No juegues conmigo, cielo.

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#Marcos

Observo como mi madre me deja allí con la palabra en la boca, y decido marcharme a ver a mi mujer. ¿Estará con los niños? ¿Habrá acostado a mis hermanos? ¿Y Olivia? ¿Se habrá conseguido dormir después del escándalo de hoy?
Entro en la habitación de Tomi, todo perfecto e impoluto y la cama sin deshacer. Después hago lo mismo con la de Lili, pensando que quizá Olivia y ella estén juntas. Pero tampoco es así. Hasta que llegó a mi habitación y mi mente obliga a mi cuerpo a quedarse en el sitio, saco el móvil del bolsillo trasero de mi pantalón y capturo la escena en cuestión de segundos. Mía está dormida en el centro de la cama, aún con la ropa de mi madre puesta, Olivia está abrazada a ella a un lado y Tomi al otro, mientras que mi hermana se había quedado dormida aferrada a la mano de mi hija.

- ¿Marcos? -escucho susurrar a mi mujer.

- Estoy aquí, ¿te he despertado?

- No, simplemente te he... sentido. - Sabía de lo que hablaba. Yo podía saber cuándo Mía estaba en una habitación y cuando no, sin girarme siquiera. Era como si mi cuerpo sintiese su energía, éramos imanes en busca del otro.

- Creo que no quepo por aquí- digo bromeando mientras señaló la cama.

-Llévalos a su habitación, quiero dormir contigo. - Asiento feliz mientras cojo a Tomi en mis brazos. Yo también quería estar con ella, aunque no miento si digo que creía que no iba a ser capaz de echar a mis hermanos de la cama.

- Quédate aquí, no tardó. -Dejó a cada uno en su habitación, arropados y con su beso de buenas noches, como le gusta a mi hija, y entonces me pregunto si ellos tendrán las mismas carencias que yo en lo que a mi padre respecta.

- Té quiero Marcos -me dice Lili aún lon los ojos cerrados mientras la dejo en la cama. La observo unos segundos, mi hermana es una niña tan guapa y tan buena...

-Yo te quiero más pequeña. -Y tras eso me dispongo a salir de su habitación para llegar a la mía, pero unas voces desde la planta baja llaman mi atención.

- Gracias por todo lo de esta noche, Eva. - ¿Ramón? ¿Todavía están los dos abajo?

- Sabra que para mí  no es nada. Hoy has defendido tan bien a mi hijo... -Vuelvo a ponerme en marcha y decido alejarme de esa conversación y de lo que sea que hay entre ellos dos.

- Sigues despierta - le digo a Mía cuando la veo cambiando canales en la tele. Rápidamente gira su cabeza hasta donde estoy yo, y juro que si no fuese porque tiene a mi hija de cuatro años dormida en su regazo y estamos en una casa rodeados de niños, me lanzaría a ella y no la dejaría salir hasta que me rogase parar.

- No puedo dormir sin ti. -No quiero ser un capullo, pero sus palabras han dado de lleno en mi ego, aumentándolo y aumentándolo.

- Vivir tampoco- digo giñandole el ojo. Ella me responde con una sonrisa. Joder, qué guapa es.

-Tampoco.

- Voy a buscar algún pijama, ¿quieres algo para dormir? -pregunto mientras me quito la camiseta de camino al vestidor.

-Sí, por favor. - Sé que le gusta las vistas, así que voy a disfrutar un poco de las vistas yo también y le voy a dar una camiseta... insinuante.
Me meto en el vestidor y me pongo el primer pantalón de chándal que veo, creo que eso va a ser suficiente. Pero cuando voy a cerrar el cajón del que he sacado la camiseta para Mía, me doy cuenta de que el anillo para Mía, que fui a comprar con Ryan en Nueva York, está sobre la cómoda. Brillando y siendo completamente visible para cualquiera que entre en la habitación. Espera... ¿lo habrá visto ella ya? ¿Lo habrá visto hoy? Joder, espero que no. Se lo habría notado.

-Aquí estoy nena -digo saliendo del vestidor. Pero lo único que veo en la habitación es a mi preciosa hija durmiendo como si fuese un ángel, así que me agacho para dejarle un beso antes de salir al balcón en busca de Mía. ¿Cómo podía estar tan espabilada? ¿Qué hora era?

-Aquí- escucho susurrar. Alzó mi cabeza y la veo apoyada al final del balcón, con la luna iluminando la mitad de su cara, que es lo que puedo ver desde aquí. Pero joder, qué guapa es. Es que es una tía increíble, no puedo esperar a que llegue el momento en el que sea mía. En todos los sentidos, o por lo menos en los que nos quedan.

-Estás tan guapa hoy -le susurro al oído mientras le abrazo la cintura desde atrás pegando mi cuerpo al suyo. La veo sonreír tímidamente por el rabillo del ojo, y es ahí cuando dudo que sepa algo del anillo, no estaría así conmigo.

- Tú siempre me ves guapa, porque me quieres -me dice con tono suave. Entonces le hago darse la vuelta hasta quedar cara a cara y sin ningún tipo de distancia que pueda separarnos a los dos.

- ¿Te acuerdas lo que pasó la última vez que estuvimos en este balcón? - Mi voz se ha puesto ronca de un momento a otro, y ella se acaba de morder el labio inferior. Ahora mueve su pierna disimuladamente. Y aprovecho para rozar mi mano por sus caderas, y luego bajar lentamente hasta su centro, presionando sobre la tela.

-Umm -Bingo. Esta caliente, cachonda, deseosa por más.

-No juegues conmigo cielo. Te lo voy a preguntar una vez más -digo tirando con la otra mano de su pezón. - ¿Te acuerdas lo que pasó la última vez que estuvimos en este balcón?

- Me follaste sobre este muro. -Mi amigo no tarda apenas en reaccionar al escuchar el todo de su voz. Así que me agacho un poco hasta conseguir meter mi mano por debajo de su falda, sin apartar mi mirada de la suya en ningún momento , y la subo metiendo mis dedos sin previo aviso.

-Pues adivina lo que voy a hacer ahora.

VOLVER A TENERTE. (II)Where stories live. Discover now