41. Ellos.

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Abrí los ojos casi sintiendo que se me iban a salir de la impresión. Esa mujer seguía con vida y ahora aparecía aquí, con esta chica extraña. No entendí nada.

—¡Li Lou! —gritó un chico, desde alguna dirección desconocida— ¿Está todo bien?

—¡Todo bajo control, vengan! —gritó la rubia en respuesta.

Desde una parte segura del bosque, cinco chicos jóvenes llegaron junto a la desconocida y uno de ellos, la abrazo. Vi en sus almas algo extraño, pero lo ignoré.

Tomé las fuerzas  que no tenía y me levanté, no entendiendo lo que había ocurrido. Traté de acercarme a Lixue, pero no pude avanzar demasiado. Tener dos auras que me sofocaban tanto, no me permitían moverme con mucha libertad. Al oír que toque el suelo de nuevo, la mujer se acercó a mí.

—Oye tranquilo —me miró sonriendo—. Debes recuperarte primero.

La miré confundido.

—¿Quién eres tú? —pregunté mientras trataba de levantarme de nuevo— ¿Por qué vienes con esa mujer? —señalé en dirección a Lixue y aquella señora.

La chica rubia volteó a ver en la dirección que yo señalaba y se quedó así por un par de segundos. Su cara se tornó confundida, pero después sonrió de nuevo y puso sus ojos en mi.

—No tengo ni idea, no viene con nosotros.

No quise hablar más con ella, solo me centre en el extraño traje que llevaba puesto y la sofoques que su alma me provocaba, junto con la del brujo. Me quedé en el suelo, hasta que pude manejar la presión que sentía y entonces me acerque, a la señora que estaba abrazando a Lixue. Sujetándola por el hombro, la aparte de la congelada y me pare entre las dos.

—¿Zu Jung? —Lixue dijo mi nombre, viéndome como si no pasará nada, después de que no dije ni una palabra.

Su voz me trajo de vuelta a la tierra viendo aquella mirada confusa, por parte de la que decía ser su madre. Ella me miraba sin entender mi acción y era claro, porque no sabía que yo estaba enterado de todo el pasado de Lixue.

—¿Es un amigo tuyo, Lixue? —preguntó la señora, moviendo la cabeza a un lado para ver a la nombrada.

No sabía que decir o hacer, solo quería que está señora no estuviera cerca de la que fue su víctima en la niñez.

—Aléjese de ella —le ordené.

—¿Perdón? —frunciendo el ceño, la señora me habló indignada— ¿Quién eres tú para impedirme hablar con mi hija?

—No es su hija. Si lo fuera, no le habría hecho tanto daño.

Esa respuesta, causó que ella dejará de discutir conmigo y solo retrocediera un par de pasos, viéndome con horror. Abrió la boca para decir algo, pero no pudo hacerlo porque recibió un disparo de luz, en su espalda.

—Lindo reencuentro —se burló el brujo—. Pero están interrumpiendo mi labor.

—Has terminado tu labor por hoy —le respondió la chica que me había ayudado—. Creo que entendieron el mensaje, que querías darles. 

Había olvidado por completo el escenario en el que me encontraba. El brujo seguía intacto y mis compañeros, apenas se habían levantado del suelo, confundidos por todo. Ver qué sus almas mostraban incertidumbre, más la extraña combinación del grupo de desconocidos que apareció y también, el alma de esta mujer, que era diferente en algún sentido, me estaba dando dolor de cabeza.

—¿Mensaje? —preguntó entre risas, el brujo— Vine a cumplir mi misión.

—Por favor amigo —hablando con extrema confianza y con un buen plante corporal, la rubia se acercó a él—. No creo que tú sientas satisfacción al matar a ocho chicos que ni pelea pueden darte. Dales un tiempo y te divertirás más —sonrió con malicia.

Espíritu DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora