CAPÍTULO UNO

80.2K 6.3K 4.2K
                                    

CUANDO LA CACA TE EXPLOTA EN LA CABEZA 



Hogar, dulce, dulce..., pero dulce hogar.

Cierro los ojos con fuerza y aspiro el olor a encierro del lugar, si, se que por ahora se ve un poco feo, pero estoy segura de que con un toque de mi estilo y los conocimientos de Isabella en decoración de interiores, quedará como nuevo.

—¿Dónde pongo esto? —Pregunta Mika, cargando dos enormes cajas en sus brazos.

—Por allá, por fis —respondo, con una sonrisa.

Bueno, como siempre, se preguntaran que demonios está pasando, pues..., recapitulemos:


El muy mierdas de Pierce me abandonó.

No hay una manera suave de decirlo, se fue como el cobarde que es por que no supo manejar la mierda que estaba pasando entre nosotros y de eso hace ya una semana, un día y doce horas.

Y no, no es como si estuviera contando, para nada.

La cuestión es que cuando me desperté esa mañana y él no estaba allí, ni siquiera me molesto, porque en cierta manera lo esperaba, esperaba que la cagara así y luego, cuando pasaron las horas, los días, las semanas..., simplemente deje de esperar.

¿Pero saben qué fue lo mejor? Ah, no se lo esperan para nada, lo mejor fue que al otro día sin embargo me levanté para ir a trabajar, me dije que tal vez Pierce había tenido que irse porque tenia trabajo que hacer y no quería despertarme.

Ilusa Minerva, siempre te pasas de mamona.

La cuestión es que llegue a mi trabajo y Tronchatoro estaba esperándome en la puerta, en verdad, deberían haberla visto, observándome con una sonrisa retadora en su feo y arrugado rostro, con su impoluto traje de vestir negro y los brazos cruzados sobre su pecho.

Nada más verme llegar —porque no, siquiera me dejó entrar al restaurante—, me tendió un papel, y sinceramente tardé unos cuantos segundos en tender lo que decía dicho papel.

Estaba despedida.

Tenía de hecho un cheque firmado por Pierce a mi nombre.

No habían perdido el puto tiempo.

—¿Qué...? ¿Qué está pasando? —Pregunte, confundida.

—Está pasando que su comportamiento de anoche fue inaceptable, señorita Wilson, por lo tanto el señor Greco tomó la decisión de prescindir de tus servicios, que en mi opinión, es la acertada.

—Necesito hablar con él —susurre, con la voz conmocionada.

—No podrá ser posible —dijo ella, negando con la cabeza.

—¿Por qué? —Pregunte, perdiendo un poco la paciencia. —Tiene que haber un error, él no puede haberme hecho esto —susurre al final.

No después de lo que habíamos pasado anoche, de todas las promesas que nos susurramos en la oscuridad. Que a ver, que si, que tal vez me pase con lo que le hice a la perra de Layla, pero...,  sabia que seguramente se había asustado por todo lo que había pasado, por lo que ambos habíamos sentido, pero demonios, no podía hacer esto, simplemente no podía.

En ese mismo instante fue que Isa apareció, luciendo culpable como la mierda.

—Trate de llamarte... —fue lo primero que dijo en mi dirección.

Pecado con sabor a caramelo. LIBRO 2Where stories live. Discover now