44. Locos.

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Sabía a la perfección la razón por la que Lixue renunció, sin embargo, quería escucharlo de su propia boca, más cuando quise hacerlo alguien se me adelantó.

—¡¿Cómo que te rindes?! —expresó en un gritito, Denovan— ¡Levántate y pelea!

Lixue suspiró.

—Para atacar y defender contra este oponente, se necesita por lo menos una velocidad de ciento cinco millas por hora, es algo que no se consigue con facilidad a menos de que seas un prodigio...

—Tu eres más que un prodigio ¡eres hija de un dragón! —siguió el oscuro—, no has mostrado nada de tus habilidades, ni siquiera te has esforzado.

—Este sujeto logra unos movimientos de ciento diez millas por hora y la máxima velocidad lograda fue hecha por Bruce Lee, con ciento diez y ocho millas, en su golpe de una pulgada.

Los análisis de Lixue a veces me causaban dolor de cabeza, casi ni entendía lo que estaba diciendo justo ahora. Lo único que Denovan necesitaba saber es que simplemente no quería esforzarse más —de manera física— en un combate.

—No uses al poderoso Bruce Lee como excusa a tu flojera —dije al fin—, solo di que no quieres luchar más porque no te gusta moverte.

La congelada volteó a mirarme y asintió con la cabeza, no queriendo repetir lo que dije pero si acertando a lo que quería llegar a decir. El oscuro bufó un insulto en Irlandés, pero no le preste atención.

Yoongi había quedado en posición de ataque no esperando que ella se rindiera con tanta facilidad, ni siquiera habían pasado cinco minutos de combate y Lixue ya no quería continuar. Solo después de la breve plática, aflojó su cuerpo y se dirigió a las escaleras junto a Li Lou. Vi en su alma algo de molestia, pero no dijo nada.

—Bien, es el turno de Ryujin y Mai Li —dijo Kiliam silbando después.

Los nombrados se levantaron de su puesto y caminaron hacia el centro del coliseo, no quitando aquella mirada de orgullo, hacia el otro.

—Retrocedan —ordenó la guacamaya—. A mí señal, empiezan.

Ryujin y Mai Li no dejaban de mirarse con algo de odio, ni siquiera cuando les hablaban, desviaban aquellos ojos llenos de desafío. Una vez que Kiliam silbó, ambos sonrieron. De verdad que tenían algo en común en cuanto a personalidad.

El chico rayo no fue como los demás, apenas terminó de sonreír se lanzó contra la chica, controlando un poco la velocidad. Lo que más me sorprendió fue la rápida acción de Mai Li, que no dudo ni un segundo a la hora de defenderse. Esquivó el puño de Ryujin con el mismo ímpetu que él le dio.

Esta batalla estaba mucho mas entretenida, veía en aquellos dos la diversión y pasión a la hora de luchar. Mai Li era más seria que Ryujin, no desaprovechaba ninguna oportunidad que le permitiera estar cerca de darle un golpe.

Era seguro que el chico rayo aún no mostraba lo que quería mostrar. Guardaba la oportunidad para aumentar su velocidad, ya que yo estaba seguro de que esto era en extremo, lento para él. Sentí lastima por Mai Li, ella se esforzaba mucho para darle un golpe, sin saber que todo cambiaría en un segundo.

Y así fue, cuando la castaña logró darle un puño en la cara, Ryujin le sonrió con malicia, causando que ella lo mirara confundida. En un milisegundo —difícil de ver—, Mai Li recibió un rodillazo en el abdomen y como fue a gran velocidad, sus pies se elevaron del suelo, cayendo de espaldas.

Ryujin se acercó a ella de nuevo, pero está vez Mai Li logro esquivar la patada que iba directo a su cara. La chica lo miro con furia.

—¡Oye! Si me fracturas la nariz, no tendré compasión de ti —zanjó.

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