68. Muestra tu verdadero poder.

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Lixue me mantuvo la mirada mientras el silencio envolvió su mundo interior. Con toda la lentitud desesperante que solo ella podía tener, se acercó a mí y me miró con detenimiento.

—Es mejor que dejes de pensar tanto y actúes más —me dijo, antes de pasar por mi lado y dirigirse a la salida—. En marcha —nos ordenó a todos.

Sabía que no debía sorprenderme el estado en el que estaba el exterior, pero fue imposible. La destrucción de gran parte de la isla, a manos de Denovan, lo convirtió todo en un escenario apocalíptico. Era de día, más el sol no estaba a la vista, apenas alcanzaban a hacer las cuatro de la tarde y aun así parecía todo en tinieblas.

Tragué saliva.

—Sigues pensando —me golpeó la cabeza Lixue.

—Perdón.

—Ve hacía Gael.

Miré a Lixue por un instante, deseándole éxito en lo que estábamos por hacer. Apartándome de ella, me dejé caer en el aire.

—¡Akatosh!

Con solo mencionar su nombre, le di el pase libre para que mi dragón saliera. Convertido en una bestia enorme, me fue fácil evadir a Denovan y llevarme al brujo antes de que el oscuro le diera el golpe final.

El chico oscuro me miro desde el suelo y vi en su mirada el peor desprecio que pudiera sentir alguna vez. No le gusto para nada que salvara a Gael, era algo que sabía incluyo cuando no estaba fuera de control. Por un momento pensé que él me diría algo, pero se quedó mudo y solo tomó un pequeño impulso, saltando hacia nosotros.

Sin embargo, a mitad de camino recibió un golpe de costado, mandándolo al suelo. En un segundo, Zaphira le había golpeado con una de sus alas y se posicionó delante de nosotros. Escuché la leve risa de Gael.

—¿Qué estás tratando de hacer, Zu Jung? —con voz quebradiza y cansada, Gael fue capaz de preguntarme algo.

—Se dice: gracias por salvarme —le contesté de forma irónica, a través de la gruesa voz de mi dragón—. Es mejor que ahorres las pocas energías que tienes para vivir.

El sujeto volvió a reír.

—No necesito que pateen mi orgullo de esta forma —y sin decir más, se zafó de mi ataque.

Chasqueé molesto por su "orgullo", aun sabiendo la posibilidad de tal respuesta.

—Akatosh —pedí de nuevo a mi dragón y él no dudo en cambiar de lugar conmigo. Con mi tamaño original, pude ubicar al brujo en menor tiempo, lo que me hizo sonreír—. No tan rápido doctorcito —dije en voz baja, seguro de que no me escucharía—. Prisión de fuego.

Gael pareció sorprendido al ser rodeado por columnas de fuego ardiente. Aunque tratara de huir, no tenía la fuerza suficiente para hacerlo sin morir en el intento. Su orgullo no alcanzaba para sacrificar su vida a cambio de un fallo intento de escapar. Caminé en el aire hasta llegar cerca de él, luego miré en dirección a Lixue, convertida en dragón. Ella descendió al lugar donde estaba Denovan.

—Por favor, ten cuidado —supliqué en voz baja. No podía hacer otra cosa más que observar.

Denovan se levantó de un salto y miró hacia mí, pero desvío sus ojos hacia la causante del golpe que recibió. Estando en la tierra, Zaphira abandonó su lugar y vi de nuevo al iglú.

—Vuelve a tus sentidos, Denovan —ordenó la chica.

—Puedes ordenar a todos Lixue, menos a mí —le respondió el oscuro—. Además, nunca antes estuve tan consciente de mis sentidos.

Espíritu DragónWhere stories live. Discover now