dibujitos.

-Bien, ¿qué película vamos a ver? -les digo ya sentada en la cama. Ellos no se lo piensan dos veces y corren hasta llegar a mi lado.

- ¡Una de princesas! -grita Lili.

- ¡No! ¡Una de dragones! -grita Tomi está vez.

-Chicos, poneos de acuerdo. -Ellos se miran entre sí, y cinco minutos más tarde estamos los cuatro echados sobre la cama viendo una película de dibujos animados que no había escuchado nunca antes en mi vida. Aprovecho para mirar a mi hija, qué parece tener sueño. No está dormida, ella nunca se duerme sin decirme antes...

- Té quiero mami.

VOLVER A TENERTE. (II)Where stories live. Discover now