34. Entrenamiento.

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Miraba a Lixue de manera fija, después de terminar de indagar en sus recuerdos. Estaba impresionado, aterrado y lleno de irá por lo que vivió durante toda su vida. No tenía palabras, para decirle.

—Ya no la verás —habló primero ella.

—Supongo... —respondí ido.

La cabeza me dolía ligeramente, pero podía soportarlo. No tenía preguntas alguna hacia ella. No podía cuestionar el por qué jamás huyo de toda es gente. Así hubiera retrasado un poco más su despertar y al menos, tendría una vida tranquila, como la tuve yo. Pero las palabras no podían ser articuladas, tampoco es como si ella me diera alguna respuesta. Ya había visto sus recuerdos, lo demás tendría que dejarlo a mi propio criterio.

La admiré, hasta cierto punto. Fue muy paciente y constante con todas esas personas, incluyendo su horrenda madre. Me preguntaba que era lo que pensaba, en cada una de esas situaciones.

Si esa hubiera sido mi historia, tal vez ni estaría justo aquí, en la azotea, contemplando a Lixue, bajo un cielo nocturno despejado.

—Lo... Lo lamento —fue lo único que articule—. Lo que viviste fue muy... Malo.

Ella volteó a verme, luego de estar viendo el cielo.

—Yo no vivo en el pasado, Zu Jung —respondió—. Y tú tampoco deberías. No podrás vivir plenamente, si vives de recuerdos.

Sin embargo, ella tenía secuelas de los que vivió. Cómo el hecho de que no hable mucho o que no use sus poderes con tanta frecuencia, como lo hacen los demás. El alejarse de las personas después de huir, también era una secuela.

—Espero poder hacerlo —sonreí en su dirección—. Mientras tanto, mejor es vivir plenamente en los sueños. Ya esta tarde.

Bajamos del tejado con sigilo. Los demás ya se encontraban en su media noche, casi roncando. Me despedí de la congelada y fui a buscar mi cama, para descansar.

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—¡Bien! Hoy veremos su fuerza física —dijo animado Ryujin, creyendo ser un entrenador.

—Pensé que sería la demostración de poderes, otra vez —comentó Nessie—. No conocemos todas las habilidades de los demás.

—Es cierto, ya ni recuerdo quienes fueron que hicieron la demostración —apoyé a la azul.

—Lo dejaremos para después —insistió el rubio—. Tenemos que estar preparados de manera física también.

Escuche un par de suspiros por allí y por acá. Ryujin estaba muy emocionado por mostrar algo de sus habilidades en artes marciales. Cómo Kiliam, Denovan y él, eran los que más sabían sobre combate sin poderes, dividieron a los demás en grupos.

Lixue y Keira, serían para Ryujin. Zephir y yo, para Kiliam —la más fuerte— y Nessie, sería entrenada por Denovan. Había escuchado la discusión entre Denovan y Ryujin por combatir con Lixue, pero todo se concluyó en un piedra, papel o tijera, teniendo como vencedor al chico rayo.

Ryujin sopló el silbato, que indicaba el inicio de combate, de los tres grupos que se formaron. Miré a Zephir por un segundo, el se veía rejado y sin estrés por tener de maestra a Kiliam. Tragué saliva. Esto sería muy doloroso.

—En posición —ordenó la guacamaya.

Ni siquiera sabía cuál era la posición correcta para defenderme de cualquier ataque inminente, pero lo trate de hacer según algunas películas de acción que ví, formando los puños. Zephir se quedo allí estático, con las manos en los bolsillos y relajado.

Espíritu DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora