38. ¿Quién eres tú?

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Un solo día. Solo un día había pasado desde que descubrimos que Gael Castiel si es en realidad un doctor. Pero nada en él cuadra. Tener dos puntos de vista en dos diferentes encuentros, nos había dejado muy confundidos, sin entender qué era lo que estaba pasando en realidad.

Habíamos estado en el hotel tratando de distribuir las tareas de búsqueda, por separado, para de esa forma abarcar más el territorio. Ryujin se quedó en la habitación, frente a la computadora, tratando de buscar toda la información posible acerca de Gael. Antes de cerrar la puerta y dirigirme hacia mi destino, voltee a ver al chico rayo. Él, estaba muy concentrado mirando la pantalla, con sus ojos brillando de manera intensa. Recostado sobre el espaldar de la silla y cruzando los brazos, la computadora se movía por si sola.

Cerré la puerta y me dirigí a la zona que Nessie eligió para mí. Me sorprendía las zonas verdes que se podían apreciar en el andar, la gente también se mostraba amable al dibujar una sonrisa en mi dirección y yo les devolvía el gesto. Ese comportamiento me daba más ánimo de preguntar sobre el brujo. La verdad, dudaba de que ellos fueran controlados por él.

Me detuve al ver una especie de biblioteca,  que me llamó la atención para entrar. Todo el lugar estaba lleno de libros y revistas, pero no cualquiera, cada libro que pude ver de manera rápida, trataban de brujería.

—¿Puedo ayudarlo, joven? —escuché desde cierta distancia, la voz de una señora mayor.

 Cuando volteé en dirección a la voz, pude ver a un anciana de cabello blanquecino, un poco encorvada y con bastón que le permitía caminar sin caer, sonriendo hacía mi. 

—En realidad... —dije con duda— no estoy seguro de porque entre aquí —reí bajo. 

—Entonces fue obra del destino —respondió la señora, con encanto en su voz. 

 Los libros, pregúntale por los libros. 

 —¡Ah sí! —canté en un grito, asustando a la mujer— Lo siento. Bueno, si creo que me llaman la atención los libros ¿Por qué todos son de lo mismo? 

Al terminar mi pregunta, la anciana soltó una leve risa y negó. Con paso lento y haciendo sonar su bastón al tocar el suelo, se acercó a mí, pasándome por el lado. 

—Pensé que por lo menos habías leído el cartel de la entrada —me dijo ella, perdiendo la vista en un libro. 

—Decía "Mundo Mágico" —respondí, pensando muy bien en aquel nombre—, es un poco común para una librería, pero a simple vista no parece una librería de hechicería. 

—Puede que tengas razón —contestó la anciana, con cansancio en la voz—, pero estoy segura de que andas buscando mucho más que un libro de hechizos.

No me agrada. 

Eso no importa. Parece buena gente, si logramos sacarle información sobre Gael, no llegaremos con las manos vacías. 

 Veía su alma como la de cualquier humano. Pero si esencia irradiaba bondad y buena Fe, como una abuelita que quiere mucho a los jóvenes y los consciente demasiado. 

 —Señora, yo vine a este pueblo para buscar la verdadera identidad de alguien —confesé—. Creo que usted puede ayudarme en esa tarea. 

La anciana dejo de ojear el libro que tenía al frente y se dedicó a sostenerme la mirada por un par de segundos, sin decirme nada. Durante ese corto tiempo, me sentí algo incómodo y por el mismo impulso, solté una risita nerviosa, esperando que acabará pronto.

—¿Y de quién se trata? —preguntó ella intrigada, cerrando el libro y acercándose un poco a mí. 

—Gael Castiel. 

Espíritu DragónWhere stories live. Discover now