26. Unión.

46 10 106
                                    

—Me llamo Kiliam —se presentó la indígena—, y soy la protectora de esta tribu.

Cada uno de nosotros se presentó con ella y su gente. Estábamos sorprendidos de que estás personas no nos temieran por lo que somos, todo lo contrario, estaban agradecidos y felices por nuestra visita.

Y más después de que Nessie y Lixue les salvaron la vida, nos ofrecieron una ofrenda de agradecimiento. Kiliam nos invitó a su casa, donde se sentó en una silla que estaba hecha de madera y plumas de pavo real.

—Como verán —dijo ella—, estás personas están bajo mi cuidado, por lo que no puedo irme así como así. Espero que puedan darme un día, para coordinar todo y dejar a alguien al mando, mientras no estoy.

—No hay problema —le respondí—, podemos esperarte.

—Maravilloso, les prepararán una buena choza para que pasen la noche —Kiliam sonrió.

—¿No tienen miedo de nosotros? —preguntó Keira.

La guacamaya sonrió de manera cálida, negando un par de veces antes de hablar.

—Cuando yo nací y mis padres vieron la marca del dragón, pensaron que era un regalo del dios Sol y la madre tierra —soltó una leve risa—. Y lo reafirmaron cuando traje abundancia a la tribu.

Eso tiene lógica, porque es el dragón de la naturaleza, por lo que morir de hambre no es opción. Debió mejorar los cultivos y toda la agricultura de la tribu. 

—Y también por eso están un poco atrasados de manera social —concluyó Ryujin.

—Si, claro. Pero no fue porque nací como un dragón, sino porque es una ley de esta tribu. No relacionarse con el modernismo, ni permitir que extranjeros hagan parte de nosotros. Mantenemos nuestra cultura intacta.

—Si no permiten extranjeros ¿Por qué estaba el brujo aquí? —pregunté.

—Hace unos meses, una niña de nuestra comunidad enfermo de manera grave. Sus padres me insistieron en dejarla ir a una tribu vecina, y yo accedí. Volvió completamente sana y yo solo le agradecí al doctor, dejándolo pasar un par de noches con nosotros. Ante todo, no nos gusta tener deudas con nadie y agradecemos cuando recibimos ayuda, como estamos haciendo con ustedes.

—Parece que fingió ser un médico, para acercarte a ti y matarte —opinó Ryujin.

—Si no fuera por ustedes, lo hubiera logrado.

Todos estuvimos de acuerdo con ese hecho. Eso solo reafirmaba la unión que debemos tener para poder hacerle frente a este sujeto.

Kiliam y su gente fueron muy amables con nosotros. Nos ofrecieron cuánto alimento tenían: una gran variedad de frutas y verduras que yo, nunca había visto. Diversos colores, formas y sabores, despedían de una gran mesa en el suelo, donde todos comían juntos.

Éramos el centro de atención, los niños se acercaban a nosotros a preguntarnos cosas o pedían que le hiciéramos algunas demostraciones de nuestros poderes. Yo solo podía hacer llamas como si fuera un encendedor o, darle alegría a alguien, de manera repentina. 

Y yo solo pensé: ojalá todo el mundo pudiera vernos con buenos ojos, como lo hacen ellos. Encantado ayudaría a cualquiera que lo necesitaré, sin esperar nada más que la aceptación. Esa noche, pudimos sentirnos más libres, al lado de la gente que era diferente a nosotros.

🐉

Caminaba por un amplio y frondoso jardín, lleno de toda clase de plantas y flores, que ni sabía de su existencia. Estaba maravillado con todo mientras paseaba por un pasillo de arbustos, lleno de rosas.

Espíritu DragónWhere stories live. Discover now