67. Adiós, amigos.

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Mi corazón estaba roto en mil pedazos, aun así, una sonrisa adornaba mi rostro mientras algunas lágrimas lograban escapar por mis mejillas. Taeyang fue desapareciendo, desvaneciéndose. Aunque estaba reviviendo su muerte por segunda vez, esta fue mucho más cálida, más sanadora. Pude pedir perdón y sanar la culpa que me consumió por no despertar a tiempo para salvarlo.

Cuando salí de mi trance, miré hacia Nessie, quien repetía mil veces no al tener en frente a Evan. A diferencia de Taeyang y yo, el brujo puso especial atención en controlar a nuestro amigo, por lo que él estaba atacando a la azul, mientras gritaba que lo matarán y esa la razón del rotundo no, de Nessie.

La chica lloraba aún sin tener sentimientos —porque yo los controlaba—. En su rostro veía la angustia inexistente de su alma. La determinación que percibí, me puso los pelos de punta. Nessie estaba dispuesta a dejarse matar.

—¡Nessie! —grité su nombre al mismo tiempo que corría a ella— Escúchame —suplique.

—¡Apártate! Si le haces daño, juró que mataré a todos —zanjó.

Evan, sin poder detenerse, suspiró.

—Ness, ya basta —su voz sonaba quebrada, lamentable—. Por favor.

Los ojos de la azul se cristalizaron aún más, pero se limpió de inmediato.

—Por mi culpa moriste, no puedo pasar por eso otra vez —su alma me gritaba que le devolviera los sentimientos. Luchaba por arrebatármelos—. Yo debí protegerte.

Akatosh me había ayudado a encarcelar los sentimientos de todos, incluyendo los míos. Eso me daba tranquilidad a la hora de pelear, porque allí estaban seguros. Sin embargo, en mí estaba liberarlos y una mala jugada podía arruinarlo todo. Yo pasé la prueba, pero mis amigos aún no podían con ello.

Miré al brujo.

El hombre sonreí de manera cínica, mirando todo como si estuviera en el cine, solo le faltaba las crispetas y gaseosa para disfrutar del espectáculo que él mismo creó. Todos mis amigos estaban con luchas de su pasado, de personas que quisieron muchísimo y que se habían ido de su lado. Los entendía más que nadie. Ninguno quería tener que vivir con la culpa de que los mataron de nuevo.

Tal vez, tenían la esperanza de que se quedarán de nuevo a su lado o de lo contrario, se dejarían matar. Todo eso lo pensaba mientras observaba todo mi entorno, sin embargo, me vi sorprendido al ver a Denovan parado frente a mí, sonriendo como lo hace Gael. Me miró por un instante y luego desvío sus ojos hacia el hombre mayor que nosotros.

El oscuro empezó a reírse a grandes carcajadas. Un corrientazo cruzó mi espina dorsal al escuchar una risa tan malvada y cínica, incluso peor que la del brujo. Pero más terror me dio su alma, con sus sentimientos encerrados en mí, pude apreciar la ira que crecía en el muchacho y un deseo de matar más grande que cualquier otro. Sus sentimientos se golpeaban contra la reja de la prisión, amenazando con destruir todo mi interior si no los liberaba.

Vi a Akatosh como guardia de la cárcel, él estaba algo preocupado por ello y sin tener que decir una palabra ya sabía lo que quería decirme.

—¿Puedes soportarlo? —pregunté preocupado.

—Aunque el brujo se alimente de los malos sentimientos, hay que recordar que Denovan puede hacer lo mismo. A este punto, tiene la oportunidad de absorber los sentimientos de todos, porque tú los tienes en un solo lugar.

—¿Quieres decir que el alma de Denovan quiere tomar los sentimientos de todos nosotros para ser más fuerte?

Al terminar mi pregunta, pude ver cómo el alma de Denovan devoró de un solo tiro los sentimientos de Ryujin, Zephir y Keira. Di un paso al frente para hacer algo, pero Akatosh me detuvo.

Espíritu DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora