65. El poder de la decisión.

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El rostro de Gael se desfiguró al no poder predecir el hecho de que Keira apareciera bajo sus pies, convertida en Dragón. Su enorme boca salió debajo de él, abierta de par en par, lista para tragarlo sin siquiera masticar.

Todos quedamos sorprendidos de lo inesperado que fue su ataque. Keira, la chica temerosa, extremadamente tierna, inofensiva e inocente, estaba transformada en dragón y había tenido la astucia de aprovechar el ataque anterior para atacar de manera desprevenida.

El hombre saltó al aire y pareció suspenderse mientras la boca del gran dragón, similar a una serpiente, le perseguía esperando tragarlo. El rugido feroz que salía de aquel animal hacía temblar la tierra. Vi también los labios de Gael moverse con velocidad hallando una salida rápida.

Arrugué el entrecejo.

Igual que la última vez, alcance a escuchar un poco, el canto que hizo volver a Lixue a su forma humana. Lo único que podía hacer para esquivar aquella mandíbula abierta, era desaparecer su forma dragón, al menos por unos días, como con Lixue.

—Oh, no, está vez no —dije en voz alta— ¡Akatosh, ayúdame!

Yendo a mi mundo interior en un instante, le cedí el camino a mi dragón, para que él tomara el control de todo.

Transformado, vi desde donde estaba como Akatosh voló hacia nuestro enemigo, pero sin atacarlo a él, golpeó el cuello del Zhraxta alejándola del hombre, quien al ver tal acción guardó silencio al instante.

La dragona de arena lanzó un rugido hacia Akatosh, quien le respondió de la misma manera. Si no hubiera hecho eso, Keira quedaría expuesta ante el brujo y seguramente la mataría sin detenerse a pensarlo, arruinando todo.

—Vamos Keira, sé que entiendes nuestro actuar —dije para mí mismo, sin posibilidad de que ella me escuchará.

Para mi suerte, la chica pareció comprender y su dragón también. El animal movió la cabeza hacia mi dragón y él le respondió con un rugido.

—Zu Jung, atacaremos al tiempo —me comunicó mi dragón.

—¡¿Qué?! ¿Qué tienes en mente?

—No te preocupes, sé lo que tú quieres y Zhraxta hará lo que digamos, según un plan.

—¿Qué plan? —pregunté algo nervioso, juntando las dos manos para disimular el tono incrédulo que mi voz soltó por sí solo.

Akatosh guardó silencio mientras avanzaba hacia Gael, volando por el cielo. No podía evitar la sensación de vacío que mi estómago sentía al ver como el brujo levantaba las palmas hacia nosotros y hacia Keira con su dragón Zhraxta.

Contuve al aire cuando solo faltaban algunos centímetros para el gran impacto, sin embargo, de un momento a otro, Zhraxta y Akatosh ignoraron a Gael, pasándole por el lado y dejando que su ataque de luz se desperdiciara hacia un lado donde no había más que árboles cediendo ante tantos ataques indiscriminados. Por un momento perdí la noción del tiempo al quedarme viendo como las ramas y hojas de la naturaleza, se prendían en una incontrolable llamarada blanca.

Por tal distracción no pude reaccionar con tiempo cuando vi a Gael ser mandado por los aires a causa de Kelpie y Nagar, dragones de Nessie y Killiam.

—¿Tu plan fue ser el cebo? —mi pregunta con sorpresa casi terminó siendo sarcástica, pero mi idea nunca fue insultarlo y esperaba que lo entendiera.

—Es una forma rústica de decirlo, pero se podría decir que si —me respondió el animal.

Con una vista no muy nítida, volví a tomar el mando para apreciar lo que había sucedido hace unos instantes. Tragué saliva. No fue muy agradable encontrarme con dos dedos tirados por ahí. Mi vista se fue hacía Gael para ignorar lo primero que mis ojos vieron y el hombre sostenía una de sus manos en las que perdió los dedos que los dragones le arrancaron. Aunque con tremendas bestias, tan grandes como nadie podía imaginar, era aún más sorprendente que solo haya perdido dos dedos de la mano derecha.

Espíritu DragónWhere stories live. Discover now