9. Nessie.

81 15 53
                                    

La noche llegó al poco tiempo en que Lixue y yo, nos adentramos en el bastó bosque de Quingdao. No teníamos ni idea de a dónde ir, lo único que nos preocupaba en el momento, era escapar lo más lejos posible de nuestro punto inicial. Estaba seguro que China, solo sería un puente a otro lugar.

El bosque era sombrío y con la misma forma. Ni siquiera sabíamos si andábamos en círculos, porque todo era árboles, noche y más árboles. Pero esa no era mi mayor preocupación, me aterraba el solo hecho de pensar si habían lobos en este bosque.

— ¿Alguna vez investigaste si habían animales peligrosos aquí? — parecía un chiquillo, pero no me importaba, buscaría refugio en la única persona que me acompañaba.

— No que yo recuerde — Lixue volteó a verme, inexpresiva. Soltó la mochila un minuto después, sentándose en un tronco seco —. Descansaremos aquí, parece que estás cansado.

— No estoy cansado. Estoy aterrrado que es diferente, jamás he estado en un bosque de noche — me acerqué a ella, sentándome a su lado — ¿Dormiremos a la interperie?

— No alcancé a coger una carpa, pero puedes hacer una fogata. — entendía lo que decía, con sus pocas palabras.

— Lo voy a intentar.

Levantando la palma de mi mano, la estiré contra unos palos secos en el suelo. Sacudí rápido la mano, pero no hubo ninguna señal. Ni un chispita.

Sentía la mirada que Lixue me dedicaba. Tenía esperanzas de que prendía por lo menos unos cuantos palos. Sin embargo, no funcionaba.

— Tienes que sentirlo. — me decía.

— ¡Lo estoy intentando! — respondí exaltado, después de un sin fin de intentos.

Intenté con las fuerzas que tenía. Incluso le rogué a mi dragón, pero ni una chispa salió de mi. Baje la mano con el tiempo, sintiéndome inútil al no poder hacer esto. Tener una fogata, no solo nos daría calor, sino que también nos permitiría asar algún animal, en caso de que pudiéramos casar.

— ¡Soy un inútil! — grité a la nada.

El estómago me gritaba por algo de comida y la garganta, estaba suplicante por un poco de agua.

— Toma. — Lixue estiró las pocas mantas que logramos tomar, en mi dirección.

— Abrigate también.

— Yo no siento frío. — respondió mientras creaba una lanza de hielo que salía de la palma de su mano. Cuando tuvo un tamaño decente, la quebró y me la dió. — Mastica esto, te hará engañar el estómago y te quitará la sed. Aunque te dará más frío.

Me quedé mirándola sorprendido. Aunque ella siempre parezca ser fría y no muestre emociones, ha sido la única que me ayuda. Incluso, pensó en las necesidades básicas que podía tener.

— Gracias — tomé lo que me dió, sin dejar de verla —. Sabes... No eres tan fría como tú voz — solté sin pensar.

— ¿Como... ? — se acercó un poco más a mi — ¿Como hiciste amigos?

Levanté la cejas en respuesta. Pensé que me iba a dar alguna clase de reclamación o contraataque, respecto a lo que había dicho de ella. No me esperaba esa clase de pregunta.

— ¿Eh?

— Solo tardaste una semana en hacerte amigo de todos los cursos en línea con nosotros.

Parecía que hablará como si tuviera duda de preguntar algo como eso. Tal vez, pensó que vería rara al hacer esa clase de prefuntas. Esto me hizo sonreír.

Espíritu DragónWhere stories live. Discover now