61. Es como yo

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Lo pensé por un momento, viendo todo mi entorno para buscar a quien habíamos olvidado y estuve así por unos cuantos segundos, hasta que recordé.

—¡Li Lou! —dije su nombre en voz alta.

¿Cómo pude olvidarme de que ella vino con nosotros? Gracias a ella fue que pudimos hacer el viaje, por lo que no debimos olvidarla, pero de este modo paso. Al parecer, tener el aumento en todas nuestras capacidades provocaba que pudiéramos hacer todo de una manera mejor.

—Se supone que debía esperarnos aquí —Zephir señaló con el dedo la tierra, indicando el lugar donde estábamos.

—¿Creen que le haya pasado algo? —preguntó Keira algo asustada.

—Creo que es más fácil que nos pase algo a nosotros que a ella —respondió Killiam con algo de sinceridad.

—Entonces hay que buscarla en la ciudad —sugirió Nessie.

—¿A qué horas vamos a encontrar a una persona en medio de una ciudad que no tiene ningún sistema de vigilancia? —Ryujin dejo ver su enojo al tener que buscar a Li Lou al modo antiguo.

—Yo sé dónde está —dijo Lixue de repente.

Todos guardamos silencio y miramos a la congelada, expectantes, esperando que nos dijera como sabía dónde estaba. Lixue pareció suspirar al tener que hablar luego de que no dijéramos nada más.

—Busque entre los pensamientos de todos y di con los de ella, está por allá —señaló alguna parte de la ciudad.

No oculté mi asombro ante la breve explicación de Lixue, cada vez más me sorprendía de sus habilidades mentales. Tenía curiosidad por conocer cuan grande es ahora que sus dragones tuvieron contacto a través del alma y esperaba descubrirlo pronto.

Caminamos de vuelta a la ciudad, siguiendo a la congelada que no parecía estar en disgusto por ir siguiendo los pensamientos de Li Lou. Mirando la concentración que la chica manejaba, me hizo preguntarme cómo sería leer lo que piensa la gente, aunque si no se controla, puede llegar a ser muy molesto.

Frenamos en seco cuando el iglú se detuvo frente a lo que parecía un lugar donde se reunían personas a pasar el rato, como un bar, pero que no estaba lleno de borrachos. En nuestra época sería un café, pero donde todos comparten con todos. Gente reía aquí y allá mientras tenían conversaciones alegres y jugaban algunos juegos de mesa en grupos. El olor a madera vieja y la alegría de las personas hacían el ambiente muy agradable.

Entre al lugar en compañía de mis amigos y de inmediato empezamos a buscar a la rubia con la mirada. Sin que nadie lo notara, use mis ojos híbridos para distinguir el particular color del alma de Li Lou, tardándome nada en encontrarla. Me dirigí hacia ella, sin embargo, me detuve a unos pasos cuando la vi.

La chica reía con escándalo en conjunto con un grupo de señoritas que parecían encantadas con su peculiar apariencia extranjera, más si se vestía como todas ellas, acorde a la época. Al parecer no perdió el tiempo mientras resolvíamos nuestros asuntos.

—¡Oh Zu Jung! —saludo ella con alegría, provocando que las demás voltearan a verme. Me sentí intimidado.

—¿Quién es este encantador joven? —preguntó una de las chicas a Li Lou.

—¿Venís del mismo lugar? —preguntó otra.

—Así es, somos del mismo lugar —respondió la rubia, viéndome de nuevo— ¿Terminaron?

—Si y no te encontramos donde acordamos —dije.

—¡Claro! Moría de aburrimiento ahí sin hacer nada, así que vine a recorrer la ciudad y me encontré con este encantador grupo de chicas. Me dieron comida, vestido y un buen rato —su manera de hablar era tan alegre, que contagiaba al instante. Hurgando en el vestido que le dieron, saco su celular y lo levantó en lo alto— ¡Foto de recuerdo! —las demás chicas parecían ya estar familiarizadas con el aparato tecnológico, lo que me hizo entender que no es la primera foto que ella decidió tomar.

Espíritu DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora