¡Solo somos niños!

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#Mía

-¡Mía! ¡Preciosa! ¡Por fin te vuelvo a ver! - No me lo pienso dos veces y avanzó rápidamente hacia mi suegra, que me recibe con los brazos abiertos, preparada para un abrazo.

-¡Eva! - digo cuando la rodeo con mis brazos. Nos tiramos así unos minutos hasta que escuchamos a Marcos hablar desde nuestra espalda.

-Hola hijo, ¿qué tal estás?- ambas nos reímos al escuchar al Marcos celoso de siempre.

-Lo siento hijo- dice su madre separándose de mí para dirigirse hasta él. -Sé que estás bien, hablo contigo cada día.

-Ya. -Aguantó las ganas de reírme ante los celos de Marcos, parece un niño encaprichado por algo. Si no estuviese su madre delante, me lanzaría a él en cualquier momento para comérmelo a besos.

- Ay por Dios, estos hijos míos están muy mimado -dice Eva llegando nuevamente hacia mí. Me detengo para observarla, sigue sin tener arrugas en su rostro, y viste con un vestido largo pegado al cuerpo. Ni un poco de grasa en exceso. Increíble.

-No soy ningún niño mimado.

-Cielo -digo yo interviniendo con la intención de que Marcos deje de comportarse como un crío.

-Sí, lo sé. Iré a ver a los niños. -Asiento dejándole un beso rápido en la boca antes de que se marche del salón.

- Ah, ¿Olivia está aquí? ¿La podré conocer? -me pregunta Eva cuando Marcos nos deja sola a ambas en el amplio salón.

- Sí, está jugando con tus hijos. Ahora la conocerás, supongo que Marcos volverá con ellos. -Ella asiente. Está feliz, a mi suegra le brillan los ojos solo de hablarle.

-No sabes lo feliz que estoy de tenerte de nuevo en la familia Mía, de conocer a mi nieta, y de volver a ver a mi hijo así de feliz -dice cogiéndome de las manos- Quiero saberlo todo, como has estado, como has vivido estos años, como se ha portado Marcos contigo estos días...

Y de un momento a otro, Eva y yo estamos hablando como si fuésemos amigas de toda la vida. Yo le respondía a todas sus preguntas y ella hacía lo mismo conmigo. Me contaba como les había seguido hablando a sus hijos de mí y de Olivia a pesar de no vernos en estos años, había averiguado también lo mucho que le costó aceptar a Cloe como suegra...

- Ya sabes, no era una mala chica ni mucho menos. Y la verdad, es que parecía querer a Marcos de verdad y eso era lo único que debería de haberme importado como madre. Pero nunca pude aceptarla como tal, nunca pude verla como una nuera sabiendo que a kilómetros de aquí estabas tú con mi nieta. -Los sentimientos que surgen mientras le escucho hablar, me abruman. Ella también lo ha pasado mal, es una mujer dedicada en su totalidad a su familia.

-Eva, lo siento, yo... -pero me interrumpe.

-No cariño, no lo sientas. Yo no sé exactamente cuál fue la razón por la que decidiste marcharte así ni mucho menos, pero eso no importa. Como madre, sé que algo muy fuerte tuvo que pasar para alejar a tu hija de ello, nadie deja un amor tan fuerte como él vuestro solo por una tontería. -Me pican los ojos, y no quiero llorar así que asiento y la dejo hablar un poco más hasta que escuchamos voces y pasos corriendo hacia el salón.

-¡¿Podéis dejar de dar saltos como locos?! ¡Niños! ¡Niños os vais a hacer daño y no pienso llevaros a ningún hospital! -oímos quejándose a Marcos. Nos reímos, y los niños también se ríen.

- ¡Mami! -me giro al oír la voz de mi hija, y sonrío cuando la veo corriendo agarrada al brazo de Lili. Pero también me llevo una mano a la cabeza cuando observo las manchas de tierra que traen los tres niños en sus ropas.

- Cielo, tú vestido nuevo. -Olivia se mira a sí misma y luego me mira a mí con pena, sabe que no me gusta que manche la ropa.

-Lo siento mami -dice agachando la cabeza tristemente. -Te he traído un ramo de flores.

-Vaya, son preciosas. Gracias mi vida. -Me agachó hasta quedar a su altura y le dejó mil besos por sus mejillas. Ahora parece más feliz, sabe que no estoy enfadada.

-¡Mamá! ¡Yo también he cogido para ti! -Olivia se gira sobre mi abrazo, y ambas observamos cómo Eva coge con cariño las flores en sus manos mientras le agradece a su hija. Miro las flores en mis manos, unas con más tallo que otras, otras chuchurridas, otras bien, y otras maltratadas, seguramente al haberlas arrancado. Que le voy a hacer, solo es una niña.

-Espero que no hayáis destrozado todo el jardín para coger estas flores -digo con tono de advertencia mirando a Olivia, quien enseguida se echa a correr hasta quedar escondidas en las piernas de su padre. Levanto la cabeza para observar a mi hombre, que está de pie en la puerta junto a Tomi, también ambos llenos de tierra.

- ¡¿Es que nadie ha escuchado mi voz?! ¡Llevo media hora corriendo detrás de estos tres demonios intentando que no lo destrozaran todo! ¡Y nadie me ha ayudado! -Eva y yo nos reímos al ver a Marcos tan estresado, pero tardamos segundos en callarnos cuando él nos dirige una fulminante mirada. - ¡Ah! ¡Y vosotros no os creáis que por no ser hijos míos no vais a estar castigados! ¡Mañana me lavareis el coche! ¡Los tres! - Marcos sale del salón verdaderamente enfadado, y es entonces cuando me doy cuenta de que Olivia ya no estaba en sus piernas, ha estado todo este tiempo a su lado, asustada y abrazada a Tomi.

- Mami, ¿papi me odia? -dice mi hija con lágrimas en los ojos. Nunca ha visto a Marcos así con ella, bueno, con ellos.

-No cielo, ya verás como pronto se le pasa - digo cogiéndola en mis brazos sin importar lo sucia que esté.

-Yo no quiero limpiar su coche, ¡es muy grande! ¡Solo somos niños! -dice Lili algo agobiada. Todos están así, incluso Tomi, que parece no estar dispuesto a quedarse callado.

-Si yo fuera el mayor...

VOLVER A TENERTE. (II)Where stories live. Discover now