Capítulo 2

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E LORO NON ERANO IN REALTÀ FRATELLI
(Y ellos no eran, en realidad, hermanos)

.

Angelo y Anneliese Petrelli no eran, en realidad, hermanos.

No biológicos, al menos.

Anneliese había comenzado a darse cuenta de esto cuando cumplió once años. Cursaba el primer año de la escuela media cuando su profesora les habló sobre gestación y nacimientos. Angelo y ella estudiaban en el mismo grupo, ya que tenían la misma edad —él había nacido el 30 de Enero, y Anneliese el 03 de Junio, del mismo año—. La profesora dijo que el embarazo de un ser humano duraba nueve meses, y que una mujer debía esperar al menos un mes, luego de haber tenido un bebé, para que pudiera ser posible un nuevo embarazo, y aunque Annie no era muy buena en matemáticas, luego de escuchar a la mujer no pudo evitar hacer cuentas: Angelo era mayor que ella por diecisiete o dieciocho semanas, un total de aproximadamente cuatro meses, y si su madre debió esperar un mes antes de embarazarse, ¿eso quería decir que ella había nacido con sólo tres meses de gestación?

Le preguntó a la profesora si era posible que un bebé, con tres meses de gestación, viviera fuera del vientre de su madre, y ella le dijo: "Por supuesto que no. Un feto tan pequeño jamás lo lograría" y ni siquiera lo llamó bebé. Le dijo feto.

El sentimiento que experimentó la niña, al enfrentarse a la posibilidad de ser adoptada, era algo que le costaba describir con palabras. Hasta entonces, ella siempre había sido la niña consentida de la familia, la única hija Raffaele y Hanna, la muñequita adorada de Matteo, su hermano mayor..., y la otra mitad de Angelo.

Nunca tuvo un solo motivo para sospechar de nada. Se sintió tan confundida que se aisló durante algunos días, pero no dijo nada. De hecho, intentó olvidarlo: sus padres la amaban y Annie los adoraba a ellos, ¿qué caso tenía pensar en adopciones?

... Pero no pudo olvidarlo. Ni siquiera ignorarlo. Comenzó a fijarse en detalles, tan claros como el agua, que no había notado antes. Como sus cabellos, por ejemplo. Raffaele tenía los cabellos un poco ondulados, de color chocolate, y Hanna los tenía lacios, negros, y muy brillantes; y Matteo y Angelo tenían el pelo negro como la madre, y ligeramente rizado, como el padre, mientras que el pelo de Anneliese era dorado como el sol y se ondulaba en bucles de raíz a la punta.

La familia Petrelli era italiana. Por parte de su padre, tenía al abuelo Giovanni y a la abuela Rebecca, ambos de cabellos oscuros, al igual que sus tres hijos: Gabriella, Uriele y Raffaele. Por parte de su madre, quien era alemana, tenía a los abuelos Jason —quien ya había fallecido— y Emma, y al tío Mika, de cabellos negros, los tres. No había rubios por ningún lado.

Y claro, estaban también los ojos. Los de Raffaele eran de color chocolate, y los de Hanna grises; Matteo y Angelo habían heredado los bonitos ojos de su madre..., y Annie los tenía tan azules como el cielo despejado. Nadie más tenía ojos azules en su familia, por ningún lado.

Y luego estaba la estatura. Raffaele medía 1.92 m., Hanna alcanzaba el 1.80 m., y sus hijos varones, ya de niños, se notaba cuán altos serían, y Annie era bajita, siempre había sido la más pequeña de su grupo, y la más delgada también.

Anneliese era tan distinta a su familia, como lo era un chino de un francés.

Tenía doce años cuando, una noche, por fin se atrevió decirlo: "Creo que soy adoptada" susurró a Angelo, y él la miró durante un rato, luego la abrazó y le dijo: "Cállate". Y a Anneliese no le sorprendió en absoluto que él ya lo hubiese descubierto antes —Angelo era muy inteligente— pero sí la desconcertó que no le hubiese dicho nada: entre ellos no había secretos, ¿por qué se lo había guardado para él?

Ambrosía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora