19. Convencimiento.

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Nessie y todos, quedamos pasmados ante el repentino poema que recito el Griego. Su actitud hacia nosotros tuvo un cambio drástico con solo ver a la azul.

Sin quitarle la mirada de encima y no soltando su barbilla, el chico le guiñaba coqueto, esperando alguna respuesta por parte de Nessie. Pero no fue como él esperaba.

—¡Quítame la manos de encima! —de manera brusca, la azul aparta la mano del chico, corriendo a esconderse detrás de Evan.

—Precioso acento —respondió encantado el gris.

Pensé por unos minutos, mientras todos aguardábamos silencio con cierta incomodidad por lo sucedido. Miré al chico. ¡Esta es nuestra oportunidad! 

Lo siento Nessie, pero tendré que utilizarte.

—Si vas con nosotros, la puedes ver todos los días —levanté las cejas sonriendo.

—¡Oye! —gritó la chica, aún oculta tras Evan.

Volteé a mirarla, tratando de hablarle con señas. Ella no tendrá problema con este muchacho, ya que su carácter es suficiente para espantar a cualquiera.

—Es un trato —respondió en segundos el gris, estirando su mano en mi dirección.

Estreché manos con él y ambos sonreímos.

—Mucho gustó, me llamo Zu Jung.

—Zhepir —respondió el Griego.

Por el rabillo del ojo pude ver negar a Denovan, parecía decepcionado ante la paz que se manejo y lo fácil que fue hacerle aceptar unirse a nosotros.

—Esperaba más acción —susurró.

Todos empezaron a caminar fuera de la pista de baile. 

—Te golpeare Zu Jung ¿Cómo pudiste utilizarme? —Nessie se acercó a mi, levantando un poco la voz ante el ruido de la música.

—No exageres mujer —le dijo Ryujin—. Si es un tonto, te molestará por una hora máximo.

La azul respondió con un insulto hacia Ryujin, como si le molestará mas el hecho de que su forma de ser lo cansaría en horas, más que la molestia por el repentino gustó, que mostró ante ella el Griego.

—No puedo culpar a alguien por enamorarse de mi —uso un tono orgulloso, Nessie—, soy demasiado hermosa para ser ignorada.

—Si, si. Sigue viviendo en tu país de dulce —respondió Ryujin.

—Mejor regresemos —sugirió Evan y no pude estar más de acuerdo con él.

Esta discoteca era un gran tormento para nosotros. La música a todo volumen y los gritos de las personas, te taladraban el cerebro, causando algo insoportable.

Mientras los demás dragones y Evan caminaban hacia la salida en un alegato, yo no pude evitar voltear hacia el centro de la pista de baile.

Entre la multitud, vi a una niña parada en toda la mitad, mirándome. Su cabello negro y sus ojos sin vida, me llamaban mucho la atención y más, porque no parecía importarle el resto de la gente, solo yo.

Dispuesto a acercarme, camine a paso lento, hasta que un pequeño grupo de personas que bailaban, me impidieron el paso. Cuando logré hallar otra salida, la niña había desaparecido.

Giré el cuerpo mirando a todos lados. Fue demasiado rápido como para que no la haya visto salir. Con mis sentidos, un humano normal, no pasaría desapercibido ante mi.

—¡Idiota date prisa que no tenemos toda el día! —gritó Ryujin, llamando mi atención.

—Ah si, ya voy. —confundido por lo que acababa de pasar, seguí a los demás.

Espíritu DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora