Preámbulo.

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Entre las grandes guerras del mundo, ocho guerreros unían sus espadas rodeados por ocho dragones letales; sus dragones. Respiraban con dificultad mientras un profundo miedo se manifestaba en el temblar de sus manos. Habían confiado en ellos, pero ahora se encontraban rodeados mirando sus filudos colmillos, listos para ser el almuerzo entre tantas heridas de guerra.

—Capitán, es nuestro fin —proclamó el menor de los guerreros bajando su espada, listo para morir.

—Están heridos, si peleamos juntos podremos vencerlos —habló el capitán en respuesta.

El capitán miró al que creyó era su buen aliado, aquella bestia imponente de colmillos más afilados que una espada, con escamas el rojo sangre formándose como una fuerte armadura, ojos que podrían hacerte perder en la locura, alas fuertes con peligrosas garras. Una bestia de tamaño sin igual, la que creyó su amiga, su familia.

La guerra del mundo le trajo dolor, miseria y un sin fin de heridas que esperaba superar si aún quedaba esperanza, creyendo que ellos podían ser su salvación más no su perdición. Sin embargo, allí estaba en frente del dragón, quien abría su boca dejando manifestar en su garganta, las llamas del mismísimo infierno.

Cerró los ojos. Se aferró al único recuerdo bueno que tendría, antes de toda esta guerra empezada a manos del hombre ansioso de poder.

—Abdón, guerrero justo y bueno —dijo de repente la bestia.

El capitán abrió los ojos sorprendido y aterrado. Desconocía la capacidad de comunicación que tenían los dragones.

—Guerreros dignos —habló para los ocho hombres—. Nuestro poder otorgamos para el bien del mundo y todo lo que en el habita. Solo aquellos que tengan el corazón puro heredaran la habilidad para acabar la guerra y traer la paz.

—Hijos de dragón nacerán, ocho dragones para ocho guerreros —los siete dragones restantes alzaron la voz junto a sus alas.

El rugido en unísono, rasgo el cielo en fragmentos, detonando un rayo sin igual, tan grande y luminoso como para alumbrar toda la tierra. Los ocho guerreros rodeados fueron alcanzados por el más fuerte destello, sumergiéndolos en un gran dolor que los hacía gritar sin hallar calma. Todo se tornó oscuro ante sus ojos, perdiendo la consciencia.

🐉

¡Hola, hola pequeños dragones! Espero que se encuentren súper bien.

Primero que todo, muchas gracias por tomarte el tiempo de leer, de verdad espero que pueda atraparte y de esta forma, me acompañes en este largo recorrido, así podemos crecer juntos.

Espero tengas un maravilloso día, y sin más preámbulos...

¡¡A leer!!

~Lya~

Espíritu DragónOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz