¿Qué te parece?

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#Marcos

La miro por unos segundos fijamente. Ella y yo solos en esa casa. Solos, como tantas y tantas veces. Y encima, mi amigo Polito le dice que ni duerme en casa. Dios mío, que deje de mirarme porque no sé hasta cuándo voy a poder controlarme. Es muy difícil resistirse a ella. Pero no puedo ni quiero meter la pata con ella, así que prefiero ir poco a poco.

- Lo sé- me dice mirándome a los ojos. No cielo, no te cierres conmigo. Conmigo no, Mía.

-No te preocupes, nena. Habrá tiempo para todo. ¿Sigues queriendo el cigarro? -ella niega con la cabeza. Por lo menos ahora está sonriéndome de nuevo.

-No fumo, me estaba quedando un poco contigo. Me apetecía ver tu reacción. - Se aleja de mi riendo dejándome allí solo mientras veo como se va del salón moviendo las caderas. Me va a volver loco.

- Cielo, yo intento resistirme a ti. De verdad que lo hago. Pero me lo pones tan difícil -le digo cuando entro a su habitación. La atravieso con el cigarro en la boca y el mechero en la mano mientras observo como ella se sienta en un sillón que tiene frente al balcón. Puedo imaginármela quedándose dormida sobre él mientras ve como se pone el atardecer. Siempre le ha encantado verlo.

- Pero si no estoy haciendo nada- dice riéndose. Salgo al balcón, el cual ciertamente tiene muchas flores frescas en él.

- Me alegro de que no fumes. No te pega -digo con mi espalda apoyada en la barandilla mientras veo su reacción de indignación. Esto era exactamente lo que quería.

- Lo que no pega es darle la espalda a todo Manhattan para hablar conmigo. A cualquiera le gustaría apreciar esas vistas.

-Créeme, cualquiera preferiría las vistas que tengo yo en este momento- le digo mirándole de arriba abajo recostada sobre ese sillón rojo. Me encanta cuando se sonroja por lo que le digo, hace que me apetezca mucho más.

-Cállate-me responde riendo.

-Parece un sillón cómodo- le digo mientras ella me observa expectante expulsar el humo por la boca.

-Lo es. Cuando llegamos, apenas había muebles bonitos en el piso. Polo y yo fuimos comprándolos poco a poco hasta decorarlo todo a nuestro gusto. Cuando repartimos las habitaciones, quise esta por ese balcón. Las vistas son geniales.

-Siempre te han gustado los atardeceres -le digo apagando mi cigarrillo sin dejar de mirarla.

-Cierto. -Sé que no debo ir tan deprisa, pero sus ojos parecen estar reclamándome. -A Olivia también le gusta, hemos tenido muchas charlas en este sillón viendo el atardecer de Manhattan. Aquí dijo su primera palabra.

-¿Cuál fue?

- "Sol". No me preguntes porqué, pero fue sol.

- Es igual que tú- digo negando con la cabeza mientras sonrío. Son dos clones. A Mía siempre le había encantado el sol al amanecer, el sol al atardecer, ponerse morena, salir en días de sol, y todo lo que tuviese que ver con él.

- Ahora podemos crear muchos más recuerdos juntos. Los tres. -Tiro la colilla y la miro fijamente aún con la espalda y un brazo apoyado en la barandilla. El sol le da en la cara haciendo que sus ojos se vean más claros y yo no me aguanto más las ganas de comermela a besos.

-Te necesito. -Le digo cuando quedamos cara a cara. Pongo mis brazos a su alrededor, cada uno a un lado del sillón. Estoy tan sediento de ella.

-Marcos- susurra sobre mis labios. Eso es suficiente para mí. Me lanzo a sus labios una vez más, una de tantas y tantas, nunca me iba a cansar de esto. De sus labios con los míos , de que me bese hasta que le duelan los labios. De sus brazos rodeándome el cuello o sus manos en mi nuca.

-Me encantas- le digo entre beso y beso. Ella me acerca aún más a su cuello cogiéndome por el cuello de la camisa, lo que me da esperanzadas para tocar su piernas, sus caderas, enredar sus piernas sobre mí y levantarle en brazos del sillón.

-Marcos- gime cuando nota mi bulto presionando sobre sus partes. Si cielo, no sabes la de veces que he soñado con esto.

-Joder, Mía -Gruño cuando la dejó sobre la cama. Su cuello, me lanzo a su cuello. -No sabes cómo he echado de menos esto.

-Marcos, el monitor -dice ella de pronto. La sangre me arde. ¿Quién coño es el monitor? ¿Y qué pinta en este puto momento, joder?

- Quién cojones es el monitor Mía, te juro que le voy a partir la cara solo por estropear este momento- le digo aún con mi cabeza enterrada en su cuello. Pero la saco de inmediato cuando le oigo reír a carcajada limpia. -No es gracioso Mía, no es para nada gracioso.

-Cielo, habló del monitor que hay en la habitación de Olivia. Se ha despertado. -Miro como ella coge el cacharro que hay encima de la mesita de noche y me enseña la pantalla en la que veo como mi hija está poniéndose unos calcetines.

-Ya ha terminado la hora de su siesta, ¿cierto?- pregunta fastidiado mientras ella se vuelve a reír. ¿Como voy a bajar esto ahora?

-Lo siento -dice dándome un beso.

-Créeme, más lo siento yo -digo levantándome de la cama -¿Te importa si me doy una ducha?

-Claro que no. Si quieres puedes... puedes quedarte a dormir aquí. Te puedo dejar algo de ropa de Polo o de Matt. -La observo sin creérmelo. ¿Está hablando enserio? ¿Una noche con ella y con mi hija? ¿Sin nadie más en la casa?

-¿Estás segura?- le digo desde mi sitio mientras que ella parece un ángel sobre esa cama con sábanas blancas.

-Así Olivia y yo no nos quedamos solas- me dice poniéndome ojitos.

-No me mires así, solo Dios sabe todo lo que te hubiese hecho ya de no ser porque nuestra hija aparecerá en cualquier momento. -La veo sonreír. Que capulla.

-Bueno, no te preocupes. Podemos retomarlo donde lo dejamos esta noche. ¿Qué te parece?

VOLVER A TENERTE. (II)Where stories live. Discover now