12. Tormenta Eléctrica.

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Desperté más temprano de lo que desearía, lo que me hizo maldecir cuando di la doceava vuelta en la cama,  sin encontrar el sueño.

Me rendí ante la idea de dormir un poco más y me levanté de la cama, visitando el baño para verme presentable antes de salir de la habitación.

Arrastré los pies entre los pasillos, bajando a la cocina para beber un poco de agua. Al tomar una taza y beber el preciado líquido, ví a Evan a través de la ventana, caminando con un par de cubetas en las manos. Decidí seguirlo.

Di con él detrás de la cocina, en un camino que daba a una especie de establo, donde habían algunos animales. Él estaba agachado, ordeñando una vaca.

— Eres muy eficiente — dije a modo de saludo. Evan volteó a verme, sonriendo. 

 
— Solo hago mi trabajo — respondió sin dejar de ordeñar la vaca —. A Nes le gusta desayunar temprano. 

 
— ¿Desde cuándo cuidas de ella?

Me picaba la curiosidad. Desde que había llegado, solo lo vi recibiendo órdenes y cumpliendo con todo lo que ella pedía, sin alguna clase de protesta.

— Desde siempre — respondió él con una sonrisa —. Tal vez no lo aparenta, pero no es capaz de hacer muchas cosas. 

 
— ¿Me estás llamando inútil? — preguntó Nessie a nuestras espaldas.

Ambos volteamos a verla. Con su cabello alborotado y los ojos un poco achinados, indicaban a una chica recién levantada.

— Tú misma lo has dicho — respondió Evan entre risas.

Me tragué la carcajada ante la escena, divisando a una chica que se transformaba en monstruo en segundos.

— Reduciré tu salario si hablas así de mi, Evan — amenazó ella.   

— Si bajas más mi salario voy a renunciar y nadie cocinara para ti.   

— ¿Cómo crees? Puedo contratar a muchos chefs si quiero.   

— ¿En serio? ¿Por qué entonces no lo has hecho hasta ahora? — preguntó desafiante.

Nessie abrió la boca para responderle, pero la cerró de inmediato al no encontrar alguna idea buena para decirle a su joven mayordomo. Dió media vuelta y entró de nuevo a la casa, bufando. Desconocía la causa, pero ver a Evan con tanta confianza frente a su propio jefe, me daba a entender que ese par, llevaban mucho tiempo juntos.

— ¡Quiero mi desayuno! — gritó Nessie desde adentro.

Dando un suspiro, Evan dejo la vaca luego de tener todo un cubo lleno de leche y entró de nuevo en la casa, por la puerta de la cocina. Por mi lado, me quedé mirando al animal que tenía al lado, mientras está rumia algo de pasto.

Nunca me imaginé que terminaría en el campo, viviendo con un par de extraños en su casa lujosa, al lado del iceberg que seguía durmiendo muy tranquila en su habitación. 



🐉 



Ayudaba a lavar los platos luego de que Evan nos sirviera una gran variedad de comida como desayuno. Nessie había salido al jardín a leer un libro, mientras ocultaba la ansiedad que le daba, el hecho de que Lixue siguiera durmiendo.

Cuando vi a Lixue asomar por la cocina, estirándose para alejar la pereza, supe que un gran agujero negro devoraría todo a su paso. Me apresuré a tomar un par de platos y servirle lo que Evan le había guardado en el horno.

— Buenos días mi querida congelada ¿Gustas desayunar? — le serví algo de café.

Ella asintió, recibiendo la taza y sentándose a la mesa. Solo bastaron unos minutos para que terminara de devorar el alimento que se le había guardado. Cuando terminó, salió al jardín, siendo recibida por Nessie, que la abrazo como oso de peluche. Yo las seguí.

— ¿Dormiste bien? ¿Estaba cómoda la cama? ¿Que tal la almohada? — preguntó ansiosa la peli azul.   

— Nunca había estado tan cómoda en mi vida, gracias — respondió Lixue en un tono seco.

El rostro de la azul se iluminó cual niño viendo un país hecho de dulce. Pocas palabras por parte de Lixue bastaban para mantener a la joven contenta.

Me dispuse a caminar en su dirección, pero al ver el cielo tornarse oscuro tan de repente, me hizo detenerme a observarlo. Una tormenta eléctrica se acercaba a nuestra zona, opacando al sol. Sentí una presión en el pecho, otra vez.

Nessie se levantó de la silla en un solo salto, llamando a Evan con algo de apuro, luego me miró.

— Estás muerto Zu Jung — advirtió la chica.

Ladeé la cabeza confundido e iba a preguntar qué sucedía, pero una figura se paró frente a mi, cuando un pequeño rayo cayó a mi lado. Miré a aquel extraño, sus ojos amarillos brillaban cual farol y su cabello del mismo tono, se movía libre con el viento. Por el rayo, casi me orino de la impresión.

Su rostro mostraba enojó, como si quisiera matarme, pero era un completo extraño para mí. Parecía asiático, sus ojos de almendra me lo confirmaron. Era un dragón, tenía nuestras características, además, su cuerpo, emanaban pequeños rayos eléctricos. No había pie ni cabeza para pasarlo por humano.

— No sabía que albergabas basura, Nessie — habló de repente el chico, con una voz gruesa y asentó japonés.   

Espíritu DragónWhere stories live. Discover now