Trabajo en equipo, cariño.

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#Marcos

Salgo mucho más que cabreado de ese salón. Me han manchado la ropa, me han hecho correr y sudar, se han reído conmigo y de mi... ¿Cómo pueden ser tan impertinentes unos simples mocósos? ¿Y mi hija? ¿Porqué no me ha hecho caso Olivia?

- ¡Arréglalo cuanto antes maldito inútil! ¡Te doy veinticuatro horas para que me llames con una solución o yo mismo me encargaré de hundirte! -escucho decir a mi padre a medida que subo las escaleras desde su despacho. Mi atención se desvía por completo hacia su conversación, ¿qué habrá pasado para que esté tan cabreado? ¿Y quién estaría al otro lado de la línea? ¿Tan importante era?

-Papá -digo pegando a la puerta y abriéndola directamente sin esperar su permiso para entrar en la sala.

- ¡Hijo! ¡Marcos! -me dice de lo más entusiasmado. Algo no va bien. Quiero decir, mi padre y yo nos llevamos mejor que hace unos años por el tema de las empresas y tal... pero nunca se ha alegrado tanto de verme. - ¿Cuándo has llegado?

- Hace casi una hora - respondo tajantemente mientras le observo recoger papeles de su escritorio como un loco. ¿Que mierda está intentando ocultar esta vez?¿Habrá vuelto a estafar?

- ¿Vienes solo? -me dice sin ni siquiera levantar la mirada del escritorio. Me quedo estático en la entrada, todavía no he avanzado un paso hacia el, ni el hacia mí. Está de pie y con los músculos tensos moviéndolo todo de un lado a otro.

-No, vengo con Mía y con Olivia. Están las dos abajo, con mamá y los niños.

- Vaya, supongo que por fin conoceré a mi nieta. Tengo muchas ganas de verla. -Por primera vez levanta la mirada para encontrarse con la mía, y al instante algo recorre mi cuerpo de la cabeza a los pies aunque no sé qué es. ¿Lo estará diciendo enserio?

- Ya... -digo dejando de lado el tema - ¿Está todo bien?

- Claro que está todo bien. ¿Porqué no iba a estarlo? - Asiento para complacerle y me doy media vuelta para largarme de esa habitación antes de que acabemos peleándonos una vez más. No quiero montar un espectáculo delante de mi mujer y mi hija. No de nuevo.

-Bien, pues me voy. Abajo está tu nieta, por si quieres conocerla. - Cierro la puerta del despacho tras de mí para dirigirme a la que siempre ha sido mi habitación. Y eso es todo... casi un mes sin ver a mi padre, y ni un abrazo, un apretón de manos, nada. Cómo siempre.

Entro en mi habitación como si nada, me alegra el hecho de que mi madre se negara a remodelarla aunque no viviese en ella. Me tiro en la cama, y mirando al techo me pregunto si habré hecho a mi hija sentirse hace un rato, igual de mal que me siento yo ahora. Igual que me he sentido siempre con él, con un padre autoritario que gritaba y castigaba por todo.

- ¡Mami para! ¡Me haces cosquillas! ¡Para! ¡Mamá! -escucho decir a Olivia entre risas. Olvido de un momento a otro toda la conversación con mi padre y me levanto rápidamente de mi cama para dirigirme hasta el baño de mi habitación.

- Bien Olivia, pues quédate quieta cielo. No es tan fácil lavarte en una ducha cuando no paras de moverte. - Me quedo en la entrada del baño mirando la escena. La primera vez que Mía y yo estuvimos juntos en este baño, hicimos de todo menos cosas buenas. Y ahora estábamos aquí, tratando de duchar a una cría llena de tierra que hacía con nosotros lo que quería.

- ¡Papá! ¡Papá! ¡Ayúdame, mamá me hace cosquillas! - La veo pasar por el lado de su madre corriendo y saliendo de la ducha para llegar hasta mí, chorreando de agua y con los pies descalzos.

- ¡Olivia te vas a caer! -grita Mía preocupada. Y con motivo, porque si yo no la llego a coger a tiempo, Olivia se hubiera dado de bruces contra el suelo.

- Eh, enana, mira por dónde andas -le digo volviendo a ponerla en pie. Ella no deja de sonreír en ningún momento, así que pongo lo mejor de mí para no reírme con ella y actuar como un padre serio. No puedo dejar que note el efecto que tiene en mí, o se acabará riendo de mí.

- ¡Pero papá yo no me quiero bañar! -dice sin dejar de reír. Olivia está tan feliz, que se me hace difícil no llenarla de besos. Miro a Mía, que está arrodillada en la entrada de la ducha con una toalla en la mano y el pelo recogido mientras nos sonríe. Mi hija no podría haber tenido una madre mejor que la suya ni aunque la buscase durante mil años.

-De eso nada, te vas a duchar aunque sea conmigo -le digo cogiéndola en brazos antes de que vuelva a escapar.

-Papá, ¡tu ropa! - hago caso omiso a las palabras de mi hija y me meto en la ducha aún vestido, no sin antes dejar el móvil en el lavabo y pasar por el lado de mi mujer, quien primero nos mira perplejos para después estallar a carcajadas.

- ¡Marcos! -me río al verle reír - ¡Estás loco!

- ¡Si papi! ¡Estás loco! -repite Olivia entre risas también.

- Pero se está duchando, se está duchando. -Mía se ríe aún más mientras se pone en pie negando con la cabeza y entonces aprovechó para tomarla del brazo y meterla en la ducha con nosotros.

- ¡¿Pero qué?! ¡Marcos te voy a matar!

-¡Mami! -miro a Olivia que está frente a nosotros riéndose a carcajadas de cómo sus padres se meten en la ducha con ropa solo para conseguir que ella se duche.

- ¡Me las vas a pagar Marcos Rodríguez Castillo! - me dice mi sexy mujer mientras me apunta directamente con el dedo. Pero qué guapa está hasta con los pelos mojados y pegados a la cara.

-Acércate a mí -le digo pegando su cuerpo al mío.

- Te odio- me responde apartando su mirada de la mía.

- Mira a tu hija que bien se lo está pasando -le digo divertido - trabajo en equipo, cielo.

- Te odio - me vuelve a decir, aunque esta vez parece no oponerse tanto a mi cercanía.

- Té quiero, será mejor que os deje ducharos tranquilas. Me iré a otro baño -digo saliéndome de la ducha todo empapado.

- ¡Adiós papi! - grita mi hija mientras la veo echarse el champú sola el el pelo. Menuda es...

-Adiós princesa.

-

VOLVER A TENERTE. (II)Where stories live. Discover now