CAPÍTULO CINCUENTA Y OCHO (PTE DOS)

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Okey, de ahora en más, solo voy a pedirles que confíen en mí, en lo que sea que pase en la historia, solo disfrutenlo y POR LO QUE MÁS QUIERAN, ahorrense los comentarios de: "la historia no va a ningún lado" en verdad se los agradecería.


PERDER LOS MIEDOS Y ABRAZAR ESO QUE QUIERO


Pierce se da cuenta de que estoy mirando a alguien detrás mío y cuando se gira, suelta por lo bajo un: —Ay no, ahí viene la loca.

Me reiría si no estuviera tan cabreada con él.

Y con Dean, que mira para todos lados, nervioso, pero sin dejar de seguir a Rebecca.

La odio, carajo.

—Okey Douce, sé que lo haces, pero por favor, no armemos un espectáculo aquí.

—No te pongas de su puto lado, joder —amenazo.

Pierce levanta las manos y me sonríe: —Siempre de tu lado, más ahora que hicimos lo nuestro oficial.

—No hicimos nada oficial —me quejo. —Y bajo ningún concepto he aceptado un carajo.

—No es que tengas que aceptarlo —dice en mi oído—, es algo que simplemente es.

—No me hagas cabrear más —amenazo.

Y en ese momento llega Dean con su prometida.

Él me mira fijamente, sin decir una sola palabra, no corro la misma suerte con Rebecca.

—Minerva, ¿verdad? —Pregunta, con una sonrisa de lo más condescendiente en el rostro.

Aprieto los labios con fuerza, obligándome a mí misma a no decir nada que me muero por ganas de decir, pero que mandaría todo aún más al carajo.

Asiento con una mueca que pretende ser una sonrisa, mientras que los ojos de Rebecca se clavan en la mano de Pierce, que acaba de pasarla por mi cintura para acercarme a su lado.

—¿Ustedes están juntos? —Agrega.

Sé que Pierce tiene la intención de responder porque lo escucho tomar aire para hablar, pero me le adelanto.

—Y eso seria de tu incumbencia, ¿por qué...?

Su cuerpo se endurece de repente, recibiendo el golpe que acabo de mandarle y entonces se endereza y cruzándose de brazos, pregunta: —No lo se, tal vez porque sigues enviándole mensajes a mi prometido, me encantaría que te detengas y superes de una vez lo que sea que haya pasado entre ustedes, pero teniendo en cuenta la clase de persona que eres... —murmura con una mueca condescendiente, mirando de reojo la mano de Pierce envuelta a mi alrededor.

Por segunda vez. 

Agarrenme que la mato.

—Veras... —respondo y si no pego mi rostro al de ella, es porque la mano en mi cintura no me lo permite—, hice muchas más cosas que intercambiar unos inocentes mensajes con tu prometido.

—Puta —sisea ella.

—Rebecca —dice de inmediato Dean, tomándola del brazo para sacarla de allí.

La mueca de victoria no me la saca nadie cuando veo que él la frenó a ella y no a mi.

—Mantente alejada de Dean —dice, señalándome con un dedo—, no me conoces un carajo, no eres más que una arrastrada.

Pecado con sabor a caramelo. LIBRO 2Where stories live. Discover now