CAPÍTULO CINCUENTA Y DOS

40.7K 3.6K 1K
                                    

CIERRA LA BOCA Y RECÓRREME COMO UN RÍO




—Vamos a fumar hierba —murmuro Isa, mirándome fijamente de una manera que hacía que tuviera que aguantarme mucho la risa.

Asentí, solo porque en momentos así, a Isa no podías contradecirla.

—Seguro —respondí, aceptando el trago que me tendía Dean.

Hacía un rato habíamos llegado del antro, pero era demasiado temprano para irse a dormir, sin contar que las vistas desde las ventanas de la casita del agua eran hermosas.

—Yo compre hierba, Mine —dice entonces ella en voz baja, como si fuera un secreto, algo así como ilegal.

—Si sabes que aquí es legal, ¿no? —Pregunte también en voz baja.

—Si, pero en América es ilegal —respondió ella, sin dejar de hablar en voz baja, aunque Pierce y Dean estuvieran sentados a nuestro lado y pudieran escuchar todo.

Supongo que estaba de más decir cual de las dos iba más peda.

—Okey Isa, fumemos hierba —murmure, asintiendo y dándole un trago a mi bebida observándola con seriedad, solo porque ella lo hacía.

—No se armar —dijo entonces, mientras rebusca en la cartera una bolsita que contenía la hierba y los papelillos para armarla.

Lo pone todo sobre la mesa ratona y los cuatros nos quedamos allí, simplemente observándola.

Creo que todos vamos un poco pedos porque nos quedamos de esa manera unos cuantos segundos sin reaccionar.

—Busca en YouTube —murmura Isa, codeándome.

Hago lo que me dice, pero entonces Pierce me quita el teléfono y cierra la aplicación.

—No vamos a armar un puto porro con instrucciones de YouTube.

—Bueno, ¿y entonces? —Pregunto.

—Dean, ármalo tú —dice Pierce.

Dean, el pobre, solo suspira y se pone a armarlo.

Se le cae la mitad del contenido en los primeros cinco segundos.

—A ver, quita... —se refunfuña Pierce, intentando él.

—¿Cómo es que no sepan armar un porro? —Se queja mi amiga.

—Xander es quien siempre arma —responde Pierce y entonces se tensa.

Yo por mi parte hago lo mismo y miro a mi amiga, esperando por una reacción, pero ella simplemente rueda los ojos y dice: —No es como si no pudieran nombrarlo nunca más, ¿saben? Ya lo tengo superado.

Nadie dice nada y la tensión flota en el aire, hasta que de repente: —En el video dice que debes chupar el papelillo para que se pegue —murmura Dean.

Largo una carcajada, no puedo evitarlo, pero es que sin que nadie se diera cuenta, se había puesto a mirar un video en el teléfono.

Pierce rueda los ojos, pero le hace caso, antes de que Isa comience a murmurar por lo bajo una cancioncita que se me hace conocida, y entonces conecta su teléfono al parlante y la inconfundible voz de Snoop Dogg comienza a sonar.

«¿Y que si nos emborrachamos?»

«¿Y qué si fumamos hierba?»

«Solo nos estamos divirtiendo»

Pecado con sabor a caramelo. LIBRO 2Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt