53. Mundo interior.

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A pesar de que estaba a punto de morir de cansancio, no pude dormir en casi toda la noche. Lo que Denovan me había mostrado, pasaba en mi mente una y otra vez sin detenerse, por lo que no podía conciliar el sueño. El grito de todos mis hermanos dragones al momento de morir a manos del brujo, grandes, chicos, jóvenes y bebés que ni siquiera podían caminar, habían sido víctimas de este horrible destino.

No lo comprendes ahora Zu Jung, pero llegará el día en que si puedas hacerlo.

¿Cuándo será eso? Me siento cansado y tú lo sabes más que yo. No puedo comprender como hiciste un pacto tan cruel, con los demás dragones.

No somos dioses, no podemos saber el futuro y lo que vendría, pero la maldad en el hombre es algo que jamás dejará de existir.

Pero están pagando inocentes ¿No crees que soy inocente también? Incluso más que yo sabes que no sería capaz de hacerle daño a nadie y que ahora sí lo he causado, es porque las circunstancias me han llevado a hacerlo. Algo que provocaste tu y los de tu especie.

La codicia trae consigo una ola de destructiva que se lleva  todo lo que se deje. En este caso, se condenó a muchos por ello.

Suspiré con las palabras de mi dragón. No podía entenderlo así me tratará de explicar. No entendía cómo podía permitir que muchos murieran por solo una generación que tuvo codicia y deseó tener más de lo que ya se le había concedido.

Cuando menos lo pensé, ya era de día y me encontraba viendo a mi iglú, aún dormida. Está vez, Lixue era mitad dragón y mitad humana: su cabello no se definía entre blanco y negro, al igual que las escamas que adornaban nuestra piel.

Incliné mi brazo hacia ella y le acaricie el cabello, queriendo que estuviera despierta al menos para que me escuchará y así no sentirme tan solo. Quien creería que alguien tan callada como Lixue, dejará un gran vacío cuando no está consiente.

Luego de charlas con ella —aunque no respondiera—, baje a la cocina y preparé el desayuno para todos, dejando servido en la mesa. Como fui el primero en levantarme, salí al jardín a entrenar por mi cuenta, tratando de despejar mi mente y apaciguar mi alma. Sin darme cuenta, había hecho un desastre en el jardín, que ahora parecía el escenario de una película de terror, debido al fuego.

—Supongo que así me veía hace un tiempo —dijo alguien a mis espaldas.

Deteniendo una bola de fuego que estaba a punto de liberar, giré hacia la persona que me habló. Era Nessie.

—Son situaciones distintas —respondí un poco cortante.

—¿Sigues enfadado con nosotros?

—No creo que enfadado sea la palabra correcta, pero supongo que sí.

—Tenemos ideales distintos. Nosotros queremos matarlo y tú quieres salvarlo.

—Mas que salvarlo, quiero saber quién es en realidad y siento que de esa forma también nos salvaríamos a nosotros mismos.

La azul llenó sus mejillas de aire y luego me miró fijo, suspirando. Clavó sus ojos Zafiro en mí, haciéndome sentir un poco incomodo. 

—Zu Jung, a veces ser demasiado bondadoso y bueno, termina perjudicando tu vida a tal punto de rayar en el no razonamiento y estupidez.

—No valdría la pena si termino preso de mi propia conciencia, Nessie.

—Eres mi amigo Zu, sin importar si piensas diferente o no. Sabes que quiero matarlo porque él se llevó a la persona que más me importaba en el mundo. No puedo perdonarlo, no puedo olvidar.

Espíritu DragónWhere stories live. Discover now