Toma mis llaves.

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#Marcos

-¡Adiós papi! -dice mi hija dejándome un beso en la mejilla antes de entrar en el colegio con la maestra.

- ¡Adiós cielo!- Mía sonríe a mi lado.

-Será mejor que nos vayamos, ya voy tarde. -Tiene razón, no hemos dejado de entretenernos con una cosa y con otra. Rodeo su cuerpo con mi brazo y pegó su cuerpo inmediatamente al mío cuando la veo sonreír, merece la pena aunque sólo tengamos que andar hasta el coche.

-¡Papá! -Mía y yo nos giramos rápidamente preocupados al escuchar la voz de Olivia - ¿Vas a venir a recogerme.

-¡Por supuesto, cariño! - digo con la mano en el pecho y con la respiración agitada. Joder, que difícil es esto. Miro a Mía que está exactamente igual que yo, nos habíamos preocupado.

-¿Estás bien?

-Sí - me responde sin dejar de mirar al frente. Una profesora está regañando a Olivia por salirse sin su permiso.

-Pero qué... - Mía pone su mano sobre mi hombro cuando voy a dar un paso. ¿Va a dejar que una desconocida le regañe a nuestra hija? Es solo una niña.

-Es su trabajo, Marcos. Y Olivia tiene que obedecer o pedir permiso, incluso cuando se trata de hablar con su padre. Por su propia seguridad. - La miro titubeante. Joder, tiene razón. Así que me trago una vez más mi orgullo y me subo al coche de Mía sin decir nada más, parece que ella tampoco está dispuesta a hablar.

-Sabes -digo rompiendo el hielo- Olivia me da los mismos sustos que tú. Exactamente igual.

-¿Qué quieres decir? - Mía me mira con el ceño fruncido unos segundos antes de volver la vista a la carretera. Joder. Es tan jodidamente guapa que quisiera alejarla de la vista de todos los hombres del mundo.

- Mi corazón. He sentido lo mismo que cada vez que te has metido en un lío.

-¿Qué líos? -Vaya, ahora quiere jugar. Pues juguemos nena.

-Cielo, tú me has hecho perder la cabeza muchas veces. Desde esa vez que te metiste con Lili borracha en el coche de un imbécil, hasta la vez que te pintaste el culo para mí incluso sabiendo que uno de mis mejores amigos, que además estaba por ti, podía verte.

-Hemos llegado. -Miro a nuestro alrededor, está en el parking de la última vez y en la misma plaza. ¿Era suya? ¿Cómo no me había dado cuenta antes?

-¿Está plaza es tuya? - le digo observando cómo calma su respiración agitada. Si no supiera las prisas que tiene por no llegar tarde a su trabajo, la follaria aquí mismo y de cualquier manera.

- Si.

-Bien -digo cuando se hace el siete cio entre nosotros.

-Toma mis llaves, puedes hacer lo que quieras mientras me recojas a las cinco del trabajo.

-Lo haré, nena. -Le cojo la barbilla con una mano y le doy un beso feroz, que sepa lo mucho que la necesito mientras no esté conmigo.

-Ah Marcos- me dice cuando ya ha salido del coche y yo me he puesto en el asiento piloto - Te  puedes quedar en casa todo el tiempo que quieras, pero compra condones. -Mía me guiña un ojo y se marcha del aparcamiento moviendo las caderas y dejándome perplejo, porque sabe que me vuelve loco. Tiene el poder de hacer lo que quiera y cuando quiera conmigo y con mi cuerpo. Suspiro cuando la veo entrar al enorme edificio, yo podría darle mucho más de lo que le dan ahí. Un mejor puesto, mejor sueldo, mejor jefe...

-Buenos días, señor -dice Ramón cuando bajo del coche de Mía en la entrada del Empire. Le compraría otro, pero me dejaría por ofenderla, así que mejor dejamos las cosas como están.

-Ramón- digo saludando con mi cabeza.

-Bien, escúchame. Quiero que me mantengas informado de todo lo que pase en la empresa si es importante, si no, no. ¿Me has entendido?

-Pero señor, usted es el jefe y los socios pueden perderse sin su postura.

-Precisamente para eso les pago una buena cantidad, para que trabajen como personas y no como ineptos. Bien, no he venido aquí solo para eso. ¿Sabes sí Ryan está Neva York?

-Sí señor, lleva aquí unas cuantas horas.

-Bien. Averigua cuál es su habitación mientras me fumo un cigarro.

-Por supuesto, señorito Marcos. -Enciendo mi cigarro en cuanto veo a Ramón marcharse. Mía. Mía. Mía. Es todo lo que ocupa mi miente. Mía esta mañana en la ducha, Mía debajo de mi cuerpo anoche. Mía sonriéndome mientras me sirve el desayuno. Mía sonriéndole a nuestra hija mientras la peina..,

-Dime- le digo a Ramón cuando llega hasta mí.

-Última suite, señor. -Asiento y tiro el cigarro para después pisarlo.

-Anda que también se las gasta. Quien será su jefe. -Ramón se ríe de mí broma antes de desaparecer sin más, como hace siempre. Entro en el ascensor bajo la atenta mirada de la recepcionista, si no tuviese a una morena de ojos verdes en mi mente todo el día, no dudaría en tirármela. Pero no es el caso.

- ¿Quién es? -escucho a Lili decir a través de la puerta.

-Dile a tu novio que más le vale recibirme con ropa. -Escucho la risa de ambos antes de que Lili me habrá la puerta para dejarme pasar.

-Hola Marcos, ¿has desayunado? -Asiento dejándole un beso en la mejilla, con ella ni siquiera tengo que inclinarme.

-Venga ya mamón, si te encanta verme desnudo - dice Ryan saliendo de la habitación mientras se abrocha la bragueta. Sexo. Lo que yo pensaba.

-Ven aquí, imbécil- le digo antes de darnos un abrazo.

-Nunca os voy a entender, nunca os voy a entender - dice Lili hablándose a sí misma mientras sale del salón y nos deja solos. No sin que Ryan se quede babeando al verla marcharse.

- Bueno, ¿como ha ido todo? ¿Qué tal con tu hija? -Ambos nos sentamos en el sofá. Echaba de menos una charla entre hombres.

- Estupendo, esa niña me adora -digo orgulloso.

- ¿Y Mía? ¿Qué tal con ella? -dudo unos segundos en pensar si decirlo o no.

- Pienso casarme con ella.

VOLVER A TENERTE. (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora